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Yoongi

Ya habían pasado dos semanas desde el velatorio y entierro de mi hermano. Los días en los que no pude regresar a mi propia habitación a dormir, me la pasé encerrado en mi estudio escribiendo y componiendo canciones, que poco a poco iban quedándose incompletas junto al montón de melodías a medias, que dejaba junto al ordenador.

No podía ni siquiera concentrarme en mi trabajo y a pesar de que lo mejor era descansar, no lograba hacerlo. No cuando mi cabeza se inundaba de pensamientos que perturbaban mi paz por completo.

Durante una semana entera, no pude hablar con nadie más que no fuera conmigo mismo. Mi cabeza se encontraba en otro lado, mientras que mi cuerpo, era preso de un cansancio indeciso y conocido, que poco a poco iba derrumbándome en mi cama.

Las minutos se convertían en horas, y las horas en días. Me estaba dejando llevar por una gran ola de tristezas, que me mataban lentamente.

Miré la hora en mi reloj de escritorio, el cual dictaba las tres de la madrugada. Me levanté de la silla y apagué todo. Abrí la puerta del estudio y salí a través de ella, cerrándola con cuidado para no crear ningún tipo de perturbación que despertara a los demás en el departamento.

Caminé a pasos lentos sobre el pasillo hasta llegar a la habitación donde sabía que se encontraría mi Omega durmiendo; donde antes de abrir la puerta y con la mano derecha sobre la perilla, miré al frente con la mirada perdida.

Cuando me sentí capaz de abrir, cerré la puerta con cuidado y me recargué en ella, conteniendo un sollozo al ver a mi Omega en la cama, durmiendo perdidamente sin notar mi presencia. Más tarde me dejé caer al suelo, sin dejar de verlo. Podía notar a través de los débiles rayos de luz , que se encontraba envuelto entre las sabanas, y que algunas de mis cosas formaban una pequeña fortaleza a su alrededor.

Todo este tiempo, durante casi dos semanas no me vi capaz de enfrentarme a él, pues era evidente que me quebraría al instante, y no quería hacerlo, no me quería mostrar débil a quien debía proteger a pesar de todo.

A pesar de estarme rompiendo en mil pedazos debido a la pérdida de mi único hermano, de mi compañero, y familia. Él lo era todo para mí, la única persona que estuvo conmigo cuando nadie creyó en mí, y él único que me protegió cuando nadie más lo hizo.

No sabía cómo enfrentar todo, no cuando sentía que me quebraba con cada paso que daba, con cada respiración y cada latido que sentía.

Me estaba derrumbando de nuevo y no sabía cómo superarlo, pues al final de cuentas nada me regresaría a mi hermano.

Abracé mis piernas y oculté mi rostro en ellas, intentando controlar las lágrimas que con silencio bajaban sobre mis mejillas. No estaba siendo fácil, y no encontraba la manera de que lo fuera.

No sabía cómo hacerlo, como expresarlo, como sentirlo sin romperme.

Me levanté a pasos lentos, y me acerqué a Jimin. Lo miré por un par de segundos, y luego de acomodar un poco su cabello, me di la vuelta para retirarme, justo como estuve haciendo todo estos días.

—No te vayas... —Detuve mi cuerpo al sentir un pequeño apretón en mi mano—. Yoongi... No te vayas...

Miré hacia la nada por un par de segundos, sintiendo que mis ojos se acostumbraban a la oscuridad de la habitación.

Sin Secretos ᴼᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ |Yoonmin • Namjin • Taekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora