Capítulo 8

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—Come un poco de esto —pide Levar y extiende un pedazo de salmón hacia Scott, quien abre la boca y espera a que pueda ser un poco más consentido. Levar niega y le da la comida—. Asqueroso, ¿Verdad?

—Mhmm, no realmente. Como de esto con Poe en Italia todo el tiempo —explica el rubio y sonríe con la boca llena y los labios juntos, sus ojos se achinan un poco en el acto y Levar se limita a observarlo, antes de que vuelve a su trabajo de realizar un proyecto—. Me preguntaba si querías salir conmigo mañana también.

Levar vuelve a posar la vista en su plato de comida y juega un poco con el jitomate que no ha dejado de dar vueltas por todo el plato. Le duele la cabeza, no sabe porqué ha estado dejando que su relación con Scott, en los últimos tres días, sea igual a la de una pareja.

Han pasado tres días desde que Scott le dijo que se marcharía a Italia y han salido, han comido juntos, han reído, han acariciado sus cuerpos y se han besado en la habitación de Levar. Las cosas parecen sacadas de un sueño, pero no puede apartarse de ahí, quiere seguir amando y siendo amado.

—¿A dónde quieres ir?

—Podemos ir al lugar que desees, o podemos disfrutar de algún tiempo juntos en casa. Lo que sea, todo es perfecto cont-

—Basta —interrumpe Levar en medio de una risa y Scott le observa, sonríe avergonzado con lo cursi que realmente ha sido últimamente. El chico de cabello corto alza su mano en su burla y hace un ademán—. Eres tan cursi que me dan ganas de vomitar.

—Ahh, que vergüenza. No digas eso, ¿Qué quieres? ¿Un chico rudo?

—Esos son los que me gustan que me hablen y que me den, no necesariamente cosas, sino-

—Lo entiendo, lo entiendo —Scott interrumpe esta vez y hace un puchero bastante infantil, antes de cerrar la tapa de su laptop—. Bueno, yo no voy a ser ese tipo de persona. Me considero una persona alegre y no un idiota sin corazón. Deberías de estar feliz por ello.

—Lo estoy —las risas se marchan, ahora Levar simplemente sonríe suavemente y la sola acción con aquel tipo de respuesta hace que Scott sienta un dolor en el pecho, de esos característicos que duelen cuando uno está enamorado—. Nadie me ha esperado tanto o me ha querido tanto como lo haces, Sky. 

—Tu hermana te ama, Levar —Scott trata de cambiar el tema, lo hace sentir abochornado. 

—¿Qué dices? Carrie parece no estar en esta universidad para mí. Nunca la veo, es como si desapareciera de mi vida desde que consiguió a Tanner. Ella faltó a la última reunión familiar porque Tanner tenía un partido —comenta.

—Al menos es feliz.

—Claro, su felicidad es mi felicidad —asiente Levar y ambos se observan en silencio—. ¿Crees que no nos preocupamos por nuestra felicidad?

El silencio es de un par de segundos, la brisa de aquel lugar pasa como una ventisca fría que advierte de una posible lluvia dentro de un par de horas o minutos. ¿Por qué siempre tenían que llegar a ese punto? 

—Creo que siempre intentamos ser felices, pero nos preocupamos más por la felicidad de otros. No podemos ser felices cuando nadie es feliz —comenta Sky y Levar deja su tenedor de un lado, la atención se centra en Scott completamente.

—Al menos lo tenemos en común —Levar alza un poco sus cejas y Scott rasca su cuello. Lleva su cabello largo atado en una media coleta que Levar le ha hecho con un pequeño moño—, pero ya lo verás... prometo llegar más adelante y hacerte feliz.

Scott sonríe un poco.

—Lo sé.

—¿Alguien me dice porqué huele a mierda en la piscina? —la voz de Ethan los interrumpe y pueden ver al ex-cupido llegar al lado de ellos, se ve completamente molesto y bebe un poco de leche de bananas—. Es realmente molesto... hombre, ¿Interrumpo algo?

El arte de tu recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora