Lena es la CEO de LCorp, Kara es una reportera de CatCo y ambas son mejores amigas desde hace más de tres años. En una noche de copas, ambas terminan teniendo sexo y acceden a ser mejores amigas con beneficios.
Todo inicia de maravilla... Hasta que...
Hacía más de una hora que estaba despierta, mirando a Kara desnuda a mi lado. Habíamos tenido una noche intensa y disfruté cada momento. Me dolía mucho la cabeza y me preguntaba si ella recordaría algo de lo que vivimos. Fue sexy, muy placentero y liberador. Estoy loca por Kara desde que la conocí y tenerla toda la noche besándome y haciéndome suya, fue como estar en el cielo. Mi temor era que enloqueciera al despertar o se arrepintiera de lo que sucedió.
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Sentí que se movía y supe que se había despertado. Se quejó y agarró su cabeza. Y de repente quedó dura. Aunque no pude entender exactamente qué dijo, comprendí que acababa de decir un insulto muy bajo. Comencé a sonreír y la vi girarse muy lentamente. Me miró con un gesto de terror absoluto y le sonreí mientras ella abría los ojos como platos. Era demasiado gracioso debo decir.
—Oh... anoche... mi cabeza. —Comenzó a decir.
—Sí, anoche tuvimos mucho sexo. —Le dije.
Le asentí y vi que se ponía roja mientras sus ojos seguían abiertos como platos. Ambas nos sonreímos y se giró con delicadeza para quedar frente a mí, cubriendo su cuerpo. Fue tan adorable que le sonreí.
—Kara... anoche vi todo tu cuerpo desnudo. ¿Por qué diablo te cubres?
Me sonrió apenada e hizo un movimiento de hombros.
—No sé... estoy apenada.
Dejé de sonreír y la miré.
—¿Te arrepientes? —Le pregunté.
Negó con la cabeza y me sonrió.
—Por eso estoy apenada, no me arrepiento.
Le sonreí y me acerqué. Le di un beso en los labios y le sonreí.
—Pues aquí me tienes. Cada vez que quieras diversión, puedes llamarme.
Le dije y se acercó, sonriendo seductora y abrazándome.
—¿Cada vez que quiera? —Preguntó y le asentí pero me miró seria—. ¿Podemos mantener esto en secreto?
Me reí y levanté una ceja.
—¿No quieres que Alex se entere? —le pregunté.
Negó con la cabeza y me reí.
—¡Por dios, no! ¡Me hará Bullying!
Se acercó y me besó. Recibí su beso y dejé que se recostara sobre mí. No mostró intensión de acostarse conmigo otra vez, pero sí disfrutó de besarme un largo rato. Me sentí aliviada de que no se arrepintiera de lo que pasó y esto significaba que también me deseaba. Se alejó con besos por mi rostro y sonreí.
