VI

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Va a aprecer un personaje inventado, que no tiene nada que ver con el free

Manuel

Salí de la casa de Valen y fui hacia el parque que había cerca. La persona que me llamó me dijo que nos  viéramos ahí, y aunque sabía que iba a terminar mal fui, porque nunca le sé decir que no.

Llegué al parque y lo vi de espaldas. Mis manos empezaron a sudar de manera incontrolada, y ahí me di cuenta de que aún seguía provocando cosas en mí, cosas que no quería.

Me acerqué a Thiago y le toqué la espalda para que supiera que ya había llegado. Él de inmediato me abrazó, sin dejarme reaccionar, como si ni hubiera pasado nada, sin embargo, no fui capaz de alejarme. Me daba miedo el control que tenía sobre mí.

–Thiago, no más, por favor. –Él sabia lo mal que me ponía esta situación, y de hecho estaba seguro de que lo disfrutaba.

–¿No más qué, Manu?

–Vos sabés. –Para mi sorpresa se alejó.

–¿No te alegrás de verme? –Su sonrisa me hacía saber que estaba disfrutando la situación, y me hacía sentir impotente, porque podría simplemente no haber venido, pero aún así lo hice.

–Thiago, ¿qué querés?

–Pará, ¿por qué tan frío? Hace unas semanas me besabas y ahora ni querés hablarme.

–Hace unas semanas tampoco sabía que te garchabas a mi primo –dije con rabia cargada en mi voz –. Así que no me vengás con pelotudeces y hablá, porque que esté acá no significa que te haya perdonado.

–Fue un error, vos llevabas dos semanas sin querer coger conmigo, y luego apareció tu primo y simplemente se dio.

–Sos joda? Un error mis pelotas, encima me querés echar la culpa a mí. Andá a cagar mejor. Yo me voy, y que te banque las boludeces mi primo. –Me giré para irme, pero él me agarró del brazo para frenarme–. Soltame, Thiago.

–¿Por qué sos así? Por eso terminamos, porque nunca me escuchás.

–Ah, pero vos no podés tener tanta cara. Terminamos porque no entraba a mi casa de los cuernos que me cargaba, no porque yo no te escuchara. –Intenté solatarme pero él me apretó más el brazo–. Soltame, mirá que no quiero armar bardo.

–¿No vas a hablar conmigo?

–No tenemos nada que hablar, las cosas están muy claras, que vos no lo entendás no es mi culpa. –Volví a intentar soltarme y esta vez sí me soltó.

–Está bien, andate, pero luego no volvás a mí llorando.

–Pero si el que vino a llorar fuiste vos, dejáte de boludeces y no me volvás a llamar.

Me fui del parque bastante alterado, y no quería ir a mi casa así porque iban a estar mis hermanos y me iban a preguntar cosas que no quería responder.

Quería volver a casa de Valentín, porque sabía que si yo se lo pedía no me haría preguntas y aun así me ayudaría a calmarme, pero no quería molestarlo.

Me senté en un banco enfrente de su casa, intentado decidirme en si llamar a la puerta o irme a mi casa. Al final decidí que iba a llamar a la puerta, porque necesitaba calmar todo lo que tenía dentro, y ahora mismo él era el único que sería capaz de ayudarme.

Llamé a la puerta y esta se abrió, dejándome ver a un Valentín sin camisa y medio dormido.

–¿Se te olvidó algo, Manu?

No dije nada, simplemente me acerqué a él y lo abracé por la cintura, apoyando mi cabeza en su hombro. Estar en sus brazos me calamaba, como en los viejos tiempos.

campeón | Wosplik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora