Pasaron unos cuatro días y en mi correo llegó un mensaje de que tendría que ir a la supuesta entrevista personal el Viernes a las seis de la tarde.
Cuando por fin llegó el día, me daba algo de vergüenza ir con el mismo traje, así que tomé algo de dinero que tenía ahorrado y fui a comprar una corbata y camisa de diferente color.
Me sentía un poco mal por hacer esto, pero las personas que probablemente me contraten son de mucho dinero, trabajan con muchas empresas y hacen comercio internacional. Necesito impresionarlos.
Finalmente llegué, después de una hora en ir y esperar a que me llamen, solo habían cuatro alfas en la sala y todos se veían muy intimidantes. Fui el último, todos se quedaban esperando la decisión final en la sala de espera.
Me sentía nervioso, además podía oler a caramelo. Un dulce olor me estaba poniendo ansioso, queriendo saber de dónde proviene.
Al entrar, había un sillón color violeta y otro color burdeo.
Me senté en el violeta al ver que en el burdeo estaba sentado un chico. Los sillones estaban colocados uno en frente del otro, por lo que al sentarme vi a un chico de facciones delicadas y bastante joven. Pude sentir que el olor a caramelo era muy fuerte aquí. Pero habían dos personas en la habitación.
Frente a mí estaba el chico y al fondo de la habitacion, estaba en otro sillón un chico igualmente, más alto por lo que pude deducir de sus piernas largas, cabello ondulado y, por la escasa luz, algo oscuro.
—¿Haize Brandell?—escuché la voz del chico, una voz blanda y fría a la vez.
—Así es.
Yo solo me quise limitar a contestar preguntas de conducta normal, me decía situaciones y el como reaccionaría a ellas.
No podía dejar de mirar como anotaba todo lo que yo decía, y en ningún momento me miraba a los ojos cuando hablaba.
—Bien, señor Brandell, aquí dice que tiene veinticuatro años y que pronto los cumplirá.
—Exacto.
Él levantó la vista por primera vez y sus ojos oscuros fueron como un agujero negro que me absorbió. Su mirada quedó establecida con la mía. Y pude deducir que aquel olor tan magnífico era de él.
—¿Algún deseo de cumpleaños?—preguntó casi murmurando.
Carraspeé. Me alejé de su mirada sonriendo, ocultando mi rostro con una mano. Respiré hondo y noté que me seguía mirando.
—Sería muy bueno que me aceptaran acá, en el trabajo.
Tragué en seco, para luego ver como cerraba su libreta y se paraba.
—Deseo cumplido—dijo cohibido.
Yo quedé sin habla, sin entender lo que pasaba. Como si él estuviera hablando en otro idioma.
—Señor Brandell, soy su nuevo jefe; Leston Voulce.
Sin extenderme su mano, me miró frío para luego apartar su mirada e ir directo al chico del fondo. Hablaban seriamente mientras me miraban de reojo.
Yo, sintiendo que sobraba, me paré del sillón y me aproximé a la puerta.
—Gracias—agradecí mientras mi mano se apoyaba en la puerta—. Que estén bien.
Con una sonrisa, me fui de la habitación y me senté en la silla. Tomé mi teléfono y llamé a mi Má.
Ella no contestaba. Deben estar cocinando.
Guardé mi teléfono cuando vi al chico de cabello ondulado salir, dijo que yo había obtenido el trabajo y que al resto se le haría una carta de recomendación para que puedan obtener un trabajo dentro de la empresa, pero en diferentes zonas.
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Dulce dominante |Omegaverse| {Gay} #1
Ficción GeneralHaize quiere el amor y paz mundial, las buenas palabras y la amabilidad, el respeto y solidaridad. Leston quiere comprar todo, vivir mimado como siempre y disfrutar de ser superior gracias a sus padres. Haize no quiere ser el Alfa de Leston, ya que...