Capítulo 23 - Tumba

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Sangre

Victoria colocó el ramo de crisantemos blancas y amarillas sobre la lápida donde, quería creer, se encontraba el cuerpo de su madre. Nate la esperaba en el auto sobre la calle que rodeaba el camposanto que más bien parecía un parque de paseo de domingo. Luego de enseñarle la lápida, él había insistido en hacerle compañía, pero Victoria le pidió que le diera espacio y tiempo.

Hasta el momento en el que leyó los números e hizo los cálculos, Victoria nunca había pensado en lo joven que en realidad era su madre y en todo el tiempo de vida que ya no pudo disfrutar

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Hasta el momento en el que leyó los números e hizo los cálculos, Victoria nunca había pensado en lo joven que en realidad era su madre y en todo el tiempo de vida que ya no pudo disfrutar. Pero sobre todo en lo valiente que había sido para decidir mudarse a un extremo diferente del país para alejarse de una familia que iba en contra de sus deseos de criar a una hija sola.

Seguramente, con los años en más de una ocasión se ha de haber arrepentido. Seguramente, ella misma se arrepentiría por las decisiones que tomaría ese día. O tal vez no.

Lo único certero en ese momento es que se arrepentiría mucho más de no intentarlo. En especial después de recibir la postal en la mañana.

Victoria confió en que Nate no estuviera poniendo mucha atención y sacó del bolsillo la postal para leerla una vez más. Iván siempre había sido, en su opinión, un poco arcaico con sus detalles. Cartas, tarjetas o libros dedicados nunca habían hecho falta a lo largo de su relación y cada una de esas cosas fueron escritas a mano. Era imposible que se equivocara en decir que el pedazo de la letra de la canción escrita en la parte trasera lo había plasmado él con su puño y letra.

La canción en cuestión sí era uno que ambos compartieron y cantaron juntos en muchas ocasiones, pero la frase que había elegido era más que una declaración de amor cursi, era también un mensaje. Él estaba cerca, tratando de llegar a ella.

—¿Por qué? —susurró para ella misma, un sonido mucho más bajo que un suspiro para no llamar la atención de Nate.

Las preguntas se repetían una y otra vez en su cabeza. ¿Por qué había sido necesario que él escribiera eso? ¿Cómo sabía él que ella de alguna manera se encontraba en una situación de la que no era fácil escapar? ¿Cómo demonios había logrado poner esta postal en la mesa de noche de su habitación sin que nadie se diera cuenta?

Después de descubrir que los vampiros eran algo real y experimentar en carne propia habilidades dignas de un libro de fantasía o de terror, creer que cosas podían aparecer o desaparecer por arte de magia no era imposible. ¿Pero que Iván lo supiera y de alguna manera lo estuviera usando?, eso era otro nivel de sorpresa.

Pero la nota no solo revelaba eso. También exponía que habían muchas más cosas que se le estaban ocultando. Ya fuese que Nate no supiera algo porque las hermanas se lo habían ocultado o porque él se lo estaban tratando de ocultar a ella.

Pensó en enfrentarlo, así que dejó deliberadamente la postal sobre la mesa de noche, exponiendo el lado donde estaba escrito el mensaje de Iván. Cuando Nate llegó por ella a su habitación, la vio, le dio la vuelta y luego la regresó hacia el lado de la imagen.

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