veinte

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La oscuridad consumía su cuarto, el discurso de la que alguna vez fue su suegra le calo en lo más profundo de su ser. Sentía su dolor. Fue inevitable no desbordarse en llanto una vez llegó a casa.

La puerta fue golpeada suavemente haciéndose notar por sobre sus sollozos.

— Jimin, déjame pasar, por favor. —la grave voz de su mejor amigo traspasó las paredes.

— Déjame solo. —sollozó enrollandose aún más en las sabanas.

Su pecho dolía, sentía que su mundo se venía cuesta abajo, ya nada sería igual. Se arrepentía tanto de no haberle perdonado. Se arrepentía de todas las decisiones que tomó antes de eso. Quería desaparecer.

Se escuchó un largo suspiro seguido de un "voy a entrar de todos modos". El rubio se abrazó a su almohada escondiendo el rostro en ella, pensó que si tenía suerte se ahogaba con ella e igual se moría.

— Oye...

— Soy un idiota, Tae. Quizás si hubiese vuelto con él, él estaría vivo ahora. —su voz se escuchó entre cortada por el llanto.

— Quizás, no lo sé. —respondió sentandose suavemente sobre la cama, dejando caricias en el cabello del chico.— Pero lo que sí sé es que nada de esto es culpa tuya, no puedes culparte por su muerte.

— Es que no lo hubiesen chocado si no hubiese estado distraído con su celular escribiendome, y no hubiese estado escribiendome si yo no lo hubiese dejado. —volvió a sollozar.

— Hey, ya, ven aquí.

Jimin miró por sobre las mantas como Taehyung abría sus brazos invitándolo a refugiarse en ellos, a lo que el más bajo no dudo ni un segundo y levantándose le correspondió el abrazo.

— Odio verte así. —dijo el pelicastaño dejando un beso en la coronilla del rubio. — No te culpes, nada de esto es tu culpa.

— Claro que lo es. Soy una pésima persona, no lo supe perdonar cuando aún estaba aquí, y ahora que no está lo extraño tanto. Además lo traté pésimo, le dije que se fuera al infierno. Prácticamente yo lo maté. —lágrimas salían sin parar de sus ya hinchados ojitos.

— Oye, no seas tontito. Tú no eres una mala persona, le dijiste eso porque estabas enojado. Tú no lo mataste. —dijo, tomando el rosto de Jimin entre sus manos haciendo que este levantara la mirada.— Además, eres la persona más linda y tierna que conozco. Te preocupas por los demás y haces cosas por ellos sin esperar nada a cambio. Siempre das lo mejor de ti. Amas y vez belleza donde otros no la ven. Te mereces a alguien que te ame lindo, no a alguien que te engañe con cualquier persona que pase. Mereces a alguien que pueda valorarte, que sepa respetarte.

Jimin lo miraba con sus ojitos demasiado abiertos, sorprendido por las dulces palabras que le acababa de dedicar su mejor amigo.

— Sé que suena raro, y que no es el mejor momento para decírtelo, pero Jimin que no haría yo por estar en tu corazón como lo estuvo Yoongi. Me gustaría que me dejaras entrar, como lo dejaste a él.

— Tae... no puedo.

— No, no, no, no te estoy pidiendo que me correspondas de inmediato, sólo dame una oportunidad, por favor.

— Tae.

— Déjame sanar tu corazón, por favor.

El castaño tenía una mirada suplicante. Por primera vez fue capaz de decirle sus sentimientos al más bajo, aunque no planeaba que fuera en ese momento, sólo salieron de él las palabras. No pudo y no quiso detenerlas.

El rubio por su parte estaba totalmente anonadado, no sabía que responder.

Dear Jimin |›Yoonmin‹|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora