Capítulo 3

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Desperté con un horrible dolor punzante y palpitante en mi cabeza. Con una mueca de dolor me levante de la cama, sentí mis piernas débiles, de seguro por estar tanto tiempo sin moverlas, por estar dormida en esa cama, sabrá Dios cuando fue la última vez que camine. La habitación estaba vacía y silenciosa, Adam no estaba, quizás había ido a buscar comida.

Me dirigí hacia la que supuse era la puerta del baño, entre al pequeño cuarto donde las paredes eran blancas, bueno en su tiempo fueron blancas al igual que el suelo, a mi lado derecho estaba un lavamanos y junto a él el sanitario. Me pare frente al lavamanos y suspire, justo frente a mi cara estaba una extraña, era mi reflejo en el espejo, mi rostro estaba delgado y un poco pálido, mi cabello de color negro era tan corto que apenas me rozaba los hombros y mis ojos eran de color café un café para nada impresionantes como los de Adam y bajo ellos unas enormes ojeras negras. Vestía una bata holgada de color celeste con pequeños puntitos azules en ella, mis pies estaban descalzos y en ellos había pequeñas y finas cicatrices blancas.

Mientras me seguía observando escuche que fuera del baño dos personas discutían, me asome a la puerta y sin abrirla me puse a escuchar con atención lo que decían:

— Estás loco si piensas que mamá la aceptara en casa— esa era la voz de Adam, se escuchaba un poco molesto. ¿Con quién estará discutiendo?

—Pues no le queda otra opción, tiene que aceptarlo y yo me encargare de eso. Hable con el doctor Johnson y me dijo que en uno o dos días ella saldrá de aquí— esa voz no la reconocía pero me sonaba bastante familiar era una voz más fuerte y ronca que la de Adam— Por cierto ¿Dónde está?

Antes de que Adam contestara salí de baño y observe a los dos chicos frente a mí, era Josh, Adam estaba discutiendo con su hermano y al parecer era sobre mí, por lo poco que pude escuchar pronto saldría de aquí y me llevarían a un lugar donde no era bienvenida. Camine hacia la cama y me senté sobre ella, ambos observaron mi acción sin decir nada, uno de ellos se aclaró la garganta para llamar mi atención.

—Así que pronto saldré de aquí— no fue una pregunta, estaba afirmando lo que momentos antes había escuchado.

—¿Sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?— Me pregunto Josh con una expresión un poco amargada, era fácil diferenciar a los gemelos debido al color de sus ojos, los de Adam eran llamativos, cálidos y expresivos, los de Josh eran fríos y penetrantes e incluso intimidantes pero no por eso dejan de ser hermosos.

—Josh...—Dijo Adam

—No tengo la culpa que ustedes hablen alto— Respondí

—Claro, es nuestra culpa— respondió Josh con sarcasmo.

—Josh no molestes por favor ¿a qué venias?— Adam empezaba a lucir irritado.

—Ya te dije lo que quería decirte— Josh volteo la mirada hacia mí— En cuanto a ti Megan, en unos días saldrás de esta habitación y te iras a vivir con nosotros, no te preguntare si quieres porque la verdad es que no tienes opción— me dio una sonrisa de boca cerrada que parecía más una mueca de desagrado y continuo— Lamento la situación en la que estas— Eso no me quedo muy claro ¿qué era exactamente lo que lamentaba? Antes que pudiera preguntar salió de la habitación sin despedirse de su hermano y por su puesto menos de mí. Estaba claro, me caía mejor Adam.

—Lamento que te hablara así, creo que esta situación lo tiene estresado— Se disculpó Adam con una tierna sonrisa en sus labios.

—No tienes que disculparte por él pero ¿De qué situación hablas exactamente?— y allí iba yo al ataque con mis preguntas. Antes de responder Adam se froto los ojos en señal de frustración.

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