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Me acerqué emocionado y él puso su mano en mi mejilla y giró mi rostro hacia él, quedando a centímetros de distancia.
Nos quedamos unos segundos así, mirándonos fijamente, aunque a veces las miradas bajaban a los labios del otro.
–¿Cuál es el secreto? –dije en un susurro.
–Tenés que acercarte más, porque solo lo podemos saber nosotros.
Para este punto la mano de Valentín estaba en mi cuello, y la mía estaba apoyada en su hombro.
Yo me acerqué más, casi rozando nuestras narices, y él sonrió de una manera que me dejó sin respiración, pero se encargó de devolvérmela cuando, después de tanto tiempo, juntó nuestros labios.
El beso empezó como algo tímido, un primer encuentro entre nuestros labios, pero cuando ambos nos acostumbramos a la sensación empezamos a buscar más cercanía. Valentín por su parte me mordió el labio inferior, provocando que yo abriera más mi boca y así le abriera paso a su lengua. Cuando nuestras lenguas se encontraron miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo.
Valentín empezó a bajar su mano desde mi cuello hacia mi cintura, mientras que yo empecé a acariciar su pelo. Él empezó a dibujar pequeños círculos en mi cintura, y por alguna razón en ese momento cualquier parte de mi cuerpo que él tocaba ardía.
Cuando ambos nos quedamos sin respiración nos separamos y unimos nuestra frente. Ver que él estaba igual de agitado que yo me tranquilizaba de alguna manera.
Alcé la vista y me encontré con su mirada. Sus ojos celestes me sonreían, y yo solo podía pensar en lo mucho que lo necesitaba, y nunca me había dado cuenta.
–¿Cuál era el secreto, Valen? –dije mientras acariciaba su rostro.
Valentín agarró mi mano y entrelazó nuestros dedos, para después dejar un beso en el dorso de mi mano, y dejar sus labios presionados en esta mientras me miraba a los ojos.
–El secreto es que te quiero, aunque creo que tampoco era un secreto para vos.
Una sonrisa se formó en mi rostro, y la sensación de cosquilleo volvió a mi estómago.
–Yo también tengo un secreto –dije con una sonrisa.
–Ah sí. –Asentí, mientras me acostaba encima de Valentín y apoyaba me barbilla en su pecho–. ¿Y me lo querés contar?
–Te lo tenés que ganar.
–¿Y cómo consigo que me lo digás? –Valentín empezó a jugar con mi pelo, acción que me relajaba de manera increíble.
–Bueno, tenés que darme un beso aquí. –Señalé mi frente y este la besó –. Y aquí. –Esta vez señalé mi nariz–. Y ahora aquí. –Valentín me besó ambas mejillas–. Y por último aquí. –Señalé mis labios.
–Andás mimoso hoy. –Alzó una ceja.
–Puede ser, pero dame mi beso. –Valentín se rió y me dio un beso pequeño en los labios.
–Listo, ahora decime cuál es el secreto.
–Je t'aime. –Dicho eso le di un beso en los labios.
–¿Qué significa? –preguntó confuso.
–Significa que si estuviéramos a punto de morir primero te salvaría a vos antes que a mí, y no me arrepentiría.
–Quérote, y significa que si vos estuvieras a punto de morir moriría con vos.
Nota de autora:
Como el anterior capítulo tuvo mucho apoyo pensé en darles este momento de regalo. No sé si les gustó, pero lo hice lo mejor que pude. Ahora sí, me voy a dormir.
