el amor es una contradicción

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-Perl’s POV-:

“Dilo, luego atacamos a mi señal.” Una voz murmuraba en mi cabeza, y la reconocí de inmediato, era él, mi supuesto padre. ¿Quería ayudarme ahora?

“Se dará cuenta.” Pensé hacia él, intentando que todo este asunto telepático funcionara.

“No lo hará, solo hazlo. ¿Quieres salir de aquí con vida o no?” su voz sonaba firme y me permití confiar en él.

—Entonces mátame —dije —. Acabemos con esto de una vez por todas.

Frida sonrió. Sentí la mirada de Lance, y rápidamente sus brazos me giraron para mirarlo a los ojos, y me zarandeo desesperadamente.

— ¿Estás loca o qué? —me susurró al borde del pánico. Intenté tranquilizarlo, pero la voz de mi padre me seguía susurrando a la cabeza “Actúa con normalidad.”

—Nunca he estado más segura en algo en mi vida —aseguré, y giré mi cuerpo hacia Frida.

Comencé a acercarme a ella, mis piernas dando pisadas firmes y silenciosas, cosa que jamás había pasado antes, supongo que era el momento. En el fondo me sentía nerviosa, ¿Qué si no funcionaba? Pero mi vida y tal vez la de Lance dependían de mi siguiente movimiento, así que me arriesgué. Sentí la presencia de Lance a mi espalda y alenté mi paso.

— ¿Sabes Frida? La gente comete errores —comencé hablando, ella frunció su ceño, sin entender —. Yo cometí el error de creer que no eras una hija de puta. Lance cometió el error de obedecer tus órdenes, y Calum —dije el nombre intentando aparentar desprecio. Clases de teatro, sirvan de algo ahora. “Vas muy bien” la voz de Calum de nuevo en mi cabeza, dándome ánimos. —, bueno, él cometió muchos errores. ¿Pero sabes cuál fue el tuyo?

“1…”

Su cejo se frunció aún más -“2…”-, y por fin me permití sonreír con soberbia.

—Creer que me dejaría matar fácilmente.

“3. ¡AHORA!”

Y así lancé una bola de energía rápidamente hacia su dirección, presenciando el momento en que Calum se me unió y rápidamente Lance haciendo lo mismo. Las energías chocaban, y Frida apenas podía hacer algo sin quedar aún más carbonizada. Me convertí en un lanza-llamas y no paré de enviar lenguas de fuego en su dirección. Calum creó una cápsula de fuego alrededor del cuerpo de Frida, se levantó por los aires, atrapada en una jaula de calor. Un grito apenas perceptible se escuchó salir de su garganta, y su cuerpo contorsionándose fue como ver una rosa marchitándose al sol. Lance comenzó a crear una segunda capa de hielo sobre la de fuego, y éste no se derritió, al contrario fue como una especie de horno…

“Corran” la voz de Calum se hizo presente en mi cabeza y lo miré, concentrado en seguir manteniendo el calor dentro de la cápsula que mantenía hirviendo a Frida y a su vez intentando hablarme con claridad a mi cabeza. “Largo de aquí. ¡Sobrevive, Perl! Huye siempre que puedas, Frida volverá en algún momento, los encontrará. Depende de ustedes sobrevivir.”

Sentí algo en mi estómago, una especie de vacío, porque entendí que él no vendría con nosotros. ¿Qué sería de él? 

En el fondo, ansiaba quedarme y luchar codo con codo con él. Pero también sabía que aunque lo intentará salvar, como él estaba intentando hacerlo conmigo, su salida de este mundo sería inevitable en algún momento. Era un dios después de todo.

“Gracias… papá” tristes lágrimas salieron de mis ojos, y ahí fue cuando él me miró. Aquella sonrisa que una vez vi de pequeña seguía allí, y aquel brillo en sus ojos era como volver a tener diez años otra vez.

“No me agradezcas, bebé” 

Y después de escuchar eso en mi cabeza, me restregué las lágrimas del rostro y tomé a Lance del hombro, obligándolo a dejar de atacar.

— ¡Vámonos de aquí! —exclamé, tomando su ahora descongelada mano, forzándolo hacia el pasillo. Una vez que entendió lo de huir, tomó mi mano con más seguridad y ahora fue él quien me llevó casi a rastras por el pasillo. Subimos unas escaleras, corriendo, y cuando finalmente salimos, me permití gritar y reír. ¿A punto de morir y salir viva de ello? Sí, una experiencia más a mi diario… Claro, si tuviera uno. Bueno, ¿Por qué no tener uno?

Salí de mis pensamientos cuando escuché una risa unirse a la mía seguida de unos labios sobre los míos. Sonreí entre besos y me eché a reír. Aún parecía de noche y me pregunté qué hora sería. Vale, concéntrate, Perl, Lance está aquí, vivito y coleando, buenote y que tiene un culote. Joder, es inevitable no ver lo bueno que está.

Lo abracé, brinqué, y finalmente escapamos de aquel lugar, usando una sombra de Lance.

Y él había usado aquella frase cursi de Titanic:

— ¿Hacia dónde, señorita? —había dicho mientras abría la sombra.

—Hacia las estrellas —respondí.

Y volvimos a la casa donde nos habíamos dado nuestro primer beso, aquel lugar donde habíamos ido después de la muerte de Ginger. De quien ahora agradezco al cielo que la haya puesto en mi camino, y que dios, o mi padre el dios del Sol, o quien sea que se encargue de los asuntos celestiales, la tenga en algún lugar feliz del universo.

—Tu saltas… —me dijo Lance cuando estuvimos frente a la puerta de su casa. Tomé su mano, y apreté.

—Yo salto —afirmé, porque en verdad saltaría por él.

Y en ese momento me di cuenta, que aquello de que los Lunarum no podían amar era una mentira. Los opuestos se atraen, ¿no es así?

Creo que el amor tenía la fuerza de mil soles, así como de mil lunas. Era luz y oscuridad, bien y mal. Porque eso es el amor, una absoluta contradicción. Una bella contradicción.

Mierda, ahora soy cursi.

Sol y Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora