Estaba tomando el bus de regreso a mi acogedor y pequeño departamento, había usado todo el día y la noche en estar con mi padre después de su perdida, bailar para el me hizo sentir completa y saber que mi madre no había sido totalmente indiferente a mi ausencia me hacía sentir un poco querida después de tantos años.
Cuando llegue a la ciudad estaba agotada, había sido el peor cumpleaños de todos los tiempo, creo, hasta que mi celular sonó, había enviado un mensaje a Lucas y Darcy para decirles lo que había pasado y que no estaba de ánimos para fiestas ni nada, también un mensaje para Liam agradeciendo su comprensión, ahora me llamaba.
- Hola - dije sin ninguna pisca de ánimo
- Hola preciosa, ¿Como estás? - estaba caminando por la ciudad sin lugar al que ir realmente
- Estoy...no sé cómo estoy, bien, mal, cansada, hambrienta, triste - suspiré- todo al mismo tiempo
- ¿Donde estas ahora? - mire a mi alrededor
- Cerca de mi departamento, ya me falta poco, estoy por unos locales de comida, voy a pasar a comer
- Espérame - dijo y colgó
Me quedé en una banca que estaba en la plaza cerca de ahí y lo vi llegar, se veía como una persona normal y apesar de eso no se cuántas chicas voltearon a verlo, ese cabello desordenado, estaba usando una camisa negra y unos jeans ajustados, lo cubría por encima una chaqueta hasta la rodilla café oscuro, cómo lo hacía para verse tan sexy en lo que fuera, maldito.
- Charlotte - se dejó caer a mi lado y me abrazó - ha tenido que ser un día difícil
- Más o menos - dije mientras le correspondía el abrazo - ahora estoy mejor
- Me alegra - beso mi frente y no apartó sus brazos, ¿Era egoísta de mi parte querer quedarme así con el? Para siempre, bajo el cielo nocturno lleno de estrellas, el aire frío golpeando en mis mejillas y desordenando su cabello pero entre sus brazos sentía que el frío era lo correcto - lamento que que haya arruinado tu cumpleaños
- Está bien - no está totalmente arruinado - no me importa...
- Suponía que dirías algo como eso - uno de sus brazos se alejó de mi pero el otro quedó reposando en mi hombro - ten - acerco una pequeña caja a mis manos - feliz cumpleaños...
Abrí la caja con un suspiro en mi garganta, era una pulsera preciosa dorada con distintos dijes, una bailarina muy pequeña, unas zapatillas, una C y lo que parecía una corona de princesa pequeña con una joya en su interior.
- Es preciosa...- suspiré con una gran sonrisa y sentía mis mejillas sonrojadas, tomo la pulsera de mis manos y la coloco en mi muñeca derecha, mantuve mis ojos en sus manos cuando tomo las mías.
- Como tú...- mis ojos buscaron los suyos y podía sentir mis mejillas aún sonrojadas, sus manos acunaron mi rostro y cuando comenzamos acercanos cerré los ojos, sentí sus labios besando los míos, mi corazón no cabía en mi pecho, que felicidad más grande me inundaba ahora en sus brazos y con su calor.
Antes de poder darme cuenta estábamos en la puerta de mi departamento con sus manos en mi muslo, la otra quitándome la ropa, las mías hacían algo similar, con una le desordenaba el cabello mientras que con la otra le quitaba su hermoso abrigo que ahora era una molestia, toda la ropa lo era, más rápido, quería sentir su piel, sus labios estaban en mi cuello, no dejaban de besarme y dejar chupetones, sentía como chupaba cada uno de ellos y dejaba rastros.
Cuando alfin pude admirar su descubierto pecho me sentí completa, el era mío, por esta noche al menos el sería solo mío.
Alcanzamos a llegar a la cama, yo estaba solo en ropa interior, el tenía aún sus pantalones puestos, saco un condón de sus pantalones, y yo negué con la cabeza.
- Solo por esta noche...- nuestros ojos se encontraron, Liam con una sonrisa que nunca había visto llena de calidez como la de un joven, asintió
Comenzó a rozar mi entrada con su dureza, yo solo gemía por la anticipación, el mordía su labio inferior, que sexy, que hermoso, tome su rostro y lo acerque al mío, lo bese con todo el amor que deseaba darle y que en el fondo sabía no sería correspondido, el me besaba entonces lo sentí entrar en mi, solté un jadeo en sus labios.
- Más, más, dame más de ti - el no dejó de besarme.
