Capítulo 5 - Amiens

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Magia

Iván por fin pudo aminorar el paso. El Localizador mostraba que Victoria aún estaba con vida y posiblemente aún en su casa sin saber del peligro que le acechaba.

La carrera hacia Inglaterra había agotado al mago y no tenía muchos deseos de ir corriendo a Francia. Alquiló una habitación sencilla en un hostal llamado Astor York. Aprovechó a usar el sanitario y dormir. La aprehensión de su búsqueda aún lo atormentaba, pero tras una hora de luchar, la fatiga lo venció. Durmió una siesta sin sueños y despertó dos horas después con sed. Su cuerpo y su mente aún aletargados por el cambio de husos horarios. Con un poco de esfuerzo, se incorporó para revisar el Localizador en la mesa de noche y notó que aún dirigía en la misma dirección, el hilo naranja aún fijado a la flecha metálica.

Tomó un poco de agua, una ducha y sacó una muda de ropa nueva. Salió del hostal en busca de algo para comer y un mapa de las áreas cercanas. Estudió los horarios de buses e hizo sus preparativos para partir en el siguiente autobús rumbo a el aeropuerto Internacional Leeds Bradford. Revisó no dejar nada en la habitación del hostel, y emprendió de nuevo el viaje.

Iván trató de no pensar en que tendría que comprar su boleto en efectivo, pero para su fortuna no pareció despertar ninguna sospecha. En su lugar, tuvo un viaje en silencio. Las siguientes horas lo dejaron con un monólogo interno que trataba de darle explicación a los eventos de la noche anterior. ¿Por qué las sanguijuelas mantendrían a una humana viva? ¿La converterían? Mientras más pensaba en ello, menos sentido tenía. Trató de distraerse pero todo lo traía de regreso a las mismas preguntas. Quizás tendría un poco más de suerte una vez estuviera en Francia.

Aterrizó en el Charles de Gaulles y esperó otro par de horas para un transbordo al Beauvais Tillé. El viaje se estaba volviendo cada vez más tedioso y estaba constantemente tentado a teletransportarse por todos lados en vez de usar medios de transporte tradicionales, pero sabía que necesitaba guardar energía en caso tuviera que ir a un lugar más alejado.

Tomó un autobús para terminar el resto del camino y durmió otra siesta. Se despertó en una estación de Amiens cerca de Rue du Général Leclerc, agradecido de que no haber soñado con Victoria.

Se detuvo en un restaurante de comida rápida y ordenó algo para apaciguar el hambre. Pensó en qué le diría a los miembros de la orden sagrada para que le prestaran ayuda. Su presentimiento le decía que no sería sin algún sacrificio de algún tipo. No tenía forma de saberlo, su interacción con la orden era, cuando menos, inexistente. No iba a poder hablar con cualquier cura y simplemente preguntar por un representante de los templarios. En su lugar, se arriesgaría realizando un ritual debatiblemente profano que lo llevaría con uno de ellos. Terminó su comida y entró a la catedral de Amiens, agradecido de aún encontrarla abierta.

«Ojalá si haya templarios acá William» —pensó el mago al cruzar la entrada.

Un monaguillo se le acercó y antes de que pudiera decir algo Iván lo interrumpió. El mago hizo el esfuerzo de hablar en un francés lento y con acento, haciéndole saber al otro hombre que deseaba alguien que se hacía llamar Possesseur d'épées. El monaguillo no se inmutó y lo llevó por un lado de la capilla por pasadizos que no aparecen en ningún mapa. El guía del mago se detuvo frente a dos puertas contiguas hechas de acero y le preguntó si traía consigo un objeto de santidad. El respondió con una negativa y el monaguillo bloqueó una de las puertas. El monaguillo era joven y de mirada impasiva, pero Iván sabía que lo que buscaba tendría que estar en la puerta libre. Al otro lado había una pequeña oficina con un cura escribiendo diligentemente sobre una hoja de papel. El hombre dijo algo en francés e Iván inquirió si podía hablar otro idioma. Por suerte tenía un alemán bastante fluido y un español entendible.

Magia y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora