-Creo que ahora es nuestro turno.- susurró Ari en mi oido apenas salimos de la cocina.
Él estaba sentado en el sofá, mientras Sean estaba concentrado jugando tenia en el Wii. En cuanto se dio cuenta de que estábamos ahí, dejó el mando de la consola en la mesa de centro. Me dedicó una sonrisa de oreja a oreja y me abrazó apartando a Ari.
-Siempre he querido tener un sobrino. Y debido a lo amargado que es mi hermano, pensé que no iba a existir mujer lo suficientemente valiente como para tener algo más con él que un acostón de una sola noche. Sin ofender, hermano. - dijo esto último sonriendole burlonamente a Jordan.
-Como sea, ellos realmente no quieren pasar tiempo contigo, Sean.- dijo Jordan sentándose en el enorme sofá negro de la sala.- Dudo que alguien quiera.
-Eso e bullying, Jordan. Le voy a decir a mamá.- Jordan le viró los ojos y lo ignoró.
Ari volvió a posar su mano sobre mi cintura, atrayéndome más a su cuerpo. Aún teníamos cosas que hablar él y yo, a solas. Entrelacé mis dedos con los de él y le di un fuerte apretón.
-Gracias por traernos, Jordan. Tenemos que irnos.- dije.
-De acuerdo.- se levantó del sofá dejando el periódico que tenía en la mesa de centro.- Vamos.
Salimos de la mansión, llamó al hombre gigante que iba vestido de negro, sólo con una seña con la mano. Le indicó que nos debía llevar de vuelta a la escuela a Ari y a mí, para que recogiéramos nuestro auto, y que se asegurara de que llegáramos sanos y salvos a nuestro departamento.
El musculoso hombre asintió con la cabeza y abrió la puerta del Range Rover negro, permitiéndonos entrar. Manejaba a una velocidad prudente, ni muy lento como una abuela, ni muy rápido como Jordan.
Esta vez me dio tiempo de memorizar y apreciar el camino, estaba muy alejado de la ciudad. Ahora entiendo porque tomamos una de las carreteras. Estábamos tan lejos, que podía oler a bosque, que probablemente estaba a pocos kilómetros de donde estábamos.
A Jordan aún le faltaba contarme a qué se había referido con "la verdad completa" ya que aún no lo había hecho. Y la curiosidad me estaba matando, porque tenía muchísimas versiones que creaba antes de irme a la cama durante unos días.
-Estamos aquí, estamos en casa. Nuestra casa.- susurró Ari en mi oido.
[...]
Realmente estaba fuera de forma.
Me di cuenta de eso cuando terminé exhausto después de haber dado la quinta vuelta alrededor del campo de fútbol. Bueno, en realidad sólo fueron tres. Las otras dos comencé a caminar mientras movía mis brazos para que el profesor pensara que estaba corriendo, cosa que hacía cada clase.
Me arrepentía totalmente de no haber seguido a Kendall a las inscripciones del club de animadores. A pesar de que la molestaba todo el tiempo diciéndole que dar piruetas en el aire no era un verdadero deporte.- aunque pensaba lo contrario, ya que ni en un millón de años iba a poder hacer eso.- seguro era menos agotador que correr con los rayos de sol en tu cara.
Ari me dedicó una sonrisa de oreja a oreja, cada vez que se encontraba con mi mirada, mientras hacía abdominales en el campo de futbol.
Le había prometido no ocultarle nada, por más malo y bueno que sea, tenía que decirle. Y realmente él tenía razón. No sé cómo me sentiría si él aún siguiese viendo con cualquiera de sus ex, pero estoy seguro que no me gustaría mucho.
Zack era un capítulo que tenía que cerrar, porque aunque duela no podía seguir siendo su amigo y estando con Ari al mismo tiempo.
No cuando antes mi mejor amigo era Ari y Zack mi novio, y la situación era ahora al inverso. Ari era mi novio y Zack había estado postulando por el puesto de mi mejor amigo. No iba a funcionar.
