Capítulo 1

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UNA NUEVA VIDA

Llevar una vida sexual activa es cosa normal. En las edades de más necesidades físicas por el placer, la palabras de placeres no necesarios son completamente botados. Mucho más para un estudiante de derecho, alto, de facciones simplemente preciosas, cabello castaño y-

—¡Ahhh! ¡Un poco más! —gime Levar, es tomado del cabello y jalado hacia atrás con fuerza, fuerza que se mezcla con rudeza y placer a un punto de culminar en climax.

Su cuerpo perfecto, tercio y sin imperfecciones, está bañado en sudor, cerca de sus nalgas hay algo de semen, que es la prueba de la primer corrida, ocurrida hace unos minutos. El miembro de Levar roza las sabanas, es una sensación increíble y estimulante, la punta es tocada en ocasiones y el hombre dentro suyo, muerde repetidas veces sus hombros.

—Le-levar —gime la varonil voz del contrario, una vez que da la última estocada e iniciar un leve masaje en el miembro de Levar.

Ambos terminan por correrse segundos después.

*

—Fue bueno —Matthew Rigens comenta, una vez que limpia la boca de Levar, anteriormente hubieron algunas mamadas, antes del sexo. Levar le quita la toalla al chico y se limpia él mismo—. Siempre es bueno contigo.

—Lo dices porque la excitación y la adrenalina de saber que no pusiste el seguro en la puerta esta vez —el de cabellos largos chasquea la lengua y escupe un poco—. Ya te lo dije, es la última vez que lo hacemos en un momento tan arriesgado, o me temo que deberé de romper contigo.

La sonrisa de Matthew se extiende.

—No, no me arriesgaré a ello —ríe un poco—. El sexo es demasiado bueno y eres tan bueno que me nublas. Nunca antes había sentido tanto placer por tener un compañero sexual.

Siempre era lo mismo, de todos modos, ignorar la extraña sensación que le produce algunas veces el sexo vacío, es tema personal y propio en su mente. Odia cuando no escuchan sus peticiones, cuando no desea algo y termina cediendo ante el placer. Los seres humanos son maquinas del placer, basura completa que puede ser manipulada en un roce.

—Claro —la puerta se abre y un par de estudiantes se adentran al salón. Es hora de la primera clase. Levar acomoda su saco—. Muchas gracias por solventar mis dudas, profesor Rigens —dice, en un tono bastante casual, algo aburrido.

Matthew acomoda los papeles sobre su mesa y le brinda una palmada en el hombro a su estudiante favorito, esa sonrisa encantadora, que dice no haber quebrado un plato, hace que las alumnas femeninas suelten un suspiro.

—Cuando quieras, Levar —y con eso, Levar busca tomar asiento—. Muy buenos días a toda la clase en general. Hoy se ven bastante bien, pero no dejen que el buen humor les haga pensar que voy a cancelar la clase de debate con perdida de puntos registrada.

*

Cuando Levar sale del salón, es interceptado por Ethan. Ethan, quien lleva el saco característico, producto de cursar como presidente del comité universitario, le da una carpeta llena de papeles, sus rostro denota algo de prisa.

—Mira, yo he hecho un espectáculo en medio de mi exposición, porque confundimos carpetas —niega algo tosco—. Lo único bueno de todo esto es que el profesor me quiere, porque habría sido una mierda de bajo en puntos por la tremenda mierda de exposición que hice.

Levar ladea una sonrisa escondida.

—A lo que me quejo y me pregunto, ¿Cómo has hecho el debate si tenías mis hojas llenas de una investigación sobre problemas mentales de grandes grados? —le señala con acusación, se acerca un poco, en donde pasa su brazo por detrás del cuello de Levar—. Tú, pecador insano, te estás acostando con el profesor Rigens, ¿No es cierto?

El arte de tu recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora