Despierto en una red de cavernas sumergidas en el fondo del Lago de los Muertos, abrazada por gigantescos tentáculos de calamar moviéndose con lentitud en las paredes, confirmándome que dicha criatura aún vive y que habita el lugar, y cuyo tamaño es imposible de calcular. El tono del ambiente es frío como la muerte, con tintes de verde azulado a su alrededor, y el canto de las almas condenadas al sufrimiento eterno: sus desgarradores llantos, sus súplicas y sus exquisitos alaridos de profundo pesar. Unas espirales talladas en el suelo de piedra llaman mi atención, pensando que pueden significar alguna clase de burla para los desdichados que llegan a este terrorífico mundo. Nunca vi algo así en el mundo de los vivos. ¿O es que representan el ciclo del nacimiento, muerte y renacimiento?
─Te conozco, Raziel, eres valioso ─repite aquella voz.
─¡¿Qué locura es esta?! ─exclamo, anonadado y mirando lo que me rodea─. ¿Qué lastimoso cuerpo es este en el que he de vivir? ─Observo las consecuencias de la caída, con indignación y repulsión. Bajo ambos brazos y levanto la mirada, encontrándome con el final del remolino del lago─. La muerte debe ser una liberación frente a esta parodia.
─No sobreviviste al abismo, Raziel ─confiesa el Dios Antiguo─. Sólo te he evitado la disolución total.
─Preferiría el olvido a esta existencia.
─La elección no está en tus manos.
─Estoy acabado. ─Caigo de rodillas al suelo de piedra, como si aceptase mi trágico final o mi nueva vida con desencanto.
─Has vuelto a nacer ─aclara y prosigue─: El nacimiento de cada abominación de Kain atrapa la esencia de la vida. Este es el alma que anima el cadáver en el que vivías ─señala─. Y eso, Raziel, supone la defunción de Nosgoth. No hay equilibrio. Las almas de los muertos permanecen atrapadas. No puedo integrarlas en la Rueda de la Vida. No pueden completar sus destinos.
Detiene repentinamente su explicación de la situación al notar que mucho caso no le estoy haciendo y tampoco demuestro interés alguno. No obstante, eso no lo detiene a agregar tentadoras palabras que pudiesen alcanzar a este desgraciado y demacrado espectro, porque eso soy ahora:
─Redímete a ti mismo, o, si lo prefieres, véngate. Arregla tus diferencias con Kain. Destrúyelo a él y a tus hermanos, libera sus almas y deja que la Rueda de la Vida vuelva a girar. Usa tu odio para liberar sus almas. Puedo hacer que lo logres. Conviértete en mi Segador de Almas, mi Ángel de la Muerte.
Venganza. Una deliciosa y seductora palabra para un alma en desgracia. No existe ser viviente que no haya pensado en ella al menos una vez en su vida: justicia por mano propia, el «ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie». Muchos confunden la justicia con la venganza; una busca mantener la armonía entre la sociedad, y la otra, liberar el odio y el dolor sembrado en la víctima. Yo me inclino a lo segundo tras oír la propuesta de la criatura y recordando la asquerosa traición. ¿Perdonar u olvidar a mis verdugos? ¡Absurdo! Merecen pagar con la misma moneda, merecen sentir el mismo tormento. No me quedaré de brazos cruzado lamentando mi tragedia mientras que los otros gozan de su dicha.
Entorno mis resplandecientes ojos y me pongo de pie, motivado por el deseo, decido a ir en la busca de la salida del Inframundo. Aquél que admire mis ojos descubrirá el perfecto reflejo de la felonía y el desprecio que carcome mi ser hacia mis hermanos y Kain, sobre todo al último, al vampiro que he servido por varios siglos y en quien guardé una profunda admiración, mostrándome su gratitud arrojándome al Lago de los Muertos como si fuese basura.
En el recorrido admiro las ruinas de posibles antiguas edificaciones o de una civilización sepultada debajo del Lago de los Muertos. En el medio de una cámara de forma octagonal encuentro una extraña y cuadrada puerta instalada sobre una plataforma de piedra, con tres pequeños escalones.
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Legacy of Kain: Soul Reaver
FanfictionLIBRO DOS Kain forja su imperio del terror y conquista todo Nosgoth junto a sus hijos. Mil años más tarde, su primogénito y fiel lugarteniente incumple una de las reglas de su amo, desatando así su envidia e ira y condenarlo a ser bañado por las agu...