Capítulo 11. Jordan Watyger

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-Pudiste ser más amable, el pobre se quedó desilusionado. El realmente pensó que tenía una oportunidad contigo.- me respondió Kendall mientras subíamos a mi departamento.

-Era eso o darle más ilusiones. Tengo novio, ¿lo recuerdas?.- dije sacando mis llaves y poniéndolas en el picaporte.

Cuando entramos al departamento, Aristóteles estaba viendo un partido de fútbol en el televisor. Kendall se tiró en el sillón arrojando todas las bolsas al suelo. Por suerte, sólo había recorrido un par de tiendas más hasta que ella misma se agotó, y pudimos regresar a casa.

-Deberías estar orgulloso de tu chico, Córcega. Hoy técnicamente le escupió en la cara a un chuco muy lindo.- dijo Kendall haciendo que Ari frunciera el ceño.

-¿De qué hablas?-preguntó curioso.

-Estábamos tomando café, y unos chicos se acercaron a coquetear. Sólo faltaba que Temo le escribiera un enorme cartel con la palabra "NO". Fuiste muy malvado.- dijo esa última parte para mí.

Ari se acercó hacía donde yo estaba y besó tiernamente mi mejilla.

-¿Es verdad?.- preguntó.

-No fue nada. Simplemente le dije amablemente que tenía novio.

-¿Amablemente? Mi trasero.- Kendall explotó en risas, al igual que Ari.

-Nunca volveré a ir de compras  contigo, Kendall. Es oficial.- dije rodando los ojos.

-Hablando de eso, el chico nunca canceló su invitación a la fiesta. Podemos ir aún.- recordó Kendall, sin perder la oportunidad de ir a una fiesta.

-Le dije que llevaría a mi novio.

-A mi me encantaría ir a demostrarle lo apuesto que es tu novio.- comentó Ari sin dejar de depositar besos en mi mejilla.

-Es un plan entonces. Volveré a ver a Derek, ese chico estaba realmente guapo.- comentó, sacando su teléfono de su bolso.

-¿Tu quieres ir? Digo, si no quieres ir a la fiesta del idiota, está bien por mi. Puedo dejar la testosterona a un lado.

-No, no importa. Ya le dejé en claro que tengo un novio increíble, no hay de qué preocuparse.

Kendall se fue una hora más tarde. Ari y yo tuvimos que ayudarla a bajar todas las bolsas que había traído con ella, debido a que si bajaba sola podría haber caído por las escaleras con bolsas y todo.

Y aquí estábamos ahora, viendo una película de James Bod, que habíamos visto millones de veces juntos. No había logrado hablar con Kendall en toda la tarde, y necesitaba decirle a alguien que tenían en mente.

-Voy a tratar de contactar con mi padre. Mi verdadero padre.- dije haciendo que Ari se volteara sorprendido. Puso el televisor en forma de silencio y me miró.

-Oh... ¿estás seguro? Digo, ni siquiera lo conoces.

-Sí. Necesito cerrar esa parte de mi vida para poder estar completamente tranquilo.

Y tal vez necesito que mi propio padre sepa de mí. Sepa por lo menos que existo. Sepa que tuvo un hijo el cual nunca conoció. Ari sabía que yo estaba informada de cuál era su nombre. Le había mostrado la carta camino a la ciudad en el avión.

-Sabes que estaré contigo siempre. Cual sea tu decisión. - dijo dándome un apretón en la mano que sostenía.

-Gracias.- dije y besé suavemente sus labios.

{...}

Abrí mi ordenador en medio de la noche, Ari estaba durmiendo a mi lado, tenía su brazo alrededor de mi cintura. Abrí el navegador cuando estuvo listo. El buscador de Google apareció en mi pantalla, tecleé lo más rápido que pude el nombre de mi padre.

"Jordan Watyger"

Miles de recortes de diarios aparecieron. En las imágenes, aparecía siempre el mismo señor pero con diferentes atuendos. La mayoría de ellos, elegantes, acompañado siempre de mujeres jóvenes en vestidos largos.

Según uno de los recortes, era un empresario muy adinerado, quien tenía una de las más grandes empresas del país a su poder. Uno de los solteros más codiciados. Eso hacía las cosas más sencillas, no iba a ver tanto drama si llegaba a contactar con él.

Entré a la página web de su empresa, el número de su departamento de Relaciones Humanas estaba ahí. Tomé mi teléfono y guardé su número ahí.

Regresé a las fotos y examiné una muy de cerca. Tenía su sonrisa y sus ojos. El hombre era muy apuesto, muy apuesto para tener sus aproximadamente treinta y cinco años. En todas las fotos diferentes mujeres lo acompañaban. ¿Por qué una persona iba a querer vivir toda su vida sólo y acompañado de dinero? Me sentí tan vacío con sólo pensarlo.

Cerré el ordenador, y lo dejé en el suelo. Recosté mi cabeza sobre el pecho desnudo de Ari.

No sabía que esperar. No todos los días descubres que tu padre es el empresario soltero más codiciado del país entero.

Promesas de amor (Aristemo)Where stories live. Discover now