Capitulo : 4

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...

Me despierto por el maldito sonido, que emite el despertador.

Mañana es viernes lo que significa, que mi humor suba y claro ¿como no? fiesta.

Entré a la ducha, esta vez, tarde menos tiempo del normal, sonríe con arrogancia.

Me puse unos jeans negros rotos, una blusa totalmente negra y mi chaqueta de cuero negra, tome unas vans blancas y me las puse.

Salí de mi cuarto cerrando con llave, no necesito ningún curioso con la intención de entrar.

Llegue al estacionamiento de la casa y entre a mi coche, me prendí un cigarro para el camino.

Cada cierto tiempo varió el sabor del cigarro, para no aburrirme de fumar siempre lo mismo.

He pensado en dejarlo por la salud de mis pulmones, que parezca que la vida me vale verga no significa que no preocupo por mi misma.

El coche es un regalo de mi papá, bueno el segundo coche que me regala, el primero lo cambie por una moto dice que son peligrosas, por eso otro, la moto esta en el garaje de mi casa. Aparte de otra.

Casi no las utilizo, una por que hasta cierto punto respeto la opinión de mi padre...y la otra que sólo las saco en la noche, cuando voy a una carrera.

Llegue rápido a la escuela y espere arriba del capo a que llegará mi fiel compañera. Fanny.

—¡Hey Bar!, ¡Hola! —se bajo de su coche y me dio dos besos.

—¿A que se debe tanta felicidad?, ¿Con quien follaste anoche? —Entre cerré los ojos y ambas reímos.

—¡Con un tío de puta madre! Salí a un bar y ahí lo conocí.

—Saliste sin mi, seras zorra...

—¡Hey! mañana es viernes, ¡salimos y nos empedamos hasta el culo! —Auntomaticamente una sonrisa se forma en mis labios.

—Me convenciste.

El timbre sonó, indicando el inició de clases.

Entre al salón, con Fanny a mi lado y nos sentamos en las bancas de atrás, el maestro comenzó a dar su clase aunque es más aburrida que nada, trató de escribir todo lo que dicta pero habla muy rápido y mi mano duele.

Al fondo, algunos alumnos se quejan y le dicen que valla más despacio, otros simplemente no escriben y pierden el tiempo en sus celulares o en cualquier cosa más interesante que su clase.

Las primeras horas pasaron lentamente, pero al fin acabaron y el descanso inició.

Salí de prisa, con la mochila colgando de lado, llegué donde mi casillero y lo abrí.

Probablemente tenga casa sola todo el fin de semana. Lo que significa: "¡al diablo con las reglas!, ¡fiesta!

Y eso si que son excelentes noticias.

Una voz me saco de mis pensamientos.

—Se puede saber, ¿Por que me dejaste tirada? —Dijo Fanny recargándose en los casilleros.

—No, no lo hice, solo vine por unas cosas —Cerré mi casillero.

—Mira tu, que casualidad ¿no? —El sarcasmo es evidente y no se que demonios le paso a su buen humor.

—Oye ¿qué paso con el buen humor de en la mañana?.

—¡No me cambies el maldito tema! —Alguien, que no soy yo, le anduvo jodiendo la vida a está.

—Esta bien ¿Qué paso?

—De camino acá, me encontré a un idiota, ¡hijo de puta que me dijo de cosas! —No me equivoqué...esperen dijo que le dijeron de cosas, oh no.

—¿Quién fue?.

—No lo se...un tío, tipo de los que van a las carreras, castaño, alto, delgado, no muy blanco...

Después de mi pequeña "charla" con el tipo que le dijo de cosas a Fanny, que momentos después nos topamos en la cafetería, el día transcurrió relativamente normal.

A la salida Fanny se adelanto porque el maestro de historia, quería hablar conmigo sobre mi conducta que no va para nada con mis calificaciones y chorradas más de las que no puse atención.

Salí a paso rápido del salón, se acera el fin de semana y todo mundo esta más que ansioso a que llegué.

—¡Oye espera! —Alguien grito a mis espaldas.

Volteó y es un chico de cabello negro, no es muy musculoso pero tampoco es tan delgado, es más alto que yo. Obviamente.

—Hola, ¿Bárbara cierto? —Es guapo, pero no es mi tipo, sorry.

—Si —Respondí cortante.

—Uhm...me preguntaba...si tu... —Lo interrumpí no tengo su tiempo.

—¿Si yo qué? —Pregunté desafiante.

—Si tu, ¿Quierés...salir conmigo?

—No.

—¿Ir al cine?.

—No, adiós.

Me di la vuelta para salir, pero una mano me impidió continuar.

—¿Por que no? —Se veía ¿indignado?, no lo creo.

—¡A ver idiota no tengo todo el tiempo del mundo! ¡si digo que no es no y se acabo!

No pierdo mi tiempo con idiotas.

Me alejé de el, ¿qué se creé?, ¿acaso no puede aceptar un simple no? Ahora que lo recuerdo, es verdad, daña su orgullo y figura de macho pecho peludo respetable.

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GRACIAS.

La chica mala. En Edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora