¡Viva el Rey Dragón!

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Natsu y los demás iban derrotando poco a poco a algunos dragones, algunos otros más sabiendo que la batalla sería difícil optaron por retirarse.

Atlas Fame lucho a favor de Natsu, y juntos derrotaron a los dragones que querían destruir Fiore.

Algo cansados gritaron su victoria.

Junto a los demás se dirigieron a Fiore mientras Irene, Weisslogia y Zeno llevaban el cadáver de los dragones lejos de ahí.

Natsu fue el primero en llegar, desde los cielos vio a Lucy en el jardín junto a Wendy, Laxus, Rogue y Sting.

Desde el cielo deshizo su transformación y se dejó caer hacia el suelo.

Al llegar intentaba recuperar su respiración, Wendy llegó hasta a el curando al instante sus pocas heridas.

Natsu le agradeció y caminó hasta Lucy quien lo abrazo mientras decía una y otra vez gracias.

-¿Qué me agradeces?-

Preguntaba en brazos de su rubia.

-El que regresaras y cuides el reino.-

Contestó aún en brazos de su esposo.

Natsu alzó su rostro y depositó un gran beso en sus labios.

Se separaron un poco y noto a Lissana en el suelo amarrada.

-¿Quiso hacerte algo?-

Preguntó con enojo.

-Tranquilo, no me hizo nada, estoy bien, todo ya acabo.-

Abrazo una vez a su rubia, tenía razón todo acabo por ahora.

Junto a Wendy entraron a la sala y despertaron a todos.

Natsu y Lucy les explicaron lo que ocurrió.

Algunos se enojaron pero muchos más le agradecieron su compromiso con el reino y protegerlos.

Se unieron muchos a coro gritando y alabando.

-¡Viva el Rey dragón! ¡Viva el Rey Natsu!-






Lucy y el tomados de la mano sonrieron a todos.



Días después Natsu emprendía un viaje junto a Atlas y los demás dragones.

Querían ir al otro continente de dónde provenían para dejarles en claro que no había necesidad de una guerra sin sentido.

El viaje duro más de lo que esperaba.

Habia estado fuera de Fiore por casi tres semanas.

De las cuales Lucy había logrado mantener el orden a todo el reino.

Estaba haciendo todo bien, y no tenían duda de que ella y Natsu llevarían a Fiore por un buen camino.

Natsu por fin llegaba a casa, llegó en la noche, caminó hasta su cuarto y ahí estaba su rubia saliendo del baño con una toalla sobre su cuerpo.

Gritó asustada al ver abrirse la puerta, pero pronto se calmó al ver que era Natsu quien entraba.

Corrió a sus brazos y el gustoso la recibió.

Los besos apasionados no se hicieron esperar.

Quito la toalla que cubría el cuerpo de su mujer, llevo a su boca uno de sus grandes pechos haciéndola gemir al instante.

Habían crecido un poco, sabía que era por el bebé.

Succionaba con mucha desesperación cada uno de ellos, le hacía falta tenerla en sus brazos para amarla.

La llevó hasta la cama en brazos sin dejar de besarla, la recostó mientras se quitaba rápido el pantalón, se acomodó en su entrada y la penetró rápido.

Los gemidos se oían por toda la habitación, se disfrutaban tanto. Su pasión seguía intacta a pesar del tiempo. Se amaban sin duda. No había amor más fuerte y puro que el de ellos dos.











*10 años después*


Los reyes de Fiore posaban para la cámara de la prensa junto a sus dos pequeños hijos. Un rubio de ya 10 años y una pequeña de cabellos rosas de 5 años.

Fiore pasaba su mejor momento, la economía mejoro, las riquezas, los productos, se iba todo a la alza justo como ellos deseaban.

Luego de las fotos, sus pequeños fueron a jugar con los demás niños amigos suyos.

Los hijos de Gajeel y Levy, dos varones de 8 y 6 años respectivamente.

La hija de Mirajane y Laxus, quien tenía 9 años, Mirajane caminaba lento, ya que estaba embarazada una vez más de su segundo hijo.

Los hijos de Erza que tuvo con un noble caballero de nombre Gerard Fernández eran compañeros de juego de los hijos de los reyes.

Sting con Yukino tenían ya 3 hijos, dos varones y una pequeña de apenas un año.

Wendy había contraído matrimonio con Romeo, un chico del pueblo que había robado su corazón, recién tenían una pequeña de dos años.

Rogue y Minerva estaban en planes de boda aún, tenían varios pajes que podían usar para su gran día.

Erik y Kiara tenían solo un hijo muy parecido a Erik.


Lucy veía encantada a todos los niños jugar entre ellos, los hijos de camaradas de su esposo que eran muy confiables, todos con sonrisas en su rostro, eran días de paz, amaba esos momentos.

Después de tantas complicaciones a lo largo de esos 10 años había logrado la paz que siempre quisieron.

Lucy tomó la mano de Natsu y acurrucó su cabeza en el hombro de su esposo.

-Has sido un buen Rey.-

Susurró para él.

Natsu rodeó con su brazo a su esposa.

-Porque tú has sido mi fortaleza en estos años, agradezco que me hayas hecho tan feliz.-

Lucy lo miró a los ojos.

-¿Te sigo haciendo feliz?-

Él la besó.

-Desde el primer día que te conocí.-

Respondió sin dudar.

La colocó frente a ella y una vez más aprisionó sus labios con los de él.

Mientras el atardecer caía y la noche cubría con su manto a todos en aquel jardín.



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