Capitulo 7. ..Tu me agradas..

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Un día más, cosas nuevas  que aprender y otras muchas que recordar, sentía aún los ojos resecos de la noche anterior, le habían tomado desprevenida, la última vez que había sufrido una de esas recaídas estuvo en casa una semana, no comía mucho y pasaba casi todo el día en la cama absorta en sus pensamientos. Había prometido no hacer más incapié sobre esas viejas heridas pero algunos sentimientos simplemente no podían desvanecerse sin más. Aunque no tenía muchas ganas de despegarse del acogedor llamado de la almohada y las sábanas debía ir al instituto o tendría problemas, su pequeño amigo la saludó como de costumbre, hizo lo de todas las mañanas y esperó por Alex.
El sonido del timbre anunciaba la llegada del chico, a la hora de siempre sin atrasarse ni un minuto de más, se preguntó cuántas personas quedarían decepcionadas por no recibir su comida gratis por plazo atrasado teniéndolo de repartidor, esa idea le distrajo un poco de su tormenta personal. No hacía tanto sol como el día anterior así que esta vez se podían apreciar muy bien sus amables ojos con el color de dos aguamarinas pulidas con el encanto y la precisión de un experto.
-Buenos días- dijo ella con una mirada algo sombría, quería ocultar su malestar pero en algunos momentos le resultaba imposible.
-Buenos días, ¿dormiste bien?- había notado su expresión inclusive antes de centrarse en su rostro y el enrojecimiento causado por la manipulación en sus ojos y las lágrimas.
-Claro, solo que anoche comí algo tarde y no creo que me haya hecho bien la digestión- mintió.
-No deberías romper los horarios de comida, a veces pasar mucho sin comer puede afectar tu cuerpo incluso la mente- enfocó en esta última como si ya hubiera saboreado ese aperitivo del que le mencionaba.
-Lo se, no fue a propósito, estaba algo distraído, nada más.
Llegaron y después de guardar sus libros notó que entre los escolares también se encontraba el que había pedido a la biblioteca, en ese instante no podía ponerse a leer así que optó por dejarlo hasta la hora del almuerzo. Sintió alguien que la vigilaba de cerca, podía sentir odio y maldad en ese aire que perturbaba sus sentidos, buscó con la miraba pero no encontró a nadie, estaba allí de eso podía estar segura pero..¿quién? Ese fue su último pensamiento antes de que el sonido de la campana le susurrara el comienzo de la primera sección de clase.
El hecho de ser la última en llegar no le sorprendió tanto como ver a Félix muy cómodo en su sitio y con sus notas sobre la mesa, se apresuró y tomó asiento.
Las horas transcurrieron y llegó el almuerzo, el pasillo de los casilleros estaba lleno como de costumbre, quería apresurarse para tener tiempo de leer así que aceleró el paso.
Un cuerpo musculoso y de mucho más volumen que ella le hizo interferencia y ella cayó al suelo sentada mientras que sus libros se desparramaban junto a ella. Alzo la vista y eran esos dos chicos que había visto antes junto a Félix abandonado el baño de hombres.
-Lo siento- se disculpó mientras reorganizaba su mochila y luego de levantarse siguió su camino consciente del enojo que había provocado.
-¿Vas a dejar que se marche así sin más?- dirigió el chico rubio hacia él.
-Puedes estar seguro de que no.
Segundos después el chico extranjero salió viendo la mirada de odio en el más robusto.
-¿De quién hablan?
-De una chica que no se fija por donde va y habrá que enseñarle a prestar atención- respondió.
Una sutil mirada hacia abajo le hizo reconocer de inmediato esa portada forrada de cuero marrón y con sutiles bordes en plateado, lo recogió con sumo cuidado y salió a la zona de deportes para poder inspeccionarlo sin interrupciones.
