capitulo 16

62 5 2
                                    

Los personajes no me pertenecen son propiedad de la sensei Rumiko Takahashi.

pido una gran disculpa por cualquier error ortográfico que pueda tener.

La chica observaba como tras unos minutos de silencio su acompañante perdía el brillo en sus ojos, era como si algo empañara sus sentimientos, la peliazul trataba de descifrar que era lo que ocurría, era verdad que no se conocían del todo pero aquel gesto era inconfundible, algo malo se acercaba y ella lo presentía, el muchacho movía sus labios tratando de hablar pero su garganta no emitía ningún sonido, sus manos sudaban mientras las empuñaba con fuerza, tratando de acumular el mayor valor posible, Akane que no era la reencarnación de la paciencia decidió hablar.

-Ranma sea, lo que sea dímelo ¡ya! No soporto verte nervioso, ¿Qué tan malo puede ser? – en realidad la chica no entendía por que Ranma se encontraba en ese estado, que acaso aquello seria el fin del mundo, el apocalipsis zombie o algo parecido, le enternecía un poco el ver la conducta del azabache, tan infantil, como cuando un pequeño necesita confesar que rompió el florero favorito de su madre.

El joven de trenzado cabello suspiro sonoramente, se maldecía así mismo por su nerviosismo frente a esa mujer, la cual era protagonista de sus sueños, como era posible que temblara cual hoja de papel, que acaso no era él, el mejor artista marcial, el gran Ranma Saotome, hombre entre hombres, ni siquiera los más fieros combates lo hacían retroceder, ningún adversario por más grande y musculoso que fuera lo hacia titubear, jamás en su vida había estado tan nervioso, ni mucho menos había experimentado el miedo ante nada, ni nadie, pero con esa pequeña mujer, de hermoso cabello azulado le temblaban las piernas, no era miedo era pánico al rechazo absoluto de ella.

¿Qué pasaría con su vida si ella lo rechazaba? no podría vivir, desde que la vio por primera vez en aquel antro quedo estupefacto ante la belleza de la chica, cuando estuvieron en aquel cuarto de hotel se sintió en el cielo, al poder saborear la tersa piel de porcelana, sabía que al contacto con ella se convertiría en adicto a su sedosa tez, el trato día a día entre ellos dos había fortalecido mas esos sentimientos, le encantaba hacerla enojar, esa manera tan salvaje y poco habitual le gustaba, no era igual a las demás, eso era un hecho le fascinaba que el encanto Saotome no surtiera efecto en ella como en las demás mujeres.

Lo único que ahora sabía perfectamente es que, por esa mujer sería capaz de hacer cualquier cosa, lucharía por ella con todos los que quisieran separarlos, jamás permitiría que lo alejaran de su bello tormento, trago saliva y saco el poco aire que había en sus pulmones, armándose de valor para poder articular alguna palabra sensata.

- Tienes razón Kane discúlpame, pero lo que te diré es algo muy delicado para ambos y más para mí – se acercó lentamente a la chica, tomo sus manos con delicadeza, sintió esa sensación de electricidad correr por su cuerpo como siempre que la tocaba, pego las manos en su pecho tratando de transmitir todo el amor posible, quería que la pequeña mujer fuera capaz de sentir como latía su desbocado corazón, en un auto reflejo cerro los ojos esperando que la chica quitara sus manos para propinarle en fuerte golpe por atrevido, espero unos segundos el duro impacto, pero nada paso, abrió uno de sus ojos lentamente para evaluar la situación y lo que presencio lo cautivo, sus ojos se abrieron por completo para encontrarse con una Akane ruborizada, que lo observaba esperando que el diera el primer paso, sus miradas se encontraron, ese choque fue tan mágico, tan cargado de energía, de atracción, los iris del azabache delineaban con parsimonia los rasgos de la mujer frente a él, quería grabar cada uno de sus rasgos en su memoria, deseaba tener una foto mental de ese momento, sus enormes y expresivos ojos color chocolate, su brillo, la pequeña nariz que adoraba al momento de hacer esas muecas de disgusto, le encantaba como arrugaba esa parte del rostro parecía un pequeño conejillo salvaje, sus mejillas en ese momento tan rosadas por su presencia y su contacto, sus delgadas y delineadas cejas que enmarcaban a la perfección su rostro, el flequillo cayendo en su frente. La miraba azulada del azabache se fijó en los carnosos y rojizos labios de la muchacha, esos labios que moría por saborear de nuevo, quería sentir su tersura y suavidad chocar con los suyos, deseaba sentir la calidez de esa pequeña boca de nuevo, las manos de Ranma se posicionaron a los costados del femenino rostro de la chica, acariciando sus mejillas, palpando su rostro, delineando con sus dedos pulgares los labios de la chica, el alto joven sonrió complacido con el contacto, eran tan suaves como los recordaba, moría por devorarlos, sería la misma sensación en su forma masculina, en ese momento su mente le jugaba sucio y hacia su ego crecer, una voz dentro de él, le decía que aquella pequeña cavidad fue creada especialmente para él, y solo para él, nadie más tendría derecho de disfrutar de ella, ese era un elixir hecho especialmente para su deleite, se mordió el labios inferior y tuvo que hacer uso de su mayor autocontrol para no besarla.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 26, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Pasión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora