La única excepción

Multimedia: Paramore — The only exception.

Helena no es esto.

Me digo a mi misma una vez que tomo asiento en la tumba donde se encuentra enterrada ella. En la cripta se encuentran varias flores secas de la jacaranda que se encuentra al lado de su cripta. El morado le da un color alegre al lugar, en compañía de todos los árboles que se encuentran en el cementerio.

Los cerros se pueden apreciar mucho mejor en medio de este lugar. Con toda la calma que lo caracteriza. Con toda la nostalgia que da estando en estos lugares.

Vuelvo a recordarme que Helena no es esto. No es la que se encuentra varios metros de mí. Ella es aquella mujer que siempre estuvo conmigo, que nunca me dejó sola. Aquella que se acordó de mi —al igual que se acordó de su nieta —en sus últimos momentos. Era aquella mujer llena de vida que amaba la música y que por sobre todo amaba causar controversia entre las mujeres.

¿Entonces por qué es tan difícil hacer esto? ¿Por qué no puedo verla más allá del epitafio? ¿Más allá de la losa de concreto que cubre su cuerpo? ¿Será igual de difícil cuando me encuentre en la tumba de mis padres?

Cierro los ojos mientras me abrazo, tratando de recordar los momentos que viví con ella. Las clases de guitarra que me daba por las tardes, las películas que veía en su compañía, las "peleas" que tenía con Ian todo el tiempo.

—Hoy salí por primera vez desde que pasó todo este caos —le digo sin abrir los ojos. No quiero que la imagen que tengo en la cabeza desaparezca al abrirlos. Y tampoco quiero toparme con la expresión de susto de algún visitante al verme hablando sola —. Y como ves que fui a caer en el templo. Porque lo cierto es que me encontraba muy mal. Y entonces apareció Felipe en mi campo de visión. Él me ha ayudado mucho, solo que aún me falta la parte más difícil —mi cuerpo se estremece al pensar en la cripta de mis progenitores, la cual se encuentra al otro extremo del panteón —. ¿Pero sabes que fue lo que me motivó a venir aquí? Fuiste tú —sonrío sin querer al recordar a aquella chica que se encontraba cantando afuera de la iglesia —. Fue con la canción que a diario cantabas. Mi libre canción.

Helena siempre cantaba esa canción cuando yo llegaba a visitarla. De primero lo dejaba pasar, pero con el pasó de los meses me extrañó que siempre cantara esa canción. Si no la cantaba, la pedía en la estación de radio local con la voz de Laura Pausini y Juanes. Con más curiosidad que un gato, me atreví a preguntarle sobre esa canción, temiendo que me dijera algo como; que chingados te importa eso a ti. Pero fue todo lo contrario.

Esa canción le recordaba en los tiempos en los que decidió no tomar los hábitos. Ella no era de Ajijic, pertenecía a una ciudad vecina, donde todos eran moralmente estrictos en sus tiempos, ya que en ese entonces la ciudad no era más que un pueblo. Helena llegó a entablar plática con un chico que trabajaba cerca de su escuela. Él se encontraba en silla de ruedas, debido a su condición paralitica.

Ella siempre lo veía en secreto, cada día más enamorada y cada día mas convencida de que su vocación no era estar encerrada en un convento. Ellos sabían que la situación iba a ser difícil, pero nunca se imaginaron cuánto. Ya que él murió antes de que pudieran decirle juntos la noticia de su relación. Aunque eso nunca la detuvo para aventurarse a lo desconocido. Cuando escuchó esa canción muchos años después, decidió que esa iba a ser su canción. Sin importar los años que hubieran pasado.

—Quiero darte las gracias por la carta que me dejaste —sonrío al recordar los momentos que pasé con Becca de viaje. El Gran Cañón y en como los recuerdos se fueron acumulando uno por uno —. Me ayudó muchísimo. Pero el asunto es que sigo atascada donde mismo, Helena. Y temo que mis decisiones futuras sean irrevocables —muerdo con fuerza mi labio inferior provocando que sangre, con tal de no llorar —. ¿Qué puede hacerse cuando se inicia por el mismo punto de partida?