Su cuerpo sobre el mío, mis piernas envueltas en su cintura, no quería que se alejara de mi ni un centímetro, el soltaba pequeños suspiros de placer que solo me enloquecía más, lo abrace por el cuello y él abrazo mi espalda, me llevo sobre el, estaba sentado y yo me movía sobre el, quería que sintiera todo el placer que podía darle, que solo yo podría darle, no podía decirle, no te cases, no busques a otras mujeres, yo estoy aquí, tómame a mi, eligeme a mi, te amo Liam, te amo, por favor ámame.
Esas palabras jamás saldrían de mis labios.
Desperté en la mañana con la luz del sol en mi rostro, cuando creí que sería una mañana irritante vi a mi lado a lo único que cambiaría esta idea, Liam seguía durmiendo junto a mi, su cabello desordenado, sus ojos cerrados con una pincelada de rosa pálido en sus párpados y en sus labios rojos como los de una rosa, deje de admirarlo y muy suavemente me levanté de la cama, me cubrí con una bata de polar blanca que tenía en mi habitación y fui a la cocina, tome mi cabello en una coleta alta y prepare café, estuve un rato en la cocina preparando pan tostado y colocando las cosas sobre la mesa tipo isla de la cocina, sentí unos brazos abrazándome por la espalda y no pude evitar sonreír.
- Buenos días - su voz eran tan ronca y floja que me provoco ternura
- Buenos días, el desayuno está listo, si es que quieres acompañarme - hubo silencio por unos momentos para después verlo sentándose en una de las sillas altas de la mesa con una sonrisa que le devolví.
Disfrute el desayuno en su compañía, había pasado tiempo desde que pude desayunar con alguien, es agradable.
Nos dimos una ducha juntos, que por supuesto termino en una orquesta de gemidos y jadeos incesantes, está vez me lo había hecho de frente, con una sola pierna levantada y con todo el peso de mi cuerpo sobre el mientras nos dejaba de moverse, aún me preguntaba cómo es que tenía siempre tanta energía, aunque no me quejaba.
Me puse el uniforme, una camisa negra con botones dorados, una falda gris oscuro hasta el ombligo y que me llegaba hasta 2 centímetros sobre la rodilla, sobre eso una chaqueta de vestir a juego con la falda y unos tacones negros, había cepillado mi cabello y lo ate en una trenza.
Íbamos en su auto camino a su casa para cambiarse la ropa, yo me quedé en el auto en lo que hacía eso, tome mi celular, tenía muchos mensajes de Lucas, ¿Cómo estás? ¿Estas bien? Llámame ¿Fuiste a verlo?
No sabía cómo responder a ninguna de esas preguntas asique solo envié un mensaje diciendo que a pesar de que todo era raro yo estaba bien. Liam se había tardado 5 minutos en estar listo, que envidia, traía un traje gris muy elegante y la corbata la tenia en la mano, en la entrada aún me hizo una señal para que me bajara.- ¿Que sucede? - dije mientras caminabamos hacia el otro y encontrándonos a medio camino
- Atala para mí - me dio la corbata, suspiré, a veces de verdad se comportaba de manera muy infantil, lo hice, rodee el cuello de su camisa con la corbata ordenando cada detalle y haciendo un nudo, termine sacudiendo el traje en los hombros
- Listo - el sonreía.
Estos últimos días había sonreído bastante, me gustaba, ver su sonrisa me hacía el día más llevadero y agradable.
Mientras íbamos en el auto camino al trabajo yo revisaba la tablet organizando su horario del día, otra vez tenía una reservación para un restaurante a la hora de almuerzo, para 3 personas. Lo celos son la cosa más rara que hay, puedes sentirlo hacia amigos o amantes, el problema es que Liam y yo no somos nada, creo que ni siquiera alcanzo el nivel de amante en su tabla, no que me molestara, ya me habían rechazado una vez, no quería que volviera a pasar aunque las palabras de Darcy rondaban mi cabeza "qué es una vida sin desamor para enseñarte lo bello que es cuando es el correcto y cuando es correspondió", pero según mi elección de hombre pareciera que siempre elegía a los que sabía no me iban a corresponder, comienzo a pensar que tal vez soy sadomasoquista o algo así.
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Amantes en el trabajo
RomanceDespués de que sus sueños de ser bailarina se derrumbaron a sus pies y sin nadie en el mundo, más que su amigo de la infancia, Charlotte se enfrasca en el mundo laboral aguantando a su, según ella abusivo jefe y las insinuaciones de sus compañeros p...