-¡Córcega, deja de mirar a tu novio o correrás diez vueltas más hoy! - le gritó el entrenador, haciendo que todo el equipo de fútbol estallara en risas.
Me reí y le di un sorbo largo a mi botella de agua, tratando de controlar la resequedad de mi garganta que ardía. Recogí mi bolso del suelo y estaba a punto de irme a los vestidores cuando Elena se detuvo delante de mí y enfrente de la única puerta de entrada a los vestidores.
-¿Qué quieres? .- pregunté directamente.
-¿Las perras ya no saben saludar? ¿Tu mami no te enseño eso?
Estaba a punto de perder el control, tan cerca de rebajarme a su nivel y empezar a tirar de sus cabellos. Pero respiré. Lentamente. Unas tres veces antes de volver a hablar.
-Muévete de mi camino, Elena. Tengo mejores cosas que hacer que conversar contigo.
-Me imagino, atender a uno de tus clientes es una, ¿verdad? Él hombre rico que vino ayer a la escuela, vi como te subías a su auto. ¿Un cliente bueno?
-Dímelo tú, tú eres la que está en ese negocio, no yo.
Ella se rió, con su estúpida risa que sólo hacía que el que la escuchase, no volviera a escuchar nunca más. Se acercó más a mi. Eramos exactamente del mismo tamaño, así que verla directamente a los ojos y retarla con la mirada no era un problema.
-Vas a pagar muy caro, Cuahutémoc. Nadie se mete conmigo. Te voy a dar donde más te duele, lo de tu madre sólo ha sido el comienzo.
-¿Ah si? Yo también he escuchado muchas cosas acerca de ti, Elena ¿Dónde está tu padre? Si lo sigues viendo, claro. ¿Te ha llamado por lo menos? Después que descubriste que tu madre era la otra, y que tu padre ya tenía una familia formada en otro lugar.
-Púdrete.- musculló.
-Ambos podemos jugar el mismo juego.
-Hijo de puta...
La palma de su mano golpeó fuertemente mi mejilla inesperadamente, porque no esperaba que perdiera el control tan rápidamente.
Antes de que pudiera hacer o decir algo, unos brazos me atraparon subiéndome a su espalda.
¿Qué demonios?
-Bájame, Aristóteles. La voy a poner en su lugar, te juro que lo voy a hacer.
No me había dado cuenta que todo el equipo de fútbol nos estaba rodeando. También pude ver la sonrisa triunfante en el rostro de Elena. Argh, sólo quería que Ari me bajara y me dejara darle lo que se merece.
-Ella me pegó.- renegué.
-Lo sé. Pero no voy a dejar que te metas en problemas por ella. Tu no. ¿De acuerdo? Ahora deja de darme golpes por toda la espalda y tranquilízate. Ella no merece nada de tu tiempo, Bubbles.
-Estoy segura que valgo la pena, Córcega. Puedo enseñártelo.- dijo ella con su estúpida voz chillona.
Tuvo la cara de decirlo enfrente mío, justo cuando me estaba calmando.
Pero Ari ni siquiera se molestó en responder, se estaba dedicando a depositar delicados besos en mi cuello, sabiendo que eso era más que suficiente para distraerme.
-Eso es para lo único que sirves, Elena. Para la cama. Para nada más.- dijo Jackson, uno de los chicos del equipo.
Había perdido a su novia por enredarse con ella hace unos meses, él estaba ebrio y ella aprovechó esa desventaja en él y se le tiró encima semidesnuda. Las fotos salieron solas, y una donde ella salía aparentemente desnuda a horcajadas sobre él, besándolo por todo el cuerpo no era algo muy bonito.
Elena soltó un amargado bufido.
-Sólo espera, Cuahutémoc. Ya veras.- amenazó antes de desaparecer por la puerta de la salida.
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Promesas de amor (Aristemo)
RomanceSegunda temporada de "Red de mentiras" "¿Eres lo suficientemente fuerte para soportar la verdad?" Temo acaba de descubrir que su vida ha estado llena de mentiras desde antes de haber nacido. No todos los días te enteras que tu supuesto verdadero pad...