Ángela
Este año teníamos una tormenta de nieve afuera haciendo la noche buena más acogedora en nuestro hogar. Los niños se quedaron dormidos mientras veíamos juntos la película Home Alone, la imagen de los tres acurrucados en el sillón era encantadora.
—Niños a sus camas — dijo Oliver, regresando a la sala. Podía verse ridículo con aquel suéter de rodolfo el reno, sin embargo, me parecía increíblemente sexy. Tal vez la barba, su cabello rebelde y los músculos que había debajo de aquella prenda roja le daban ese punto de verse tan caliente. Apartó la manta en la que estaba envuelta, se sentó a mi lado y nos envolvió. Apoyé mi cabeza en su pecho, disfrutando de nuestro momento.
— ¿Hablaste con Sussan?
—Si, ambos están disfrutando del sol Hawaiano. Prometen llegar para año nuevo. Te mentira si te dijera que no extraño tenerlos aquí.
—También extraño a mis suegros, sobre todo los postres de Sussan. Es raro como mis navidades cambiaron desde que te conocí. Más ahora con nuestros hijos.
—Recuerdas nuestra primera navidad de casados.
—Claro que la recuerdo, te la pasaste llorando por tus padres, estuve a punto de volverme loco por no saber que hacer.
—Afortunadamente mi chico es listo— dije, subí mi boca hasta la suya. Un beso rápido y volví a mi posición. — No salimos de la cama durante dos días.
Ambos reímos ante nuestro recuerdo.
—¿Cual a sido tu peor Navidad? — preguntó.
—Esa es fácil, cuando nos separamos porque recordaba nuestra última Navidad en casa y todo lo que paso. Simplemente fue demasiado. — su abrazo se hizo más fuerte. —¿Y la tuya?
Cuando terminé la pregunta era demasiado tarde, obviamente su peor Navidad debía ser el año que perdió a sus padres y se quedó solo.
—Sé lo que piensas y no, esa Navidad no fue la peor. No te voy a mentir me dolió cuando se fueron. Sin embargo, no me sentí tan solo como ese primer año de separación, estar sentado en la mesa de mi apartamento con una cena congelada. Lloré como un bebé. — mis ojos se llenaron de lágrimas. Al imaginar a un hombre como Oliver quebrarse. — Por eso ahora disfruto al ver como Sam, Alex y Declan escriben sus cartas a Santa, su cara de felicidad al ver los regalos bajo el árbol. Me encanta ayudarte con los preparativos y colocar las luces en la casa, porque ahora se lo que sería no tenerlos conmigo.
Como no amar a mi esposo, merecía un beso de esos que lo ponían loquito. Estaba apunto de besarle cuando siguió perdido en sus pensamientos.
—Realmente las fiestas tuvieron sentido hasta que llegaste a mi vida, antes eran todo descontrol y locura. Mi refugio fueron los excesos, luego de la pérdida de mis padres disfrutar mi vida al máximo se convirtió en mi ley. Un idiota total, recuerdo que en una de esas fiestas de Navidad bese a una chica sin importarme que su novio estaba por algún lado. Joder, estaba tan ebrio que incluso le dije que se casaría conmigo. Demasiado loco.
Mi corazón comenzó a latir demasiado rápido, aquella historia resonó en mi cabeza. Debía conocer cada detalle.
—¿Como pasaste de un beso a un me voy a casar contigo?
—No lo sé, ¿en serio quieres escuchar esa historia?
—Sí, quiero saber con quien estuviste a punto de casarte.
—Jajaja, vale te contaré. No recuerdo el aspecto de la chica, creo que era rubia, como dije estaba borracho. La fiesta estaba al máximo cuando ella llegó con el novio, la noté desde que pasó entre la multitud. Entre mis pensamientos poco coherentes apareció aquello de será mía esta noche. Inicié con mi fase de depredador, la observé mientras me bebía todo lo que me ponían en la mano. Sólo esperaba la oportunidad, entonces vi como ellos mantenían una conversación un tanto incómoda para ella. No me preguntes como sabía eso, estando como estaba pero lo supe. Entonces él se apartó de ella, pensé es mi oportunidad. Ella tenía otro planes, se refugió en un armario bajo las escaleras durante una eternidad. Mi mente confusa se preocupó, así que me abrí paso entre el mar de gente. Bueno en realidad fueron mis tropiezos y pasos torpes los que me permitieron llegar hasta ella. — tenía las manos sudorosas y taquicardia. Podía ser verdad que él...
