Segunda regla: no extrañarse

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••• 3 meses después•••

•Roma•
El cuatrimestre estaba por acabar por lo que estaba llena de exámenes. Mi relación con mi compañera de cuarto, gabi, y con Lau había crecido mucho más y cada vez era más apegada a ellas. Por otro lado también me había hecho amiga de un chico de mi clase de histología que también era argentino, Ezequiel que era súper simpático y siempre nos ayudábamos mutuamente a estudiar.

Mateo? En este tiempo que había pasado habíamos hablado muy muy poquito. Lo felicité por una canción que había sacado y le mande feliz cumpleaños a Pedro a través de él, él por su parte me pregunto por los exámenes y poco más. En general ya hasta parecíamos desconocidos y yo tenía mucho miedo de que él me olvidara o encontrara a otra chica porque yo de verdad seguía súper enamorada de él.

La relación con mi "padre" había mejorado un poco, tras muchísima insistencia de su parte por bastante tiempo accedí a tener una conversación con él, aunque fue muy corta y la interrumpió Gabi que me había llamado por teléfono llorando porque se había peleado con el chico con el que salía. Él ahora seguía insistiendo para que pudiéramos retomar esa conversación pero a mí la verdad, todavía me costaba bastante y el hecho de que sea el padrastro de Lau también hacia las cosas más difíciles.
Por el momento todo era un secreto y me daba miedo que el día que Lau se enterara se alejara de mi por haberle mentido todo este tiempo. Pero es que era demasiada información que canalizar y tampoco quería destruir su vida y familia.

-dale Gabi no vas a llegar- dije zarandeando a mi compañera de cuarto que era imposible de levantar. En estos meses, habíamos tomado bastante confianza como para tomarme estos atrevimientos.

Entre desperezos y bostezos la colorada se levantó y se dirigió al baño acotando un "buenos días" con la dulce voz que portaba.

Yo por mi parte como ya estaba lista decidí ir al comedor a servirme algo para desayunar, estos meses me había adaptado mucho mejor a esta nueva vida y ya hasta se me escapaba alguna que otra palabra bien española.

Estaba comiendo un poco de frutillas y arándanos cuando Eze se sentó en frente mío.

-blda no sabes?- dijo emocionado el morocho

-ay amigo, muy temprano para que estes tan manija- le sonreí

-conseguí la llave del laboratorio, el que está en el cuarto piso. Lo podemos usar cuando queramos

-jajajajaja que ??? De verdad? Que hiciste Ezequiel ?

-y digamos que le hice algunos trabajitos a la secretaria y me consiguió una copia

-naaa podes es horrible la secretaría

-tiene sus atributos- dijo guiñándome el ojo

Ezequiel era todo un gato chamuyero había estado con casi todas las pibas de la universidad, era lindo pero sobre todo tenía mucha personalidad. Aunque conmigo tenía muy en claro que solo amigos, de hecho hasta le gustaba lo que hacía mateo.

Tras hablar un rato más, decidimos que ya era hora de partir porque sino íbamos a llegar tarde.

Al llegar al salón nos sentamos juntos en los bancos que sobraban para por fin, poder prestar atención a la clase que teníamos delante.

Al salir Lau me estaba esperando para almorzar, como ella salía unos minutos de la clase que tenía, siempre me hacía el aguante.

-ey Lau se te cayo un papel- soltó eze al verla

-yo no veo nada- dijo volteándose esta

-el que te envuelve bombón- soltó guiñándole el ojo

-qué pesado tío por dios- soltó enojada la petisa

-jajajajaja muy malo amigo, el chamuyo más barato que vas a encontrar en tu vida, re de la salada

-estás celosa porque no te lo dije a vos, amor?

-Roma eze, roma. Te lo tengo que deletrear ?

-uy que ortivas que están todas hoy, Roma y amor tienen las mismas letras, así que es lo mismo

-si no me lo decías ni me enteraba- reí

-vamos amiga que este tío es fleje de pesado

Mi amiga me agarro del brazo indignada, yo por mi parte no podía parar de reír y ambas nos dirigimos al comedor donde nos sentamos junto a Gabi que ya tenía su plato y nos estaba esperando con una sonrisa.

-hoy a la noche estan invitadas a cenar en mi casa- soltó Lau entusiasmada

-yo puedo- soltó sonriendo la venezolana

-yo no se- dije jugando con mi pelo y haciéndome la desentendida

-Roma por favor, no puede ser que nunca hayas pisado mi casa siquiera

-es que tengo que estudiar...- la verdad que a pesar de que mi relación con Pablo había mejorado una milésima, no me sentía preparada para pasar toda una cena, en su casa y con su presencia

-chama todo el día estudias- acotó la venezolana

-bueno está bien, ustedes ganan, voy- solté sin más remedio cuando ya no tenía escapatoria

Ezequiel 😜