Mis ojos estaban centrados en aquella mirada de color gris.
—¿Tú rompiste el florero de Má?—pregunté seriamente.
—No—respondió mi hermana menor.
Sus pupilas se agrandaron.
—¡Estás mintiendo!—la señalé.
—¡No es verdad!—apartó mi dedo para mirar al umbral de la puerta—¡Má, yo no fui!
Sus ojos comenzaron a cristalizarse.
—No me vengas con manipulaciones, jovencita—regañó mi madre Lorren con enojo.
Kiara, mi hermana menor, de tan solo siete años, había roto el florero de Má. Y ahora nos damos cuenta que está tomando una personalidad manipuladora.
—Kiara, estás castigada por dos semanas sin video juegos, sin caramelos y sin derecho al control remoto—sentenció mi madre Bonett.
Má la miró con un poco de arrepentimiento y algo de duda.
—Cariño—habló hacia su esposa—, ¿no crees que es mucho?
—Para nada, y que agradezca que no le quité su fin de semana con sus amigas en ese taller de danza—levantó su mano para luego irse de la habitación.
—¿Por qué me delataste?—me miró.
—Yo ya pasé por esto de los castigos, Kiara—la miré con pena ante su berrinche—, pero la diferencia es que yo no sé mentir y terminaba diciendo la verdad.
Ella me miró de reojo mientras jugaba con sus manos.
Llegó Salomé, mi hermana de diez años, con un jugo en sus manos.
—Kiara es pésima mintiendo—rió mi hermana mientras encendía el televisor.
—¿En serio crees que es bueno mentir?—la miré con repulsión.
—Tienes veinticuatro años y, ¿no conoces las mentiras blancas?—se burló.
—Las mentiras, son mentiras—llegó Tanya, una de las gemelas de catorce años.
Y detrás de ella salió Esther, la otra gemela, pero más burlona.
—Da igual si son blandas o no—bebió una soda que traía con ella.
—Dije blancas—corrigió Salomé.
—Lo que sea—rodeó los ojos para luego sentarse en el sofá junto a Tanya.
Parecía que nadie me escuchaba, excepto Esther y Tanya.
Me paré del suelo, donde estaba sentado junto a Kiara, y me fui del salón, donde mis cuatro hermanas veían dibujos animados. Yo me dispuse a buscar a mi hermanito.
Debería prepararme para ir a la universidad antes. Es mi último año de universidad, y me ha costado mucho pagarme la mitad de la carrera, por solo tener la mitad de la beca.
En mi habitación siempre hay cuadros sin terminar, el suelo cubierto por una alfombra transparente para no ensuciar el piso con pintura. Mis lápices de carbón cuando quiero hacer sombreados y cosas más realistas. Mi cama siempre intacta, casi nunca puedo meterme debajo de las tapas para dormir, normalmente me tiro encima y me duermo al instante.
—Haize—veo a mi madre Bonett caminando por el pasillo largo de la casa hacia a mí.
—Mamá, ¿dónde está Dante?—pregunté algo confundido.
—Está con Má en jardín—señala detrás de ella. Yo asiento—¿no deberías alistarte para la universidad? ¿o estás considerando eso del trabajo en la ciudad?
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Dulce dominante |Omegaverse| {Gay} #1
Ficción GeneralHaize quiere el amor y paz mundial, las buenas palabras y la amabilidad, el respeto y solidaridad. Leston quiere comprar todo, vivir mimado como siempre y disfrutar de ser superior gracias a sus padres. Haize no quiere ser el Alfa de Leston, ya que...