Han pasado varios días del encuentro que vi entre Adam y Josh. No he podido hablar con ninguno de ellos ya que cuando me despierto por la mañana ellos ya no están y cuando regresan yo ya estoy dormida. Mis días son bastante aburridos, se reducen a ayudar a Ana con las cosas de la casa: limpiar y ordenar.
He intentado entrar a la habitación de Josh para poder tomar alguna carta pero no puedo, siempre deja con llave la puerta.La única persona con la que hablo es Ana, intento preguntarle acerca de Josh o la muerte de Lucas pero siempre me evade, dice que no sabe nada o simplemente me ignora cambiando de tema, es muy frustrante porque al paso que voy nunca encontrare las pruebas que me pide Alisson, a decir verdad no sé qué clase de pruebas busco ¿una carta de confesión?
En este momento me encuentro fuera de casa, estoy sentada en la banca viendo al bosque, me parece un poco tenebroso vivir aquí, es decir, no hay más casas cerca, vivir en un lugar como este es como estar aislado de todo y todos.
—Hola—dijo alguien detrás de mí. Josh se sentó a mi lado. Vestía unos jeans azules y una playera blanca, tenía el cabello desordenado y en su pómulo izquierdo tenía una mancha entre violeta y verde, resaltaba mucho en su pálida piel. También tenía un pequeño corte en el labio inferior.
Tenía ganas de preguntarle por qué estaba así pero no creo que quiera responderme y si lo hace lo hará de mala manera. Así es Josh, en lo poco que lo conozco sé que le molestan las preguntas, su mirada me lo demuestra cada vez que hago una.
—Hola. Creía que no estabas en casa, según yo estabas trabajando; aportando algo para vivir en esta casa— dije con una sonrisa y él me la devolvió.
—Bueno de vez en cuando tengo que descansar. No soy tan afortunado como tú.
— ¿Afortunada yo? Creo que puedo ser todo menos eso— y era verdad, no me sentía afortunada. El no poder recordar tu pasado y sentirte abrumada constantemente, sentirte perdida porque no solo te hace falta una parte de ti sino que te hace falta todo, esa sensación constante de vacío, no es ser afortunado.
—Da igual, hace rato te vi aquí sola, supongo que debes de estar un poco desesperada por estar tanto tiempo sola— jugaba con los dedos de sus manos mientras me hablaba.
—Supones bien, aunque la compañía de Ana hace que me sienta menos sola.
—Ya— se pasó la mano por el labio e hizo una mueca de dolor.
— ¿Qué te paso en la cara?— ya está, la curiosidad siempre ganándole a mi lado razonable.
—Solo tuve algunos percances, nada grave.
— ¿Con Adam?— quizás me estaba poniendo en evidencia sobre lo que había visto hace unos días.
— ¿Te gustan los gato? Tú pareces uno, todo flacucho y fisgón, te escodes detrás de los arbustos para espiar.
No sabía si sentirme ofendida porque me había dicho delgada usando un término poco agradable o sentirme atrapada porque obviamente lo estaba.
— ¿Los gatos son fisgones?
—No lo sé, pero lo parecen. Tú pareces un gato fisgón.
—De acuerdo, soy un gato fisgón— dije riendo.
Él también sonreía, cuando lo hacía no lucia como un asesino, de hecho a mi parecer nunca lo hacía, aunque pareciera intimidante, aunque su mirada fuera fría y temible muchas veces, él no parecía un asesino porque seguramente no lo era.
— ¿Quieres acompañarme? Ya que has estado mucho tiempo sin salir de casa, pensé que quizás fuera buena idea— se rasco el cuello dejando unas leves marcas rojizas por lo fuerte que lo hizo.
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Fragmentos
Mystery / Thriller"Perder la memoria puede ser algo aterrador, pero a la vez un momento de epifanía para muchas personas" -Tom Shakespeare. Lo único que recuerdo es mi nombre, y no sé quién me dice la verdad, no se quien fui o lo que hice, me siento perdida, atrapada...