Punishment. {L.M}

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Personaje: Lalisa Manoban. (Lisa)
Temas: Amor, celos.
Advertencias: Contenido homosexual, lenguaje soez y escenas +18, explícitas.

P O V's ____

—¿Entonces, no podrás venir a verme entrenar? —preguntó de nuevo la de cabellos azabaches formando un tierno puchero.

—Lo siento de verdad, Lis —susurré dejando un beso en sus labios. La mayor me tomó por la cintura dejando un leve apretón en ella—, pero tengo algo muy importante que hacer.

La mayor suspiró derrotada y asintió, alejándose de mi para coger las llaves y una chaqueta vaquera.

Una vez más nos despedimos para ir cada una por su camino.

Me sabía mal ocultarle a donde iba, por supuesto, pero, ¿qué culpa tenía yo si quería comprarle un regalo a mi novia? Tomé el tren público y cogí asiento esperando pacientemente la llegada. Cuando resonó uno de las calles del centro de la ciudad, me dispuse a bajar.

Como siempre, estaba todo bullicioso, lleno de gente por aquí y por allá. Me encaminé a la primera tienda de lujo que hubiera por las calles, puesto que al ser famosa, Lisa no podía permitirse llevar todo lo que quisiera si la agencia no se lo permitía. Pasé por Channel, pero decidí no entrar, puesto que Jennie era la embajadora de esa marca, y no estaría del todo bien ver a Lisa llevar esa marca, seguramente la gente le criticaría.

Buscaba en concreto alguna joya pequeña para que se la colgara en el cuello. Algún diamante en forma de circonita talvez.

Llegué a la primera tienda de la que tal vez podría comprar algo, Celine. Lisa era embajadora, razón más que de sobra para dejarle llevar la joya.

Estuve merodeando por la tienda, pero a pesar del claramente buen servicio y amabilidad, no me convenció nada para comprarle.

Pasé por varias tiendas como Gucci y Louis Vuitton, pero tampoco me convenció nada. Suspiré pesadamente y observé mi reloj. Inmediatamente mi mente se iluminó.

Bulgary.

Sonreí para prácticamente correr hacia aquella tienda. Regulé mi respiración, peiné mi cabello como pude con los dedos y acomodé mi ropa antes de entrar a aquél lujoso sitio.

Cómo era obvio me trataron de maravilla. Me hicieron sentar en una cómoda silla acolchada y me ofrecieron galletas y un zumo. Después el encargado de atenderme, bastante joven por cierto, me preguntó qué era lo que estaba buscando. Expliqué sin entrar en detalles que la persona ya acostumbrada a llevar joyas de Bulgary, por lo que no era nueva en ésto, para después proceder a decirle más o menos lo que pretendía regalarle.

Estuve más de una hora en la tienda. Suk Kim, el que se encargó de atenderme, estuvo pacientemente aconsejándome y enseñándome muchísimos modelos de collares preciosos. Finamente me decanté por un colgante en forma de rosa de oro blanco, y que en su interior se encontraban hileras de diamante formando la rosa. Fueron exactamente tres mil novecientos (euros, ya que en wones —moneda de Corea de Sur— sería menos) euros. Pagué todo y el muchacho me lo envolvió delicadamente junto a una sonrisa. Me acompaño hasta la puerta, para después despedirse de mi.

Contenta con mi regalo, me dispuse a volver a casa en metro, que era como había venido.

—¿____, eres tú? —habló una voz a la que yo antiguamente hubiera reaccionado con una sonrisa estúpida.

—Solar —hablé a media voz. Desde que estoy con Lisa no sé nada de ella. Tal vez era mejor así. Sabía que ella estaba en una relación con MoonByul, una integrante de su grupo—. Ha pasado tiempo.

𝕺𝖓𝖊 𝕾𝖍𝖔𝖙 𝖋𝖆𝖒𝖔𝖘𝖆𝖘 𝖞 𝖙𝖚 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora