3-1-19-1/4-5-12/20-5-18-18-15-18

19 0 0
                                    

Un roedor peludo de cola alargada cruzo justo delante de sus pies, provocando que Rila diera un brinco y Thalia gritara a su lado.

-Shhhhhh- Las calló Calixto por detrás mirando sobre su hombro y en los alrededores para asegurarse que no habían llamado la atención.

Era tarde por la noche y las personas habían salido de sus trabajos y vuelto a sus hogares hace mucho, por lo que las calles estaban casi del todo vacías a excepción de alguna pareja casual, o algún sin hogar; o algún maleante de tan mala espina que preferían cambiar de acera.

Lo que no importaba en realidad. Porque no tenían realmente mucha idea de a donde debían de ir. Helana había sido muy vaga con respecto a la dirección y la clase de depredador que buscaban. Les había dicho que de la librería donde se ubicaba la base de la comunidad de la mariposa astuta eran dos cuadras al norte y una al este, justo donde las calles se cruzaban. Dijo que sabrían que era el lugar cuando vieran la reja de alambre y letreros de "peligro-no entrar".

Fue algo confuso al principio, pues no tenían idea de la orientación del de la ciudad con respecto a los puntos cardinales y preguntarle a Helana no era una opción. La cabeza de la comunidad no tenía ninguna paciencia con nadie y era tan fría como un glaciar. No se molestaba en responder sus dudas y los castigaba desmedidamente cuando no acataban sus órdenes con precisión; dejándolos sin comer por un día o obligándolos a entrenar hasta que su cuerpo desfallecía del cansancio. Tampoco era como si le hubieran podido preguntar a Kolen, él ya estaba en otro encargo y al parecer Helana no podía esperar a que regresara, por lo que los envió a ellos en su lugar.

Así que su mejor opción era recorrer la ciudad hasta encontrarlo, siguiendo los movimientos de un caballo de ajedrez.

Los intervalos entre las farolas y la oscuridad se volvieron más largos. Los domicilios pasaron de descuidados, a deteriorados y finalmente a abandonados. Las banquetas en algún punto se fundieron con la carretera y los baches en esta se profundizaron y ensancharon. Había grafiti en todas las bardas disponibles y ahí en la ambigua intersección entre dos calles igual de inseguras, estaba su destino, con letreros, cintas y advertencias de sobra.

Calixto fue el primero de los tres en verlo y se echó a correr. Thalia tomó la mano de Rila y la arrastro para tratar de seguirle el paso. Justo como había dicho Helana la propiedad estaba rodeada en su totalidad con malla de alambre entretejida con lona verde que impedía ver lo que estaba del otro lado. Para cuando lo alcanzaron, Calixto dio una patada de frustración a la reja.

-No puedo escalarla- Se quejó luego miro a las chicas. -¿Thalia puedes pasar y buscarnos una entrada?- La mencionada analizo la reja, desde la cima rematada en alambre de púas hasta el casi inexistente espacio inferior entre la reja y el asfalto.

-Creo que si.- Soltó la mano de Rila y se transformó. Un segundo Rila estaba viendo a su amiga y después de un resplandor estaba viendo a un animalejo de pelaje gris y trompa alargada.

El tejón olisqueó el aire, antes de meter el morro por debajo de la reja y desaparecer tras esta en un acto de magia de compactación de su pelaje. No paso ni un solo minuto y Calixto ya se paseaba de un externo al otro del enrejado, tirando de los letreros y tratando de mover la lona para alcanzar a ver algo, lo que fuera, pero al parecer no lo conseguía, ya que refunfuñaba cada vez y aceleraba su paso. Esto no hacía más que poner a Rila más nerviosa por lo que no aparto su vista del lugar donde Thalia había entrado, esperando que mágicamente volviera a aparecer.

No lo hizo. Ni en los primeros cinco minutos, ni a los diez. A los veinte minutos Calixto estaba genuinamente angustiado, había dejado de caminar y ahora apuñalaba la lona con una navaja mientras metía el ojo en los agujaros. "Maldición, maldición, maldición..." murmuraba cuando al parecer no encontraba nada.

Vida SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora