Cerré fuertemente la puerta metálica del baño de la escuela, poniéndole seguro, mientras me deslizaba por ella sentándome en el suelo. Las lágrimas comenzaron a caer, haciendo que ese nudo en la garganta dejara de torturarme tanto. Doblé mis rodillas y abracé mis piernas, apoyando mi mejilla sobre estas.
No había llorado en frente de ellos, porque no les iba a dar ese gusto simplemente. Sólo quería hacerme invisible en este momento, para poder dejar la escuela sin que nadie se diera cuenta.
No me avergonzaba para nada lo que mi mamá era, porque la amaba. Y ella había cometido errores, que si no había juzgado nadie en el mundo tenía derecho a hacerlo. Eso no era lo que me dolía, lo que verdaderamente dolía, era que ellos tenían una parte de mí. La parte más sensible de mí.
El seguro de la puerta hizo click, y la puerta se abrió al instante empujándome.
Sin darme si quiera cuenta de quien era, sus brazos rodearon mi cuerpo, atrapándome en un fuerte abrazo. Lloré encima del hombro del desconocido, dejando salir todo. Deseando fuertemente que todo esto sea una pesadilla, y deseando nunca haber conocido a Elena.
-Todo está bien, amor. Puedes llorar.- su voz era ronca, más ronca de lo normal. Me aparté de él, escapándome de su abrazo.
Zack estaba enfrente mío, sin soltar su agarre sobre mi cintura. Esto no estaba bien, por más que necesitara a alguien en este momento, Zack no era el indicado.
-Necesito...- antes de que pueda terminar la oración, Kendall entró al baño cerrando la puerta a a sus espaldas y golpeando su cuerpo contra el mío para darme un muy fuerte abrazo.
-Puedo hacer morir de todas las formas posibles a esa perra, Temo. Sólo tienes que escoger tu favorita. Esto no se va a quedar así, te lo juro.
-Te quiero, Kendall.- murmuré entre lágrimas.
-Te quiero también a ti, tonto. Mejores amigos, ¿recuerdas? Aunque a veces te olvides de que existo. Yo votaría por la opción de contratar a alguien para dejarla calva, ¿tú que dices?
Sonreí con mucho esfuerzo.
Zack seguía mirándome fijamente, apoyado en los lavamanos. Kendall notó lo incómodo que estaba, y me guiñó un ojo disimuladamente.
-Zack, ¿por qué no llamas a los gemelos Estoy segura que ellos son los únicos que pueden levantarle el ánimo en este momento.- le indicó Kendall, él sólo asintió con la cabeza abandonando el baño.
-Gracias.
-Zack recorrió toda la escuela buscando al conserje para conseguir las llaves del baño cuando se enteró que estabas encerrado aquí. Ese hombre sigue sintiendo cosas muy fuertes por ti, Temo.
-No sabía que era él cuando entró, pensé que era... Ari.
-Hablando del rey de roma, ¿dónde está? ¿No debería estar aquí contigo?- cuestionó Kendall.
Levanté mis hombros, mientras cruzaba mis brazos por encima de mi pecho.
-Él está molesto conmigo, y lo entiendo, entiendo que no quiera hablarme ahora...
-No, Temo. Es en las buenas y en las malas, él no puede sólo no venir a ver por lo menos como estás sólo porque está enojado contigo.- Liberó un suspiro de frustración.- lo voy a buscar, y le voy a aclarar unas cuantas cosas. No puede hacer el papel de doncella enojada, y simplemente abandonarte.
-Probablemente él no sabe de la carta, yo...
-Toda la escuela sabe lo de la carta. Alguien tiene que dejar en su lugar a ese muchacho. Y voy a ser yo. Ahora vuelvo, ¿vas a estar bien?
Asentí con la cabeza, ella se levantó del suelo y abandonó la habitación.
Pasó sólo un segundo cuando la puerta se volvió a abrir, los gemelos entraron al baño al mismo tiempo con la sonrisa más grande que he visto en toda mi vida.
Ambos se pusieron de rodillas en el suelo, y me abrazaron al mismo tiempo. Les devolví el abrazo, pero después de un minuto entero tenía todo el cuerpo adormecido gracias al abrazo.
-Okey, es suficiente.- dije tratando de escaparme de ellos.
-Nunca vas a tener suficiente de mis brazos, créeme.- dijo Bruno riéndose. Adrián rodó sus ojos dándole un empujón a su hermano.
-Gracias por estar aquí.- les dije.
-¿Bromeas? Y que conste que estábamos buscándote por toda la escuela antes de que tu príncipe encantador inglés se apareciera.
-El hombre está sufriendo.- comentó Adrián con una media sonrisa.
-¿Dónde está mi hermano?- preguntó Bruno frunciendo el ceño fuertemente.
-No lo sé.- respondí.- Él... no ha venido.
Ambos me volvieron a abrazar al mismo tiempo, pero mucho más despacio. Deben estar sincronizados porque ambos suspiraron al mismo tiempo. Gemelos.
-¿Me das permiso para patearle el trasero a mi hermano por ser un imbécil?- preguntó Adrián haciéndome reír.
-No vas a ser sólo tú, créeme.- dijo Bruno.
-Kendall se está encargando de eso.
-Buena suerte, hermano. Kendall es... Kendall. Estoy seguro que ahora le está dando una buena patada en el culo por ser un completo idiota.
-Él está enojado conmigo, no es realmente su culpa.- comenté.- Le oculté algo, y él se enojó mucho conmigo.
-Cuando amas mucho a alguien, olvidas hasta porque te enojaste con esa persona si te necesita. Es simplemente eso.
-Eres muy cursi, Adrián. Voy a vomitar aquí mismo.- le respondió Bruno después de la frase romántica que acababa de decir Adrián.
-El sólo volvió a rodar sus ojos y volvió a darle un empujón, pero está vez más fuerte a su hermano. Estoy seguro que repetían esa escena el 110% del día.
La campana, que marcaba el inicio del siguiente periodo y el fin del almuerzo sonó por toda la escuela.
El infierno iba a comenzar.
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Promesas de amor (Aristemo)
RomanceSegunda temporada de "Red de mentiras" "¿Eres lo suficientemente fuerte para soportar la verdad?" Temo acaba de descubrir que su vida ha estado llena de mentiras desde antes de haber nacido. No todos los días te enteras que tu supuesto verdadero pad...