— ¿A dónde vamos?— le pregunto a mi acompañante. Hace algunos minutos fue a mi habitación para que saliéramos pero aun no sé a dónde.
—Ya lo veras— se limita a contestarme. Me tomó de la mano y salimos de casa. Al principio creí que me llevaba a la banca del patio trasero pero al parecer no. La pasamos y entramos al bosque, aun es de día, si no creería que quiere alejarme para matarme (siempre paranoica). Caminamos como por 5 minutos hasta detenernos frente a un enorme árbol, en él había una casita. — Te presento la casita del árbol Meg.
Sus labios tenían una linda sonrisa, su voz detonaba emoción.— ¿Qué es esto Adam?
—Ya te lo dije, es una casita en un árbol— dijo sin dejar de sonreír.
—Bueno si, pero ¿Por qué me trajiste aquí?
—Pensé que sería buena idea y que te gustaría ¿no te gusta?
— ¡Claro que sí! ¿Podemos subir?— dije con un poco de entusiasmo.
—Ven— me tomo de la mano y me mostro la escalera.
Al estar dentro de la casita pude notar que era mucho más pequeña de lo que se veía por fuera. El suelo estaba lleno de hoja secas y había algunas mantas sobre ellas, lo que más llamó mi atención fue una caja de cartón que estaba sobre un banco.
— ¿Qué es eso?— le señale la caja.
—Siéntate— Adam se sentó sobre las mantas y palmeo el lugar a su lado— Vamos, hazlo. Lamento decirte que no tenemos mucho tiempo. Luego tengo que regresar a mi trabajo.
—Creí que hoy no ibas a trabajar— me senté junto a él.
—Yo también lo creía— acercó su rostro al mío y con diversión continúo hablando—. Mi jefe es un poco amargado.
Se alejó y tomo la caja, de ella saco unos sándwiches y una botella de vidrio.
— ¿Y eso qué es ? — señale la botella.
— ¡Alcohol! ¡Vamos a celebrar tu cumpleaños Meg!— grito Adam con demasiada emoción.
— ¿Emborrachándonos?
—No seas aguafiestas, solo beberemos un poco. Digo, no todos los días cumples 20.
—Tienes razón— deje que destapara la botella y se la quite. Bebí directamente de ella, sentí el líquido quemando y resbalando por mi garganta.
— ¡Hey! No te la acabes, yo también quiero— me dio un sándwich— También traje esto, come.
Así empezamos a celebrar mi cumpleaños entre trago y trago nos acabamos la botella, él saco otra de la caja así que ya íbamos por la mitad de la segunda ¿o era de la tercera? No lo sé, ya estoy un poco confundida.
Estar con él era divertido, no había silencios incomodos ni nada parecido, siempre tenía tema de conversación, con Adam todo fluía bien. Hasta que dejo de reír de algún chiste malo que seguramente había dicho, se quedó serio, me observaba con determinación hasta que dijo:
—Solía venir aquí con ella— Inexplicablemente sabía que hablaba de Alexa. Su mirada denotaba tristeza; sus claros ojos estaban cristalizados y sus pálidas mejías se encontraban rojas, quizás por el efecto del al alcohol.
—Adam…
—No es momento de melancolía— me quito la botella de las manos y bebió de ella. — Deberíamos de volver.
—Creo que si— el sol ya se estaba ocultando, pequeños rayos de sol se colaban entre las tablas de madera dando un ambiente melancólico, bueno así lo veía yo.
Bajamos del árbol y empezamos a caminar a casa, durante el camino el ambiente entre nosotros mejoro, íbamos riéndonos de cualquier cosa, nos tropezábamos y reíamos, definitivamente estábamos medio ebrios.
Llegamos a casa, con torpeza subimos los escalones para llegar a mi habitación, antes de entrar Adam empezó a hablar:
—De seguro no fue el mejor cumpleaños para ti pero…
—Shh— Le coloque un dedo sobre los labios para evitar que continuara hablando—. Todo está bien, no te preocupes— Sin decir más lo abrace, envolví mis brazos alrededor de su cintura colocando mi cara en su pecho, él me correspondió al abrazo y nos quedamos así por unos minutos.