Mientras desabrochaba la cinta que lo mantenía cerrado empezó a ojearlo, todo lo que veía eran historias contadas por creyentes de supersticiones que afirmaban ver seres oscuros rondando por ese lugar, naturalmente nadie les creyó pero como era un relato interesante lo dejaron grabado en las fibras del papel amarillento. Revisó una por una y sin un resultado óptimo, nada de lo que buscaba estaba allí salvo notar la inscripción de la última página señalando las dos criaturas en posiciones hostiles, escondían algo pero por más que buscara letras pequeñas o escritas al revés si las había estarían muy bien ocultas, sentía que algo no estaba bien, esos dibujos no encajaban con las descripciones del libro ni de cerca.
Frustrado lo cerró de golpe regresándolo a su mochila, no iba a encontrar nada en él o al menos no solo, quizás ella supiera algo pero debía buscar la manera de preguntárselo lo cuál era algo difícil debido a su carácter y la posición de hostilidad que ella le provocaba adoptar.
En el comedor
Se sentó después de recolectar en su bandeja una manzana, un jugo y un sándwich de vegetales y carne, a su derecha unas papas fritas. Se apresuró a leer pero por más que rebuscó no dió con lo que quería.
-¿Dónde está?- se dijo preocupada- quizás se me cayó durante el choque.
Se apresuró a comer las papas y a ingerir el jugo, guardó el sándwich y la manzana con un reluciente color rojo.
Caminó por el pasillo ahora desierto buscando el objeto perdido pero solo logró atisbar a los dos chicos anteriores conversando junto a los casilleros, la observaron y esos ojos fríos parecían llegarle al alma y congelar todo su ser con miedo, se dió la vuelta viendo que las lozas del suelo no tenían nada parecido a lo que buscaba pero no tuvo la suerte de lograr marcharse.
-Hey tú- gritó uno que tenía una voz casi como un rugido- párate allí- se acercaban a ella.
-Lo siento, estoy algo ocupada ahora mismo- respondió firme mientras los observaba con detenimiento.
-¿Así es como te disculpas luego de arrugar mi ropa?, hablaba de forma normal pero por dentro daba la impresión de ser un cocodrilo a punto de agarrarte con sus enormes fauces.
-Fue un accidente, tú estabas saliendo y no te vi.
-¿Me estás diciendo que la culpa es mía?, eras tú quien no se fijaba por donde venía.
-Estoy diciendo que chocamos accidentalmente.
-Pues te diré algo- la tomó del brazo empujándola contra el metal que respondió ante el impacto con un fuerte sonido- primero no te fijas por donde caminan tus estupidos pues y ahora me dices mentiroso, no es muy agradable de tu parte puesto que tampoco hiciste nada para remediarlo.
-Vale, esta bien, lo siento, me fijaré por donde voy la próxima- su mano comenzaba a doler debido a la fuerza que hacia el chico para sujetarla.
-Yo creo que no, no me bastará con una simple disculpa sabes..- sus ojos se enfocaron en recorrer sin ningún disimulo por sus piernas y subir hasta su pecho- pero si haces algo por mí puede que lo deje pasar- puso su mano sobre su cintura desvergonzadamente.
Karol sentía el corazón latirle a mil por hora, el miedo le recorría el torrente sanguíneo debido a la situación en la que estaba, en el momento que el tipo la tocó el miedo se intensificó haciendo que le proporcionara una patada con su rodilla justo en el estómago, cuando el agarre aflojó se apartó de inmediato pero se vio detenida por el chico rubio.
Fuera de allí
Ahora solo miraba el paisaje, sus ojos se habían cerrado luego de recrear en su mente el verde de los árboles y el azul del filmamento con algunas nubes en él.
Abrió los ojos en un espasmo, las impresiones se acumularon en su mente como una oleada de cuchillos afilados entrando en su cerebro: el miedo, la desesperación, el enojo. Eran tan fuertes que le provocó un mareo repentino pero ninguna era suya, se concentró y pudo sentir esos latidos parecidos a los de un caballo de carreras: desbocado, palpitante y asustado.
