Enamorada de mi rival™

18~Una cena muy odiable.

Una cena muy odiable.

La película estuvo bastante buena pero lo malo es que era de terror y odio las películas de terror. Bah, me dan miedo y eso lo odio, así que es lo mismo. Vamos a la cocina y Matt me sirve algo que no se lo que es pero parecía ser jugo así que lo tomé.

-¿Te gusta?-me preguntó sirviendose un vaso del jugo misterioso.

-Está bueno.-respondí tomando un sorbo.

-¿No me vas a preguntar que es?

-Prefiero no saberlo.

-Buena elección. -y de un sorbo se terminó lo que estaba en su vaso- ¿Tenes hambre? Ya son las ocho y...

-¡¡¿¿¿LAS OCHO???!!

-Si, ¿Qué pasa?

-Me tengo que ir. Después nos vemos. -dije y salí de la cocina. Matt me siguió.

-¿Te tenes que ir ya?

-Ehh... si, pero podemos salir mañana. -dije.

Y Matt me saludó con.... ¡un beso! Pero no en la mejilla.

-Chau. -dije sonriente.

-Adiós, "amiga". -me dijo resaltando la palabra amiga. Él también estaba sonriente.

****

Entré a mi cuarto y me puse un top celeste y una pollera de tiro alto haciendo juego y me hice un rodete más o menos aceptable dejándome los mechones de los costados sueltos. Me pinté los labios de rojo y salí lo más rápido que pude. Mi celular empezó a sonar. Atendí.

-Isabella, ¿me dirías cuando vas a llegar? -dijo mamá con tono amenazante.

-Es que hay mucho tránsito.-mentí. Me subí al auto y encendí el motor.

-Todos se están preguntando por vos.

-¿Todos quienes?

-Otra cosa -dijo ignorando mi pregunta-, la mesa está a nombre de David. Si te preguntan decí eso. Chau, Is, intentá apurar.

-¿Quien es David?-pregunté pero ya era tarde, mamá había cortado.

Le hice caso a mamá, intenté apurar; fui a 70 km por hora y la máxima era 50. Por suerte no había ningún policía cerca.
Cuando por fin llegué al restaurante estacioné el auto y entré. Una mesera me preguntó con quien venía y si tenía alguna reserva y yo le dije que había una reserva a nombre de David, como me había dicho mamá que diga si me preguntaban. Ella me guió hasta la mesa donde estaban Rocío, Leah, mi tía, mi mamá, un señor que no tenía ni idea de quien era y... Brad. Empezaba a sospechar que me estaba siguiendo pero eso no podía ser posible. Ahora, la pregunta del millón: ¿qué rayos hacia Brad cenando con mi mamá, mis primas y mi tía?

-Hola.-dije tratando de no llamar la atención de Brad, pero ya era tarde. Me sonrió y me guiñó un ojo. La mesa era redonda. Mamá estaba al lado de el señor que no conocía, él estaba al lado de Brad, del otro lado de mi mamá estaba mi tía, al lado de mi tía estaba Rocío, del otro lado de Rocío había una silla libre y al lado de esa silla estaba Leah. Entre Leah y Brad había una silla vacía. Bah, dos, pero en una estaban los bolsos y abrigos de mis primas.

-David, ella es mi hija, Isabella.-dijo mamá cuando me paré al lado de ella.

-Hola, un gusto.-me saludó formalmente David.

-Isa, él es Brad, el hijo de David.

-Hola.-me saludó Brad con una gran sonrisa. Me miró de arriba a abajo y movió la boca queriendo decir un >>¡Uou!<< exagerado y mudo y no pude evitar sonrojarme un poco.

-Is, sentaté. -dijo Leah señalando la silla vacía entre ella y su hermana. Agradecí que Leah me haya dicho eso, el otro lugar libre estaba al lado de Brad y no gracias, no quiero sentarme ahí para sonrojarme cada dos por tres. Me senté en el medio de mis primas y nos pusimos a hablar sobre por qué creíamos que estábamos ahí.

-Mamá nos dijo que este tipo es un compañero de trabajo de tu mamá. -susurró Rocío- Pero no le creo ni una palabra.

-Si, o sea, es muy obvio que hay algo entre este tal David y tu mamá.-susurró Leah con cierta obviedad.

-Ya lo sé, pero nunca me contó nada sobre David. -les dije bajo.

-¡A qué no sabes! David se había ido a Charleston a buscar trabajo, pero no lo consigió así que se volvió. Es mucha casualidad, justo se fue a Charleston el día que vos te fuiste. -dijo Rocío

-Y Brad también fue.-dijo Leah.

-Chicas.... yo.... yo ya conocía a Brad.-dije.

-¿¡Qué!?-dijeron las dos al unísono.

-Como escucharon. Lo conocí en el viaje a Charleston. Estaba en el aeropuerto y me contó lo de su papá. Ah, y la otra vez lo vi en Fourteen. Estaba muy borracho.

-Isy, ¿qué vas a querer comer?-me preguntó David interrumpiendo nuestra conversación. Me llamó Isy. Sólo mi mamá y mi papá y algún que otro familiar me decía Isy. Ese tipo no era ninguna de esas dos cosas, no tenía por que llamarme así. Lo ignoré.

-Ma, no voy a comer.-le dije a mi mamá.

-¿No queres nada, Isy?-me preguntó David. Grrr, otra vez me llamó así. Odiaba demasiado a ese tipo.

-No, David.-dije de mala gana.

-Por ahora nada. -le dijo David al mesero que iba a tomar la orden. Cuando el mesero se fue, David siguió hablando.- Y... ¿Cómo te está yendo en la escuela?

-Bien, creo.-respondí.

-¿Estas en tercer año?-David no entendía que no quería seguir esa estúpida charla.

-No. En cuarto.

-¡Igual que Bradley!-dijo en una carcajada muy falsa.

-Ah, y me importa tanto...-susurré.

-¡Isabella!-gritó mamá.

David me hizo de cuenta que no escuchó nada.

-¿Hay algún chico especial en la escuela?-preguntó divertido. Ya me había hartado. ¿Quien se creía para preguntarme eso? Okey, primero me dice Isy y después esto..... ¡Se creía mi amigo! Lo odiaba mucho y apenas lo conocí hace diez minutos. Era un récord mundial. Presentando a la persona que se hizo odiar en un récord: David.

-No te interesa mi vida.-dije y me levanté de la silla. Corrí hacia el baño y me encerré ahí. No quería estar con nadie y menos que menos con ese tipo.

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