—Me adapte rápido a la oscuridad del armario y cuando logre preguntarle si estaba bien. Ella ya tenía su lengua bailando un tango con la mía. Todo lo que vino después fue más para mi que para ella, en medio de mi placer gruñí eso de te casarías conmigo, como dije era un imbécil. Por que cuando terminé salí del armario y no mire atrás. Sin embargo, la única mujer que sería mi esposa, madre de mis hijos y con la que no me comportaría como un imbécil serias tú. Oye cariño, ¿estas bien? Te ves pálida.
No estaba bien, escuchar esa historia traía recuerdos.
—Oliver, esa fiesta ocurrió en ¿Aspen?
—Si pero tú ¿como .. . — no terminó, sus ojos salieron disparados, podía ver como los engranes de su cabeza comenzaron a girar.
—Te conté que mi primera vez fue con Mike en una cabaña de Aspen, no fue así. Todo este tiempo te mentí y le mentí a él por vergüenza. — era el día de la revelación de mi último secreto, aquel que jure jamás contar —Cuando Michael me invitó a pasar un fin de semana en Aspen sabía que daríamos el siguiente paso en nuestra relación. No podía con los nervios y cuando me vi sola con él alrededor de cuatro paredes, la ansiedad fue en aumento. Mike quiso distraerme así que me llevó a una fiesta de un amigo que se quedaba cerca. — el nudo en mi garganta empezó a dificultar mi relato — No ayudó mucho ir, ambos comenzamos a beber. Una gota de alcohol para Mike es como el suero de la verdad. De esa manera empezó a hablar de lo que esperaba de mi esa noche, terminó su vaso y fue en busca de más. Era mi oportunidad de escapar, lo único que se me ocurrió fue meterme a un armario.
—Ángela yo.. .
—No Oliver, déjame terminar — afirmó y se quedó callado, respire profundo —pensé en todo y nada en aquel lugar, entonces entró Mike o eso creí. Lo bese pero algo fue diferente, pensé que era por el alcohol o la adrenalina lo que me hacia sentir de esa manera. Idealizar que perdería mi virginidad en una escena romántica como en las películas salió volando cuando nos besamos. Ese era el momento, no me importaba el lugar o que tan duro sería. Lo que me importaba era que sería con la persona que amaba y confiaba. Había tomado la decisión, el aquí y ahora. Ni siquiera nos desnudamos solo saque una pierna al bajar mis jeans, le siguieron mis bragas. Entonces él se deslizó en mi interior, fue duro y doloroso, al mismo tiempo que un fuego corría por mi sangre. Algo en mí quería ese lado de él, su descontrol y el salvajismo por tomarme. Sentí esa pasión de la que hablan las chicas, el ruido de afuera no era impedimento para escucharle jadear, gemir y gruñir. Sentí la tensión en mí, cuando él se corrió lo hizo gruñir un te casarías conmigo. Mi corazón latió desbocado por mi liberación silenciosa y sus palabras. Cuando él se alejó de mi y salió del armario no entendí lo que había sucedido. No sabía si hice algo mal o que pasaba. Salí directo a buscarle, su amigo me encontró primero entonces me dijo "Finalmente te encuentro, Mike cayó dormido en mi habitación, puedes subir y también quedarte a su lado" sus palabras fueron como un balde de agua helada. Nunca estuve con Mike, esa noche me metí con un desconocido. Ahí inicio mi mentira, Mike se despertó desnudo a mi lado. No recordaba nada de nuestra primera vez, porque nunca la hubo. Aunque lo hicimos después, no obtuve los juegos artificiales siempre faltaba algo. Hasta que llego un hombre montado en una Harley-Davidson.
—Ángela, yo de verdad lo siento.
—Yo no, ahora se que mi destino siempre has sido tú. Sentirme consumida por tí cada vez que me tocas, acaricias, besas e incluso cuando me miras. Al final si fui tuya, te pertenezco.
—Maldito hombre con suerte— susurró, enseguida me subió a su regazo como en nuestra primera Navidad juntos. Ni siquiera nos desnudamos. Esta vez si mire los ojos del hombre que se adentraba en mi como si no hubiera un mañana. Subimos al séptimo cielo juntos, sin duda esta noche se convertiría en una de mis Navidades favoritas.
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Miénteme pero Ámame- TERMINADA
RomanceLos libros que el mundo llama inmorales son los que muestran su propia vergüenza. Oscar Wilde