Capítulo 16

133 20 34
                                    

Si bien es claro que Ethan tenía otro tipo de planes para la bienvenida de Levar y Blake, no podría quejarse de lo sucedido minutos atrás, sería algo inolvidable para añadir a su lista de ridiculeces que ha cometido.

Blake observa por la venta del gran auto, silencioso, analizando y siguiendo el paisaje de Londres tan oscuro, no le gusta para nada aquella atmósfera tan gris que parece rodear el cielo o los colores casi neutrales. El niño, ladea su vista, Angelo conduce el auto, su mano toma la de Ethan, quien no deja de hablar en el asiento coopiloto, Levar también habla con ambos, en el asiento trasero. Ginebra lleva auriculares puesto, moviendo su cabeza al ritmo de alguna canción infantil que escucha desde su tablet, mientras Fiorenzo lee-

—¿Te interesa la filosofía? —cuestiona el de cabellos castaños al azabache, Enzo alza la vista y asiente una sola vez, para responder:

—Aunque prefiero la ciencia, pero "Banquete" es el libro que siempre traigo conmigo —explica y observa mejor al contrario. Blake es un niño bonito, pero luce bastante serio y Enzo es un niño al que le hablan, no el que habla—, ¿Qué fue lo último que leíste?

—El último que leí fue "Análisis numero de ecuaciones" —se acerca un poco interesado y Enzo abre su boca, aún más interesado, dejando que la cercanía sea posible—. Ya he terminado los libros del inicio para ciencia, ya sabes: La cuenta atrás, Somos nuestro cerebro...

El viaje acelera su paso, el primero momento de nervios que Levar no puede controlar es cuando Angelo el brinda un té frío y un pan dulce, sus favoritos, se los había comprado Scott antes de que el matrimonio Fiore fuese por ellos al aeropuerto.

Scott había amanecido repleto de energías, Ethan había odiado que el rubio interrumpiera sus horas de sueño a las cuatro de la mañana, tocando el tiembre de su casa imparables veces. Entrena ese día muy de madrugada, pero fue más importante el comprarle lo debido a los Rogers.

La casa de Ethan y Angelo es bastante grande, tanto, que Levar se burla de ambos al hacer ver obvio su dinero. Blake no tarda en tomar a su padre de la camisa, por detrás, mientras habla con el mayor de los Fiore. Y todos caminan hacia el interior, donde, los recibe una saltarina y ansiosa Carrie, quien se abalanza hacia su hermano entre chillidos y sonrisas, que realmente asustan a Blake y lo hacen retroceder.

—¡Maldición, Levi! No es justo que te vean primero ellos —se queja Carrie, una vez que Levar la tiene apoyada entre sus brazos. La chica, de cabellos cortos ahora, le brinda un par de palmaditas a las mejillas pálidas de su hermano—. Tú y yo crecimos en el mismo espacio.

—Ya, ya —Levar palmea su cabeza, como si fuese un cachorro. La contraria no se ve molesta en absoluto, se encuentra demasiado feliz de ver al hombre adulto frente a ella—, ¿Estás consumiendo drogas?

—¡No! No me culpes por emocionarme —Carrie le brinda un empujón y un exhausto hombre se adentra al lugar, con grandes ojeras oscuras bajo sus ojos, una mueca de horror y tres niños sobre él, uno entre sus brazos, otro arrollado en su pierna derecha, como si fuese un panda en una rama de bambú, y el otro casi le está matando, pues tiene sus bracitos apoyados alrededor del cuello del hombre.

Levar siente como Carrie le sostiene del brazo y estos tres niños se observan entre ellos. El hombre suspira, al menos su ropa se ve pulcra y su cabello bien cortado.

—Intruso, pá —balbucea casi incomprensiblemente uno de los niños, automáticamente, los dos otros observan con curiosidad al adulto.

—Carrie, dijiste que les ibas a dormir —se queja, como un niño, el hombre que avanza hacia ellos. Levar trata de no reír ahí mismo, el contrario lo puede notar.

El arte de tu recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora