Capítulo 1: El duelo

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– Nevra 

Seguía tumbado, en medio del suelo frío de piedra de esa cueva infernal. Tenía un dolor muy grande en el pecho, me dolía el corazón, el alma.

Mis lágrimas no dejaban de rodar por mis mejillas y lo único que hacía era aferrarme a ese suelo donde ella había estado unos instantes antes.

Su olor seguía en el aire, me atravesaba las fosas nasales como cuchillos ardientes, me dolía respirar su aroma, pero a la vez me hacía falta sentirla de nuevo. Apretaba en mi puño el anillo que me había regalado antes de partir a esta maldición.

¿Por qué lo ha hecho? ¿Por qué se ha sacrificado de esta forma?

– ¡¡¿Por qué?!! – propiné un grito casi gutural sin dejar de golpear el suelo una y otra vez.

Sentía la expectación y la tristeza de mis compañeros. Ninguno se atrevía a acercarse a mí. Todos lloraban en silencio la ausencia de mi compañera, de la mujer de mi vida, de mi ausencia.

Sentí como alguien se agachaba a mi lado y su mano temblorosa tomaba uno de mis hombros.

– Nevra...– la voz de Miiko hizo eco en la estancia  Vamos...

– No...– dije en un murmullo – Me quiero morir aquí...Con ella...

– Nevra...Ya la oíste...debes...Ella...– suspiró – Volverá...

– ¿Volver? – le miré lleno de tristeza y odio – Has visto cómo ha muerto y desaparecido en mis brazos... Ella no volverá...

– Bueno... Al menos...Salgamos de aquí...este lugar es doloroso para ti, para todos.

Muy a mi pesar me levante lentamente, observando la estancia. Observé el cuerpo inerte de Bamet y el cuerpo desmayado de todos los demás.

Valkyon rebuscó entre las pertenecías de Bamet y encontró una caja, dentro de ella había un sinfín de corazones, la caja fue hechizada para que su interior fuera más grande que su apariencia exterior.

– Hablaré con la guarida...Pediré que lleven a estos hombres al templo y ahí veremos qué hacemos con ellos y sus corazones...– rompió el nuevo silencio que se había creado Huang Hua.

Valkyon se acercó a Lance y lo cargó, no iba a dejar que nadie más llevará a su hermano.

Miraba la escena, desolado, volví a mirar el lugar donde ella había estado antes... ¿Por qué no se quedó su cuerpo? Al menos así hubiera podido darle un digno entierro...Dejarla en un lugar donde había sido feliz... Bajo el sauce... Nuestro lugar...

Llevé mis manos a mi rostro, me dolía hasta respirar. El dolor de mi interior era realmente grande. Algo me había advertido que iba a pasar esto, que iba a pasar algo muy grande... Siempre supe que se iría, pero nunca estuve preparado para esto...

Sentí el brazo de Ezarel en mi hombro, su mirada también transmitía pena y tristeza, a pesar de su comportamiento con ella, él siempre la había apreciado como una compañera más a la que querer y proteger.

Salimos en silencio de la estancia. Me sentía sin fuerzas de nada. Solo quería encerrarme en alguna habitación y dejarme morir, quedarme ahí, ir a buscarla, estar con ella, sea donde sea que estuviera.

El orbe se había destruido, parte de la energía maligna que se encontraba en su interior había desaparecido, pero... ¿A qué coste?

El camino hacia el templo fue pesado, angosto, triste, desolado. Nadie hablaba, nadie decía nada. El silencio se había convertido en nuestro amigo y aliado.

Fragmentos de nuestro mundo [Libro 2][Eldarya][Nevra][editándola]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora