VIII

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Estaba con Manu viendo una película—aunque bueno, él estaba dormido, así que yo era el único que veía la película—y mi celular sonó, mostrándome un mensaje de Mateo.

📱

Valentín, ¿venís a una joda?
Van a venir Dani y Mauro.

No sé, déjame miro una cosa antes.


Dale, me avisás entonces.

📱

–Manu. –Él se giró a mirarme–. Mateo me acaba de decir que si vamos a una joda con él, Mauro y Dani. ¿Vos querés ir?

–Sí, dale, así me despejo.

–Dale, entonces me visto y te llevo a tu casa por si querés cambiarte.

–Entonces andá a cambiarte y yo le aviso a Mateo que sí vamos.

Me di un baño rápido para después salir y arreglarme. Me puse una camisa morada, un pantalón y unas nike blancas.

Cuando salí Manuel estaba tirado en mi cama boca abajo.

Me acerqué a él y le di un beso en el cuello. Manuel saltó por el susto y yo empecé a reírme.

–Levántate, que llevás durmiendo todo el día, Manuel.

–Y tampoco es tan así, vos no me dejaste dormir casi. –Me giré a verlo de manera insinuante, y automáticamente se puso rojo–. Mejor vamos a mi casa, que ya es tarde.

Durante el camino a la casa de Manuel estuvimos hablando sobre lo que íbamos a hacer a partir de ahora con nuestra relación, ya que, realmente, todo estaba yendo muy rápido, y ambos pensábamos que no era bueno.

–Vos me gustás, eso está mas que claro –dije mientras jugaba con una piedra.

–Y vos también me gustás.

–Y nos conocemos desde hace banda.

–Sí, en esa llevamos ventaja.

–Pero tenemos que ir lento, porque sí, nos conocemos, pero como amigos, y estos dos días han sido muy...

–Intensos –acotó él.

–Exacto, intensos. Lo que teníamos que haber hecho y dicho en semanas o meses lo tiramos en unos días –dije riendo.

–Y tenés razón, igual nos apresuramos.

–Por lo menos tenemos el punto de partida claro. Nos gustamos.

–Bastante.

–Nos gustamos bastante. Creo que ahora solo tenemos que dejar que todo fluya a partir de este punto.

–Creo que no ha quedado muy claro la relación que vamos a tener ahora –dijo burlón.

–Y la verdad que no, volvemos a estar en el inicio.

–Sabés qué, que tampoco tenemos por qué ponerle nombre. Es tan fácil como hacer lo que sintamos. Si se tiene que dar se dará, pero esta charla lo único que hace es que le pongamos nombre y barreras a lo que sentimos, como si nos marcaramos un único camino que aún ni hemos empezado y ya lo hemos planeado.  Prefiero seguir el camino sin pensar en lo que va a haber en el siguiente paso, pero con vos.

Él se giró a mirarme y yo solo podía verlo con una sonrisa.

–Me encantás.

–Pensé que íbamos a ir lento –dijo alzando una ceja.

–Y yo pensé que íbamos a hacer lo que sintiéramos. –rematé guiñándole un ojo.

campeón | Wosplik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora