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Septiembre 16, 2022

La semana pasó tan rápido que sin preverlo, JiMin ya se encontraba arribando de nuevo en las instalaciones de Eternal Monsters corriendo con disimulo. La puerta de cristal se cerró a sus espaldas cuando entró al edificio, al tiempo que saludaba con la cabeza a la chica que, tras el escritorio del lobby, le miraba con una leve sonrisa.

La primera planta de la compañía no era muy grande, pero lo suficiente para albergar el recibidor, un par de sillas y una galería donde cuadros a blanco y negro de los artistas de la compañía guiaban hasta el ascensor. Le habría gustado permanecer un par de segundos más apreciando cada retrato y la descripción que contenía la información de los últimos cinco años, pero el reloj marcaba las diez y debía de subir antes de retrasar más su llegada.

En comparación con las instalaciones de Kive Entertainment, EME era muy imponente. Eternal Monsters había crecido a gran velocidad con el pasar de los años, sorprendiendo en el camino a toda la industria. De la disquera que inició en un sótano, no quedaba más que el equipo y las metas que los habían impulsado a crecer, porque en la actualidad la gran edificación de diez plantas hacía parte del panorama urbano y empresarial que portada todo Yongsan-gu.

Con la mirada aún fija en la arquitectura del recibidor, se adentró en el ascensor bajo una melodía desconocida. Muchas personas odiaban aquellas tonadas repetitivas, pero en ese momento eran una buena compañía, sobre todo por ser capaces de distraer a una cabeza que no dejaba de divagar.

Por los segundos que se tardó dentro de la caja, quiso creer que los revoltosos pensamientos se habían silenciado, pero al abrirse las puertas se dio cuenta de que estos seguían ahí, junto a imágenes de lo que haría al encontrarse con el mayor, o de cómo podría actuar con indiferencia después de lo ocurrido la semana pasada.

Y pensando que no empeoraría, se fijó en la hora notando como sus pulmones retenían el aire ante los nervios. Sin ver escapatoria, dio un paso fuera del ascensor, respiró con calma y, armado de valor, emprendió camino por el pasillo que se extendía ante sí.

Aquella zona daba la impresión de ser espaciosa por la sobriedad en la decoración. Cada puerta era de vidrio esmerilado, lo que aportaba privacidad a los artistas que pasaban largas jornadas en el lugar; las paredes blancas y, entre las puertas, los mismos retratos monocromáticos del primer piso yacían junto a los nombres y trabajo discográfico de cada artista.

Sin fijarse en si estaba solo o no, se dejó llevar por el detalle de aquel elemento. Ver todo y simular que no le interesaba era imposible, por lo que dedicó varios segundos a leer las descripciones, llevándose una gran sorpresa con la de su nuevo compañero; el cual, desde su llegada, le esperaba con el ceño fruncido en la puerta del estudio.

Pero JiMin, ensimismado en leer el trabajo del de cabello gris, no lo notó.

Recordó el día que YoonGi debutó bajo el nombre de Agust D' con una estética grunge que llamó su atención de inmediato. El joven JiMin buscaba un artista que le inspirara, y se topó con canciones que terminó escuchando por horas. Cada una era cautivadora por sí sola. Eran reales y narraban una historia que lo ahogó en la realidad que Min atravesó para llegar hasta donde se encontraba.

Rivals || YoonMin/JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora