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Adrien se mantenía en silencio observando de reojo a la jóven a su lado. Crystal jugueteaba con unos documentos mientras todos escuchaban a su madre.
Madame Margareth se había presentado muy temprano en la mañana con una noticia. Philip Norton fue liberado de prisión.

Al parecer el pobre diablo había logrado por fin pagar la deuda que tenía con él y aunque le intrigaba saber quién fue el idiota que le prestó el dinero a Norton, se sentía satisfecho con la noticia.

—¿No hay ni un indicio del benefactor que pagó la deuda?—preguntó Damien.

—El hombre prefirió mantener su identidad en secreto.—soltó con sequedad Margareth.

—Es extraño está repentina muestra de generosidad ¿no?—musitó Crystal conectando su mirada con la de su compañero.—Un desconocido aparece de la nada y paga una deuda cuantiosa para que Philip Norton sea liberado sin ningún motivo aparente.

—Es posible...—comenzó Adrien con cautela.—que Vanessa Hutcher no fuese la única que posea información importante. Todos estamos de acuerdo con que la jóven fue asesinada por saber más de la cuenta, pero y si alguien...

—¿Lord Kent tiene alguna relación con David?—preguntó Damien a la cortesana interrumpiéndolo.

—En absoluto. Harry es un hombre de negocios y política. Su relación con el trabajo de David es nula.

—Mi media hermana tampoco comparte ningún vínculo con él.

—Tal vez solo sea una coincidencia.—se encogió de hombros David Lancaster. El jóven recién se estaba empapando de todo el caso y aún había muchas cosas que no comprendía.

—No creo en las coincidencias.—Damien se puso de pie y Connor lo imitó.—La reunión ha finalizado.

Crystal asintió intentando retirarse cuando la voz cantarina de su madre la detuvo.

—Caballeros deseo hablar con mi hija si no es mucha molestia.

—Esta es tu casa Margareth.—soltó Damien con cierto dejé de ironía que solo fue percibido por Crystal.

Los caballeros desaparecieron por la puerta y la cortesana ocupó el lugar de Damien, a su lado.

—¿Y bien? ¿Asumo que ya habrás intimado con el marqués de Grafton?

—No.

—Es un buen candidato a esposo.

—Un“candidato” que no desea casarse, madre.

—Tal vez no ha encontrado a la mujer adecuada. La dama que le haga disfrutar del placer de la entrega.

—El placer y el amor no son lo mismo.

—Tienes razón, el placer es mejor.—Margareth se acomodó uno de sus mechones de cabello.—Aún así continúa siendo  un buen candidato. Si me lo preguntas a mí no es muy sensato de tu parte continuar soltera ahora que tu padre sabe que estás viva.

—¿Cómo sabes que...

—Raphael me lo contó. Ese hombre daría la vida por tí ¿lo sabes?—Margareth soltó una carcajada.—No sé que le hiciste para que te profesara tanta lealtad.—Crystal no respondió y desvió la atención a una conversación inútil de telas y bordados hasta que su madre se cansó de oírla parlotear.—Es hora de irme, tengo asuntos pendientes en el marquesado de Kent.

—¿Irás a informales sobre Philip Norton?

—Efectivamente. Harry merece saber que su sobrino está suelto.

—Madre quisiera pedirte un favor.

—¿Qué tipo de favor?

—Sé que tú relación con Lord Kent es estrecha y lo comprendo, pero no quisiera que te convirtierás en la causa del sufrimiento de Eliana durante su matrimonio.

Sanando tus heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora