Capítulo II: ¿Quinientos años?

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Este capítulo se encuentra en proceso de corrección. Originalmente, la obra estaba narrada en Pasado. Este aviso será eliminado una vez que haya sido actualizado.

Disfruten de la lectura.

La decadencia de Nosgoth. Esta tierra estaba al borde de la agonía.

Los vampiros regalábamos vida; y los humanos esperaban el cálido abrazo de la muerte y rogaban que sus tumbas no fueran profanadas para nacer como caballeros de la noche.

El melodioso canto de los animales poco a poco iba apagándose; los cuervos se negaban a callar y luchaban por la supervivencia, alimentándose de restos humanos que hallaban tirados en ciertas zonas plagadas de vampiros y drenados de sangre. Por las noches, los aullidos de los lobos eran confundidos con el bramido del viento.

La vegetación no podía subsistir por más tiempo. Las plantas y flores marchitaban por la falta de luz solar, por la tierra infértil y por agua; los ríos y los lagos fueron secuestrados por el Lago de los Muertos y por el refugio de los mortales, la Ciudadela Humana.

Los colores fríos y opacos reemplazaron los tonos cálidos y nítidos.

Supe que me encontraba al noreste; a mí izquierda había una verja de hierro bloqueándome el paso hacia la Catedral Silenciada. Intenté doblarla usando ambas manos pero mis fuerzas habían desaparecido, volviéndome igual de débil que mis primeros días como vampiro, aunque ese defecto sería temporal pues había despertado de la caída. El obstáculo era nuevo, posiblemente instalado por uno de mis hermanos, o por Kain, para proteger lo que hubiera dentro. ¿Cuánto tiempo había pasado, tomando como referencia esa verja y esta área desolada? Imposible que pasaran unas horas. Peor aún: Meses o años. Por otra parte, recordé que Zephon tenía un extraño interés por aquel edificio. Más tarde averiguaría cómo acceder.

Vi a mí derecha una senda de piedra conducir hacia el Santuario de los Clanes, ubicado al sur; primero tendría que caminar en dirección oeste para llegar a Kain.

Ansiaba excavar con mis garras en su desnudo pecho hasta alcanzar su caja torácica y perforarla en busca de su corazón, convertirlo en testigo de su muerte, derrocamiento y humillación, y que sintiera la presión que ejercería lentamente con mis manos en aquel palpitante órgano mientras oía sus desgarradores gritos y rogar una piedad que mantuvo aprisionada dentro de su ser con su primogénito y con sus víctimas.

─Aún eres joven, Raziel. ─El Dios Antiguo se manifestó en el preciso momento que detuve mis pasos al cruzarme con una fosa llena de agua─. Todavía conservas algunas debilidades vampíricas. La inmersión en el agua, aunque no te matará, disolverá tu cuerpo físico obligándote a volver al mundo espiritual. No olvides que en el mundo espectral el agua no posee peso ni empuje. Se sustenta como si fuera aire.

Cada uno de mis hermanos y yo adquiríamos dones acordes a las zonas que habitábamos y habitaríamos en Nosgoth, dándonos ciertas ventajas para la conquista de determinado territorio. No obstante, esa aura de rivalidad nunca faltaría. Ninguno, por ese entonces, alcanzó la capacidad de poder acariciar el agua con su cuerpo sin ser repelido por este. Pero sí hubo evoluciones que el otro anhelaba poseer. Como el caso de mi hermano más pequeño, Melchiah, el último hijo de Kain, por ende, el más débil: Al heredar el regalo más pequeño de nuestro creador, su cuerpo no pudo sostener su propia carne con el paso de los años y cuando tocaba evolucionar, tomando una apariencia grotesca que intentó ocultar desollando y cosiendo la carne de sus víctimas. Al ver la belleza de sus hermanos, sintió repulsión por su aspecto y celos por la nuestra. Su descendencia estaba condenada a padecer su misma maldición.

Y agregó el Dios Antiguo, rescatándome de mis pensamientos, cambiando de tema:

─Y debes saber, antes de que sea tarde, que tus esfuerzos serán en vano, Raziel, cuando intentes manipular objetos en el mundo espectral: Son simples sombras en ese mundo.

Legacy of Kain: Soul ReaverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora