17. El principio del fin

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Narra Dimitri

Suspire pesado y camine al otro lado de la habitación.

Me sentía frustrado,desde pequeño me habían utilizado, pero estaba cansado de ello, quería ser yo mismo, quería vivir en mi propio infierno, aunque eso significara dejar a la mujer que amaba.

Me pase las manos por el cabello y me senté en el pequeño buró de madera.

Al levantar la vista Gates  me estaba  mirando atentamente.

—Lo voy hacer. —dije y al escucharme enderezó su postura.

—¿Estas seguro?— pregunto mientras jugaba con sus dedos y yo asentí.

Sabia que iba hacer y esperaba no arrepentirme de ello.

Narra Tarah

Asentí con la cabeza y abrí el cajón que tenia frente a mi, una parte de mi estaba agradecida con Dimitri, pero otra parte estaba tan asustada que no quería hacer la llamada.

Tome el celular y apreté el número 1.

—Bajo control. —dicho eso colgué la llamada y aventé el celular.

—Tenemos al menos 30 minutos para que vengan a buscarnos. ¿tienes alguna otra duda? —dije mientras cerraba el cajón. Dimitri se levantó de su asiento y comenzó a caminar a donde yo estaba.

Las manos me empezaron a sudar y me comencé a sentir bastante nerviosa.

—En 30 minutos podemos hacer muchas cosas divertidas. —dijo mientras le daba la vuelta al escritorio.

—Yo...—quise decir algo, pero mi cerebro comenzó a fallar, al llegar a mi lado Dimitri hizo girar mi silla dejándome justo  frente a él.

—Estamos casados.—negué con la cabeza rápidamente.

—La boda nunca inicio.—dije y el sonrió, no era una sonrisa sarcástica, no era una sonrisa burlona, era una genuina, lo sabia porqué conocía perfectamente cada una de ellas.

—En mi imaginación el juez dijo puede besar a la novia. —estaba apunto de protestar cuando Dimitri sello el espacio que había en medio de nosotros y me besó.

Sus labios encajaban perfectamente con los mios, su respiración, cada vez era mas rápida y sus besos mucho mas profundos.

Quería apartarlo, quería que parara, pero al mismo tiempo mi cuerpo se negaba a que lo hiciera, ambos  sabíamos que quizás, estará seria la última vez que nos besábamos, así que finalmente cedí.

Separo nuestros rostros y limpio una lágrima que escurría de mis ojos. No me había dado cuenta de que estaba llorando y en ese momento mi seguridad, mis barreras, mis miedos todo amenazaba con salir.

Y es que había entendido perfectamente, que no habría otra persona a la que amara de la misma intensidad, en la que lo amaba.

Me dedicó una leve sonrisa y beso mi frente.

—No importa el final que tengamos. Tú siempre serás la persona por la que valdría la pena quemar el mundo de ser necesario, porqué hoy, mañana y siempre serás mi gran amor.—al escucharlo me levante de la silla y me lance a sus brazos.

—Te amo, en está y en todas las vidas que tenga siempre vas hacer tú. —dije sin poder esconder mas mis lagrimas.

Permanecimos un rato abrazados, sin decir palabra alguna, escuchando como latían nuestros corazones disfrutando del silencio, de nuestro aroma, de nuestro último abrazo.

Dimitri fue el primero que se separó y al dejarme sentí un poco de melancolía, me estaba acostumbrando a su calor.

Me tomo de la mano y me hizo caminar hasta el sofá una vez ahí saco de su bolsa una pequeña cajita.

Al verlo levante la vista y él sonrió.

—Mierda, esto no debería haber ocurrido de está manera, debería haber sido algo muy especial.

Tenía todo preparado para la luna de miel. —suspiro pesado y se puso de rodillas.

Aún recuerdo la primera vez que te vi, llevabas puesto un vestido rosa que hacia que tu piel blanca resaltara mucho más, que tus pecas se vieran como pequeñas estrellas adornadas en tu piel.

Te acercaste a mi y me dedicaste una sonrrisa tan hermosa que pensaba que el mundo se paralizaba por tan hermosa y perfecta que eras. 

Mamá me tuvo que dar un empujón para que te saludara, estaba sin aliento, tanto que no me salían las palabras.

Así que me fui corriendo dejándote con la mano estirada.

Y es que en ese precio momento hhabía elegido a la mujer con la que quería compartir mi vida.

Así que una vez más te vuelvo a preguntar.

Tarah Gates ¿Te quieres casar conmigo?

No es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora