Prólogo

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Algunos meses han transcurrido desde la derrota de Hades en el inframundo, la paz en la tierra comenzó a reinar y aparentemente todo había vuelto a la normalidad.

Al menos así era en apariencia; un grave desequilibrio comenzaba lentamente a ser una problemática, pues la almas de aquellos que perdían la vida quedaban estancadas en un infinito limbo en la tierra al no haber lugar al cuál acudir para pagar su condena. Está problemática comenzaba a ser un gran problema en el Olimpo, por lo que Zeus decidió interferir y tomar cartas en el asunto.
Empleando todos los medios posibles, decidió revivir a Hades para que asumiera nuevamente el cargo que le fue otorgado varios siglos atrás. Sin embargo, para desgracia del Dios del rayo, sólo pudo traer de vuelta el alma y no el cuerpo.

¿Para qué me has revivido, hermano? - Preguntó una leve esfera negra flotando ante la imponente presencia del Dios del Olimpo. Esta pequeña esfera era el alma de Hades, quién comenzó lentamente a intentar tomar la forma de su cuerpo desaparecido, lo cuál consiguió.

¿No es obvio? Debes hacer algo con las almas de esos difuntos, están vagando por la tierra sin ningún control, y pronto comenzarán a ser un problema para los vivos Respondió Zeus, sin embargo, en respuesta sólo consiguió la carcajada del Dios del inframundo.

¿Y quién crees que tiene la culpa? Si tu hija no hubiera acabado con mi cuerpo en primer lugar y... Antes de que Hades pudiera completar su queja, fue interrumpido abruptamente por su hermano.

Si tú no le hubieras declarado la guerra en primer lugar, no estarías en está situación Corrigió el Dios del rayo.

Y antes de que Hades pudiera abrir la boca para protestar, la imagen del cuerpo del Dios del inframundo se evaporó dejando en su lugar la misma esfera negra que al inicio.

¿Qué te sucede ahora? Preguntó Zeus al presenciar como Hades rompía su forma física.

Le costó unos minutos recuperarse, pero nuevamente volvió a intentar tomar la forma de su cuerpo.

Mi alma es inestable sin un cuerpo, además estoy demasiado débil por la guerra, me cuesta mucho mantener una forma física. ¿Por qué no trajiste mi cuerpo de vuelta? Preguntó Hades con cierto tono de molestia en su voz.

¿Crees que no lo intenté? Descuidé miles de mis obligaciones, mi esposa está molesta porque pasé más tiempo buscando la manera de revivirte que prestándole atención, y de las miles de mujeres con las que podría estar en estos momentos mejor ni hablemos.
Yo no soy tú, no puedo y no es mi obligación revivir un muerto Respondió ofendido el hombre de cabellos platinados.

¡Vaya! En verdad lo siento, no sabía que embriagarse, evadir a tu esposa y acostarte con cualquier cosa que tenga pulso eran de suma importancia Exclamó con burla y sarcasmo el Dios del inframundo.

Zeus apretó los puños y apretó fuerte su mandíbula, estaba intentando contener las ganas de golpearlo, pero eso de nada serviría ya que sus manos sólo lo atravesarían. Además no podía matarlo, Athena ya se había adelantado.

Escucha, voy a fingir que no te escuché y además, me tomé la libertad de traer a tu adorada Pandora de vuelta a la vida. Probablemente ella está despertando en lo que alguna vez fue el castillo Heinstein, para ella todo lo acontecido habrá sido un sueño, sin embargo... Creo que podrás encargarte de eso por tu cuenta — Justamente cuando estuvo a punto de agregar otra cosa, la suave presencia de una mujer llamó la atención de ambos presentes.

¿Solicitó verme, Zeus? — La dulce voz sólo podía pertenecer a una persona, la cual Hades reconocería a dónde quiera que fuera.

Athena, un gusto verte. Sí, solicité tu presencia por... — Pero antes de poder explicar, Hades interrumpió bruscamente el pequeño encuentro.

¿Por qué has traído a Athena? ¿Acaso estás loco? — Preguntó un muy irritado Hades, a lo cual Zeus se echó a reír por la reacción de su hermano.

¿Acaso tienes miedo? Deberías ver tu cara ahora — ni siquiera le importaba la mirada asesina que estaba recibiendo por parte del Dios del inframundo — Pero si quieres saber porque la he traído, mejor calla y no interrumpas.

Nuevamente Zeus volvió su atención hacia la chica de cabellos violetas, ella sólo guardaba silencio y escuchaba atentamente. Desde hace rato había sentido la presencia de Hades, y aunque no lo expresaba, ella estaba tomando muchas precauciones para escapar o confrontarlo si algo llegara a salir mal.

Bien, la razón por la que he solicitado verte, es porque Hades tiene algo muy importante que decirte — Afirmó el Dios del rayo.

¿Algo importante? — Preguntó la diosa de la estrategia con extrañeza, no esperaba que Hades tuviera algo que decirle después de haberlo derrotado, otra vez.

Sí, mi hermano lamenta mucho haberte declarado la guerra y en vista de los daños que ha ocasionado su irresponsable decisión ha jurado no volver a hacerlo, ya que si se atreve está vez no voy a traerlo de vuelta y lo dejaré en el mismo agujero donde lo encontré ¿Verdad hermano? — El hombre esbozó una sonrisa y miró de reojo a su hermano.

No sabes cuánto te odio — Murmuró con molestia mientras lo miraba con deseos de matarlo en esos momentos.

Athena sonrió con amabilidad ante las palabras de Zeus y dirigió su completa atención hacia Hades.

¿Es verdad eso, Hades? Si es así, acepto las disculpas — Dijo la joven Diosa.

Sí, es verdad y yo juro ante Zeus, aquí presente, no volver a declararte la guerra y no intentar jamás apoderarme de la tierra — El Dios de cabellos negros hizo una reverencia respetuosa ante la chica y ante la mirada complacida de Zeus.

Sin embargo, Hades era una persona muy traicionera y un hábil mentiroso; en su mente ya trabajaba en una nueva estrategia para revivir a todo su ejército y contraatacar a los fieles caballeros de Athena.
Ahora no había espacio para el error, cualquier fatídico fallo podría ser su sentencia de muerte y no estaba dispuesto a volver a ser humillado por su hermano nunca más. Pero primero, debía encontrar a Pandora y después un cuerpo para poder recuperar su fuerza perdida en la guerra santa.

My Dear Persephone - Shun/Hades x HyogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora