04: Ideales

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Con más de dos horas estando con él, ya me siento con ganas de querer irme. No soporto la sensación de ansiedad, querer tocar su piel. Pero siento que si lo hago, me quemaría.

—Mañana hay una cena—dijo Leston mirando su celular—, mi madre me ha dicho ahora.

Guardé silencio, aún siento mi garganta vibrar para soltar un gruñido.

Estábamos en un parque, caminando hacia casa, él lo quiso así, por lo que Sam se fue en el auto. Al parecer no necesita guardaespaldas si estoy con él.

Por ser un alfa.

Bufé, que gran mentira.

Al fin y al cabo, soy un guardaespaldas más para ellos.

Mis madres han estado enviándome mensajes de que Esther quiere un hámster, pero Tanya quiere un gato.

La verdad, no me parece nada bien la situación. 

También me han comentado que Dante dice mucho mi nombre, llamándome y llorando. Solo han pasado dos días y ya extraño todo, como si hubiesen pasado años. Ya no soporto estar acá.

Leston ha estado irritante, pero a nadie parece importale.

¿Será así siempre? ¿estará cerca su celo? ó ¿Ya lo está?

De pensar en su celo, me sonrojo de inmediato, imaginándolo en su cama, retorciéndose sobre la colcha, pidiendo que algo lo satisfaga, o alguien.

—Brandell—me llamó.

Nunca me dice por mi nombre, pero yo sí. ¿Qué tiene contra mi nombre? ¿Suena muy delicado para su lengua?

—Tengo hambre—dijo mirando su celular, igual que siempre.

Bueno, básicamente me demandó que le buscara comida.

Gruñí despacio para alejarme y buscar con la mirada algún sitio donde se pueda comer.

Hasta que lo vi, un local de comida orgánica. Donde mis madres compran leches vegetales y snacks para la escuela de mis hermanas.

Suspiré para luego sonreír.

Me giré hacia Leston y sonreí a más no poder.

Iba a disfrutar mucho esto.

—Es una broma, ¿verdad?—me miró reprimiéndome.

Poco me importaba porque estoy muerto de hambre, en esa casa comen muchas cosas grasosas y carne. La verdad es que me deprime pensar en lo que hay detrás de ese plato de comida que le sirven a Leston cada vez que comemos. Yo como ensaladas y pocas cosas.

Negué ante su mirada, pero sonriendo orgulloso de donde comeríamos.

—Comerás sano una vez en tu vida—alenté—, no creo que mueras.

Él hizo una mueca de asco.

Yo me adentré al local, pero me giré al ver que Leston aún seguía parado frente a la entrada, con el mismo gesto de asco.

Un poco harto de su gesto hacia, básicamente, mi estilo de vida, entré solo al local, donde una chica sonriente me guió a una mesa casi al fondo del sitio.

Estuve un poco mejor al alejarme de Leston y sus gestos desagradables. Pero una presión en el pecho apareció, se sentía como culpa. ¿Culpa de qué? Era como un sentimiento un poco más ajeno.

¿Será porque lo dejé solo afuera?

Agité mi cabeza, intentando sacar aquellos pensamientos de mi mente.

Dulce dominante |Omegaverse| {Gay} #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora