13: Plática

1.5K 200 11
                                    

Pasaron unas semanas donde volví a casa. Pero parecía más un guardia privado de Leston que cualquier otra cosa. Siempre me llamaba para que le llevara el desayuno cuando iba por las mañanas, en las tardes lo acompañaba de compras y de vez en cuando me regalaba una camiseta que me gustaba, lo tenía que aceptar a regañadientes ya que él insistía demasiado.

Siempre le recordaba que no gastara en cosas innecesarias, pero al parecer nunca me presta atención. Al final, era Sam y yo quienes cargábamos con sus compras pesadas y esperando más de tres horas en una sola tienda.

Y así fueron las últimas dos semanas en que Leston estaba muy ocupado en lo que viene siendo un viaje, donde claramente tengo que ir con él. Yo, cargando con ropa nueva para "estrenar" en el viaje. Pero a mi me preocupaba más el hecho de que no sé cuanto tiempo estaremos allá, quizás hasta pasemos meses fuera del país.

—Solo iremos a ver a un amigo que está por presentar una de sus obras de arte, es un pintor bastante famoso por allá–me explicaba mientras guardaba algunas cosas en sus cajones de ropa.

—Y yo solo digo que tengo que estar acá antes de Halloween, Leston-le recordé.

Él rió levemente para voltearse a verme.

Últimamente tiene una sonrisa pequeña cuando hablamos, algo extraña, pero en él se ve adorable.

—Promete que volveremos antes–dije suave, colocando una de mis manos sobre su mejilla.

Asintió sin alejarse.

Me miraba a los ojos, vibrante.

A veces olvido el porqué estoy acá.

—Sam irá con nosotros, más que nada para cuidarnos, los franceses pueden ser algo intensos-me informó mientras su mano se movía lentamente hacia donde estaba mi otra mano desocupada.

Pensar que nos iremos a Francia dentro de dos días, solos. Me pone un tanto ansioso y nervioso. No sé si compartiremos cama, habitación o si quiera el mismo edificio.

Solo sé que no nos hemos besado desde la vez en el baño, cuando me limpiaba la sangre de la nariz. Fueron unas tres o cuatro semanas de aquello, pero ver que su actitud era más relajada y me sonreía más que de vez en cuando, me llenaba de ganas de tomarlo entre mis brazos y descargar mi amor en él.

De cualquier manera.

Y suena mal, pero mi deseo hacia él aumentaba cada día que le miraba, tocaba o escuchaba.

—Hoy tengo una junta de empresarios con mi padre–me decía mientras su mano tocaba la mía–, y quiero que vayas.

Tenerlo frente a mí, así, me pone los pelos de punta, pero por los escalofríos. Su voz tan suave y fina, una voz perfecta para él.

—Claro, no sé a qué iré–reí–, pero está bien.

Me acerqué y besé su mejilla sonoramente, pero también manera dulce y lenta. Y de esa misma manera, me fui alejando, pero él giró su rostro lentamente para conectar nuestras miradas a una corta distancia.

—¿Solo iremos a una presentación de arte?-pregunté mientras me iba alejando un poco más.

—Si quieres, podemos ir a otros sitios, incluso podemos viajar a otro sitio si te apetece—dijo todo muy rápido, me sorprendió que no se enredara la lengua—¿Venencia?, dicen que es muy lindo pasear en esos botes y podemos también ir a comer a Roma, o ir a Berlín, ahí hay muchos restaurantes veganos y  dulces muy ricos...

Hablaba muy rápido que me terminé por perder en todo lo que decía, pero notaba que estaba nervioso, ya que ni siquiera me miraba directamente. Así que tomé su rostro con ambas manos, haciéndolo mirarme. Ahí se calló de golpe para quedarse mirando mis ojos y  yo los suyos.

Dulce dominante |Omegaverse| {Gay} #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora