Dalfe salió de la habitación de los bebés con Telma a su espalda, cerrando la puerta con cuidado de no despertarlos. Se sintió aliviada de dejar a los pequeños y poder descansar su adolorido brazo. Telma la veía acusatoriamente y Dalfe sabía que quería una explicación.
-Telma, siento haber salido.- La pelinegra se cruzó de brazos.
-Y...
-Y poner en peligro a los demás.
-Y...
-Y romper el juramento.
-Y...- Dalfe comenzaba a impacientarse. No sabía a lo que Telma se refería.
-Creo que es todo por lo qué debo disculparme.- Esto enfureció a la otra chica, que sin previo aviso la abofeteó.
-Por matarme del susto. Por eso te falto disculparte.
Una atónita Dalfe balbuceo una disculpa sobándose la mejilla. Se llevó una segunda sorpresa cuando Telma la envolvió en un abrazo asfixiante. Dalfe estaba acostumbrada a los repentinos y extremos cambios de humor de Telma; pero a veces lograba tomarla por sorpresa.
-Está bien acepto tu disculpa.- dijo por fin dejándola respirar. -Pero no creas que ya te salvaste. Tendrás que contarme que pasó y quien te hizo eso. Nadie lastima a mi mejor amiga y se sale con la suya.- Camino por el corredor- Vayamos a la enfermería.
Bajaron las escaleras y escucharon una palmada a sus espaldas. Voltearon y encontraron a Jalin con ambas manos juntas. Tenia esa expresión de superioridad y flojera, como si a un ingeniero de astrofísica le dieran a enseñar a un grupo de primaria. Vestía con una chaqueta de mezclilla sobre una playera marrón, sus jeans eran tan oscuros que parecían negros y sus botas de montaña no hicieron ningún ruido cuando se acerco a las chicas.
-¿Qué sucede Jalin?- Aventuro Telma antes de que Dalfe pudiera decir algo.
Este hizo varias señas con sus manos que ambas chicas entendieron a la perfección [nos-llama-M] . M significaba Mome. Ambas siguieron a Jalin sin decir nada más.
El chico las condujo hasta la oficina de Mome que se encontraba en el ático. La puerta estaba entreabierta y se escuchaban voces en el interior. Entraron y se encontraron con su tutora acompañada de Arrael y Kolen alrededor del escritorio. Sobre de este se encontraba un mapa y el libro más abultado que Dalfe había visto en toda su vida. Tenían expresión lúgubre, inclusive la acidez normal de Arrael se había intensificado. Algo iba definitivamente mal.
-Tardaste mucho.- Empezó tan amable como siempre Arrael.
-[Estaban-en-el-primer-piso]- Se defendió Jalin, utilizando mucha fuerza en sus señas.
-¿Qué es lo que sucede?- Intervino Dalfe, antes de que Jalin y Arrael comenzaran a pelear, como siempre hacían cuando discutían por cosas menores. Era una rara forma de demostrar su amistad. Pero en ese momento, Dalfe estaba más interesada en el elefante en la habitación. -Tiene que ver con ...- Miro a los presentes y se sintió culpable. - ... lo de esta noche.
-Lamento informar que si.- Respondió la mayor. Dalfe se mordió la lengua. -Recuerdas a los soleados en la entrada.- Por supuesto que Dalfe recordaba, le habían helado la sangre. La chica asintió molesta.
-Un momento. ¿Realmente nos visitaron soleados?- Cuestionó Telma, su sonrisa cayó y fue reemplazada por una mueca de angustia total.
-Y Dalfe no nos aviso- Añadió Arrael indignado mirando a Dalfe. Está solo le saco la lengua, aunque sabía que sus acusaciones eran completamente válidas.
-Eso no importa. Ya se han ido, pero...- La mayor se detuvo, bajo la mirada y jugueteo con su anillo. Hasta ese momento Dalfe reparo en lo nerviosa que estaba Mome. Estaba acostumbrada a verla ansiosa, pero ahora era diferente. Lucia diez años mayor y con los ojos vidriosos; como si hiciera un esfuerzo enorme por no llorar. Molgarde no era una mujer que soltara lágrimas. De hecho, Dalfe nunca la había visto llorar, ni siquiera en los funerales.
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Vida Salvaje
FantezieLa magia es peculiar y encuentra la forma de poner todo en su lugar. Los "depredadores" solo asesinarán Los "salvajes" siempre combatiran Los "soleados" nunca se rendiran Y ninguno terminara por ganar.