Sabía que se trataba de ella, quien más sinó provocaba esas descargas de adrenalina en su sangre y despertaba ese espíritu inquieto y desenfrenado en él pero también estaba presente ese insoportable ardor que no le permitía concentrarse en nada más.
La buscó sin detenerse, sentía el pecho a punto de explotar hasta que la encontró en una de las que él creyó la peor de las situaciones.
El chico la tenía sujeta del antebrazo provocándole un terrible dolor debido al golpe que había recibido contra el frío metal anteriormente.
-Zorra- dijo el otro recuperándose del golpe en el estómago- ahora te vas a enterar.
-Gill- gritó el chico que recién llegaba y la sacó del agarre del rubio.
-Félix no te metas- le dijo agresivo.
-Déjala en paz Gill, te prohibo que la toques.
-Tú a mí no me prohíbes nada- ahora estaba furioso con ambos.
-No me obligues a repetirlo- lo enfrentó sin ningún tipo de miedo, tenia la postura de un halcón frente a una paloma: pura intimidación, con toda la confianza de alguien seguro de ganar la pelea.
-Esta no la vas a ganar tan fácilmente- Si mirada hacía ella era tan cortante como una hoja afilada- vamos Eduard.
Se marcharon sin más, ella podría haber jurado ver la sangre corriendo pero no fue así, ni siquiera sabía por qué la había protegido de esa forma pero le estaba muy agradecida.
Se respiró un aire de tranquilidad.
Un suspiro ahogado en furia le hizo calmarse un poco- ¿Estás bien?- dijo mientras la ayudaba a levantarse.
-¿Por..por qué me has ayudado?- dijo aún con el dolor en su muñeca y antebrazo.
-Porque me..- iba a decir "porque me agradas" pero lo reprimió, su orgullo y su forma de tratar a otros era lo que le mantenía en una posición que cualquier pensaría dos veces antes de cuestionarlo- porque no puedo dejar a una chica inocente que sea agredida así.
-Gracias, me alegra que no seas como ellos- eso alteró por un momento los sentidos de ambos.
-¿Por qué te alegra?
-Porque a pesar de que puedes llegar a ser muy intimidante y malo a veces no golpearías a alguien que no se lo merece, en el fondo esas cosas cuentan mucho más.
-Si tú lo dices- Si tan solo supieras lo que me hace sentir esas palabras, pensó- las clases están por terminar, puedo acompañarte a tu casa si te apetece.
-¿No sería extraño?, no tenemos ningún tipo de relación ni confianza.
-Claro que hay relación, entre salvador y salvada, eso también cuenta, además si Gill viera que te dejé sola no lo dudaría ni un segundo- se reflejó cierta preocupación en sus palabras, tenía mucha razón en cuanto a eso- pero si no quieres no hay problema.
-Espera- lo pensó durante un segundo para al final aceptar la propuesta.
-Bien, recoge tus cosas, te espero fuera.
Llenó su mochila y dio largos pasos hacia la puerta donde el deslumbrante chico de ojos bicolores la esperaba sobre la moto y con un casco para ella.
-Nunca antes he subido en moto, no se que hacer.
-Sube, ponte el casco y agarrate fuerte.
Siguió sus indicaciones aunque tuvo un poco de problemas para subirse.
-¿De dónde me agarro?
Él tomó sus manos y las puso alrededor de su cintura, los anillos comenzaron a producir ese hormigueo que no llegaba a dolor, arrancó la moto y con un suave pero rápido movimiento aceleró hasta salir a la carretera.
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Hola!! Ya se que estaba algo muerto por aquí pero no me llegaba la inspiración, aquí está el capítulo siete, espero que les guste y a las personas que tengan la duda de si el capítulo anterior está incompleto pues no, no lo está, solo que no quería aburrirlos con estás letricas.
Gracias!!

Única opción..¿Eres tú?Where stories live. Discover now