—Debo ir a bañarme, gracias por el abrazo Meg, lo necesitaba. Descansa — dijo soltándose de mi agarre, beso mi frente y se fue. Yo entre a mi habitación y cerré la puerta.
Me recosté sobre mi cama y cerré los ojos. A mi mente vinieron esos oscuros y fríos ojos negros, esos ojos que me intimidaban a veces pero sin embargo no podía dejar de pensar. Antes de quedarme dormida, alguien toco a mi puerta, mareada y con pesar me levante de la cama y abrí la puerta.
—Hola— y ahí estaba frente a mí el dueño de esos oscuros ojos que rondaban a menudo por mi mente.
—Ho…hola— dije con torpeza, se acercó a mí y sin pensar di un paso atrás. Josh vestía un pantalón de chándal negro y una playera blanca.
—Vine a desearte feliz cumpleaños, lamento no poder venir antes— dijo mientras cerraba la puerta.
—Gracias.
Dio otro paso hacia mí pero esta vez no retrocedí, dio otro paso más y se detuvo hasta estar a centímetros de mí, levanto la mano y metió un mechón de mi corto cabello detrás de mi oreja.
Acercó su rostro al mío hasta rosar nuestras narices y yo no podía moverme, deje de respirar, casi perdiéndome en esos profundos y fascinantes ojos que tenía; estaba paralizada ante él, su mano se movió hacia mi mentón, su boca se acercó a la mía y me beso.
Su boca estaba sobre la mía y es como si mi cuerpo entero se desvaneciera en mi mente, mi corazón late muy fuerte y rápido. Cierro los ojos y me dejo llevar por la manera tan embriagante que besa, una de sus manos está en mi espalda baja y me tira contra él para pegar más nuestros cuerpos. Separa un poco sus labios de los míos, nuestras respiraciones agitadas se mesclan.
—Te extraño mi Meg— dijo en un susurro antes de volver a besarme. Yo permito que lo vuelva a hacer, le echo la culpa al alcohol de mi acción. El calor que su cuerpo emanaba cerca del mío me hacía sentir cómoda, demasiado para mi gusto. Sus besos son lentos y cálidos, la reacción de mi cuerpo ante su tacto es como si ya lo conociera, todo es terriblemente familiar. Se separa de mi dando un pequeño mordisco a mi labio inferir. Aún estamos cerca, nos miramos sin decir nada, dejamos que nuestras respiraciones se normalicen.
— ¿Qué fue eso?— logro preguntar susurrando.
—Feliz cumpleaños Megan— se separa de mí, se da la vuelta y se va dejándome más confundida que nunca.
Me quedo parada a mitad de mi habitación como una loca, estoy realmente confundida ¿Qué fue todo eso? Ha como puedo llego a mi cama, me recuesto boca abajo esperando que la botella que bebimos con Adam haya tenido algo que provocara alucinaciones y lo que acababa de pasar sea solo producto de mi imaginación.
***************
Abro los ojos. Un día más.
Me duele la cabeza, siento un fuerte y terrible palpitar en ella. La escaza luz que entra por mi ventana me parece molesta, la odio en este momento.— ¡Buenos días!— grita Adam
—Shh. Quiero dormir— le digo con fastidio.
—Levántate ¡Vamos! Te traje café— me senté sobre cama y recibí la taza de café.
— ¿Por qué te ves tan bien?— le dije observándolo.
—Soy la belleza andante— dijo guiñándome un ojo.
—No me refería a eso.
—No bebimos tanto, es solo que tú no tienes tanta resistencia al alcohol.
—Al parecer no.
—Vístete. Te espero abajo para desayunar— después de decir eso se fue.
Volví a recostarme y al meter mis manos debajo de la almohada toque algo duro. La levante y me encontré con las cartas y el celular. Sin pensarlo tome primero el celular y empecé a probar a encenderlo.
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Fragmentos
Misteri / Thriller"Perder la memoria puede ser algo aterrador, pero a la vez un momento de epifanía para muchas personas" -Tom Shakespeare. Lo único que recuerdo es mi nombre, y no sé quién me dice la verdad, no se quien fui o lo que hice, me siento perdida, atrapada...