veinticuatro

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Ya eran pasadas las ocho de la noche, no faltaban más de seis cuadra para llegar al lugar donde se estaba quedando. Tenía un presentimiento raro, algo no quería que volviera a esa casa pero era el único lugar que tenía por ahora. Luego ya buscaría un lugar donde quedarse.

El celular sonó en su bolsillo. Lo sacó rápidamente para ver que Jin le había mandado un mensaje. Fruncio un poco el ceño, mirando en todas direcciones. No quería ser victima de un robo. Abrió el mensaje encontrándose con un link de noticias.

Al abrirlo apareció un informe de la policía en donde se aseguraba que las personas involucradas en el asesinato del Yoongi habian sido dos, no una como se había supuesto anteriormente. Según el artículo las autoridades lograron rescatar más vídeos de los sucesos que acontecieron esa noche.

El artículo narraba que en el video rescatado de la camara de seguridad frente al accidente, habían dos chicos, el chico que se encontró muerto dentro del vehículo y del complice se desconocía la identidad. También decía que el asesinato fue por ensañamiento, seguramente un ajuste de cuentas porque la forma en que fue asesinado era muy despiadada.

Jimin temblaba en su lugar. Lo único que podía distinguirse en la foto era las chaquetas que utilizaban aquellas personas. Un recuerdo saltó a su mente y fue la chaqueta con la que llegó Taehyung ese día. Meneo la cabeza rápidamente intentando alejar aquellos pensamientos. Estaba loco al pensar que su compañero y amigo de toda la vida hubiera hecho tal atrocidad.

Comenzó a caminar más rápido, sintiendo un ligero cosquilleo en la espalda.

Al llegar a la bonita casa entro rápidamente cerrando con fuerza la puerta tras de si y apoyando la espalda en ella mientras intentaba calmar su agitado corazón. No sabía si estaba agitado por correr cinco cuadras o por miedo a que sus pensamientos no estuvieran alejados de la realidad.

— Llegas tarde, ¿dónde estabas? —una voz gruesa lo sacó de su trance.

— ¿Eh? —inclinó ligeramente la cabeza llevando la vista hasta donde estaba su amigo.

El chico estaba apoyado en el sillón con una sonrisa suave en su rostro y los brazos cruzados sobre su pecho.

— ¿Estás bien?, estás un poco pálido. —se acerco al más bajo tratando de poner su mano sobre la frente contraria pero Jimin en un acto "involuntario" y rápido golpeó la mano y la alejó de él.

Ambos quedaron atónitos.

— Y-yo lo sient-to.—tartamudeo.— No me siento bien, Tae, creo que me iré a dormir temprano.

El más alto elevó una ceja, su semblante se había vuelto sombrío y su sonrisa había desaparecido.

— No vas a comer?—el más bajo negó.— ¿Qué pasa, Jimin?, sabes que puedes contarme todo. —volvió a hablar.

Jimin sintió su interior revolverse, no tenía idea de porque su mente volvía una y otra vez a la imagen que compartió la policía y a Tae llegando ese mismo día con aquella chaqueta.

— Lo mismo digo, Taehyung.—finalmente habló.— Sabes que puedes decirme todo.

— ¿De qué hablas?

— Taehyung, recuerdas el día de la muerte de Yoongi... Bueno, pues hoy la...

— La policía liberó nuevas imágenes y piensas que soy yo por la chaqueta, ¿no?

El más bajo asintió impresionado por como su amigo sabía exactamente las dudas que invadían su mente.

El más alto río.— Jimin, me conoces...

— Exactamente eso pasa Taehyung, últimamente no siento que te conozca.

Esas palabras hicieron que el chico frente a el borrara la sonrisa que se había formado nuevamente y dejara un semblante totalmente serio.

— Te lo voy a preguntar una vez y quiero que me digas la verdad, Taehyung.—los ojos de Jimin paseaban por toda la cara de Taehyung buscando alguna señal que le dijera algo, pero en ella no había nada.— ¿Qué hiciste esa noche?

— ¿Quieres que te diga la verdad? —Taehyung retrocedió unos paso mientras soltaba risas flojas que poco a poco fueron tomando intensidad asustando al más bajo.

— Taehyung, por dios. —Jimin llevó sus manos a su cabeza negando repetidas veces.— No. No. No. No. —lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.— Dime que no es lo que estoy pensando, Taehyung.

— ¿Querías la verdad, no? Ahí la tienes. —escupió las palabras.

— ¿Por qué? —pregunté en un hilo de voz.

— Te amo, Jimin. Te amo como nadie lo ha hecho. Él era un don nadie, un estorbo. Soporté muchos años, ¿sabes? La idea de que él te tuviera y yo no me enfermaba. No sabes cuantas noches había soñado con eso. —sonrió orgulloso.— Ahora no está para que se interponga entre nosotros.

— Eres un enfermo.

— Si, estoy enfermo. Enfermo de amor por ti, Jimin. —se acercó nuevamente tomando el rostro del contrario entre sus manos.— No sabes cuanto deseo un beso tuyo.

Se acercó peligrosamente a los labios de Jimin, los rozó suavemente con los suyos antes en juntarlos en una beso profundo que no fue correspondido. A presiono el pequeño cuerpo entre el suyo y la puerta.

Apenas Jimin pudo golpear sus partes intimas con su rodilla, haciendo que el otro se escogiera de dolor y lo soltara.

— ¡Aléjate de mí! —gritó saliendo lo más rápido que pudo de la casa y con dedos temblorosos marcó a la policía.

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Nota:

Procederé a terminar esta historia.

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Dear Jimin |›Yoonmin‹|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora