Capítulo III: La Necrópolis (2/3)

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Un lugar muerto, digno de un cementerio. Con sus lápidas estropeadas y cadáveres enterrados bajo esa tierra que no dará frutos.

Este osario presenta las inconfundibles características del clan de Melchiah. ¿Tan bajo ha caído nuestra dinastía que estos espectros son los descendientes de mi elevado hermano? ¿Están tan envilecidos como para reclutar a novatos entre los cadáveres momificados que hay aquí?

No debería, pero me sorprendo. Melchiah y su clan, finalmente, escogieron este sitio. Aún recuerdo cuando solamente lo visitaban por las pieles y reclutamiento.

Esta parte del territorio tiene tres mesetas planas:

La primera meseta, la entrada del cementerio, la custodia un cazador armado con una ballesta cargada y con el dedo posicionado en el gatillo, atento a su entorno. Cuelga en el hombro derecho mediante una correa el carcaj, hecho de madera y tela con la que transporta varias flechas, siéndole mucho más fácil y rápido de alcanzarlas con la mano contraria y llevarlas consigo adondequiera que vaya.

Por supuesto, este sujeto no está aquí para cuidar de su propia gente.

Esto sería visto como un acto de traición y vergüenza varios siglos atrás.

Tras el asesinato de William, el Justo, el amado niño-rey, los humanos persiguieron a los vampiros sin descanso y utilizando métodos que hicieron ver a los Sarafan como guerreros inexpertos e inofensivos. Por primera vez, estuvimos al borde de la extinción. El último vampiro en pie fue Kain. El presente es el resultado de una fallida cacería.

¿Qué tan grande será la humillación que soportan mientras protegen a la raza que los esclaviza, y recordando que sus antepasados lucharon contra esta por muchos años para recuperar su libertad y seguridad? Si uno de los suyos amenaza al vampiro que sirven, ¿les dolerá asesinarlo, o es que conseguimos deshumanizarlos al punto de ser unas simples marionetas que obedecen al titiritero?

Es un humano. Incluso así, no dejan de ser un dolor de cabeza cuando portan un instrumento mortal: Sin sus armas, no son nada; con ellas, no se detendrán hasta aniquilar a su objetivo. Sus cuerpos son tan frágiles que dependen de una armadura que los proteja; pero deben procurar que esta no interfiera en su movilidad. Este mortal dispone de un casco, avambrazos, guardabrazos, codal, guantelete, quijotes, rodilleras, grebas, hombreras y un peto. Un tanto desprotegido, a mí parecer.

Me deshice de él sin tantos rodeos perforándole la garganta con mis garras. Tuve la ventaja de que el miedo manipuló cada parte de su cuerpo como para haber tardado en apretar el gatillo ni bien notó mi presencia, espantándose con mi apariencia, y fallar el primer disparo. Y devoré su alma en cuanto dejó escapar su último suspiro de vida.

Escalo la segunda meseta ayudándome con mis garras para alcanzar la parte central, sujetándome del borde e impulsarme con mis pies. Aquí mismo yacen muchas tumbas, y en tres de ellas descansan tres Melchahim adultos ─como los que maté anteriormente─, los encargados de patrullar. Ahorrando detalles innecesarios con este trío: Sí, los derroto sin mucho esfuerzo. Dirigiéndome hacia la derecha, posiciono algunos bloques correctamente y llego a la parte superior.

La tercera meseta cuenta con muchas más tumbas que la anterior y una hoguera todavía ardiendo frente al mural de Melchiah.

Mi hermano Melchiah fue creado el último y por eso recibió la parte más ínfima del Don de Kain. Aunque inmortal, su alma no puede sustentar la carne que conserva mucho de su fragilidad anterior. Esta debilidad parece haberse transmitido a su descendencia. Sus débiles pellejos apenas pueden contener la podredumbre interior.

Dos escaleras a mi disposición, una en mi lado derecho y otra en el izquierdo. Ambas conducen a la casa de charnel, un homenaje a las víctimas de este clan: Los cráneos están cuidadosamente apilados uno encima del otro, dándole una forma a las cuatro paredes. Diría que profanaron y asesinaron a miles, porque la cantidad es exagerada. Un rayo de sol atraviesa la ventana ornamentada instalada en el techo, una bonita pero peligrosa decoración para los débiles, un arma perfecta contra aquellos dos vampiros que custodian el interior, cuyo aspecto es diferente al de sus hermanos: colores humanos y visibles cicatrices de descomposición.

Legacy of Kain: Soul ReaverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora