Capítulo 10

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Cuando abro los ojos no reconozco la habitación que me rodea. Recuerdo vagamente cómo Gabriel me llevó en brazos a alguna parte, pero en aquellos momentos no podía apartar los ojos de su cara.

Después de un día entero de reprimir mis instintos con él, mi bajada de defensas solo había sido una excusa para dejar de controlarme.

Solo espero no haber hecho nada ridículo.

La habitación es enorme, la cama de matrimonio en la que estoy tumbada se apoya contra un enorme ventanal que da al bosque. Todo a mi alrededor huele a Gabriel: las sabanas, las almohadas, mi pelo...

Un hombre desconocido entra en la habitación y mi cuerpo se pone tenso y en postura defensiva instantáneamente.

—Tranquila Julia, no te voy a hacer nada. Soy Felix, uno de los doctores del campamento.

Félix se coloca al lado de mi cama. Por su olor sé que es un Beta.

—El capitán Harley me pidió anoche que te examinara. —oír a alguien referirse a Gabriel por su apellido y posición militar me hace soltar una risita.— Y me gustaría hacerte un checkeo rápido ahora que has despertado.

Yo asiento con la cabeza, mientras el doctor se gira para sacar algo de una bolsa que ha traído con él.

En ese momento Gabriel se asoma a la puerta. Su postura rígida no deja ver ninguna de sus emociones, y por el olfato solo me llega algo de molestia, pero claro, eso es lo normal en mi entrenador.

Felix me toma la tensión en silencio.

—¿Por qué estoy aquí?— le pregunto a Gabriel.

—Te desmayaste en mitad del pasillo.— su respuesta es seca. Pero ambos sabemos que eso no es a lo que me refiero.

—¿Por qué estoy en tu habitación?

Gabriel mira a Félix por un momento, pero el doctor está ensimismado mientras apunta en una carpeta.

—Era más sencillo que llevarte a tu habitación. Por si necesitabas algo por la noche.

—Pero... tu no has dormido... — mis palabras se entrecortan, y Felix levanta los ojos de su tarea por un segundo, pero al ver mi ademán de indignación baja de nuevo la mirada.— ¿has dormido aquí?

Gabriel me mira con una media sonrisa no muy amistosa.

—No, Julia. No acostumbro a dormir con mis subordinados.

Una pequeña parte de mi se decepciona al escuchar estas palabras. Solo espero que él no lo note.

Felix cierra su carpeta y se pone en pie.

—Todo parece estar en orden. Claramente la pérdida de conocimiento fue causada por la inanición de tu cuerpo, que mezclada con el gran esfuerzo de las transformaciones, fue demasiado para tu organismo. Hoy deberías estar en reposo y hacer cinco comidas, pero sin mucha cantidad. Y mañana ya puedes volver a tu vida normal... comiendo, por favor.

El doctor me ofrece la hoja de diagnóstico con las indicaciones, pero antes de que pueda cogerla, Gabriel interrumpe.

—Dámela a mi. Necesito archivarla con el resto de su papeleo.

.

En cuanto el médico se va, intento levantarme de la cama. Con dar dos pasos ya tengo que parar y agarrarme al cabecero de la cama.

La llamadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora