Capítulo 2.

274 13 0
                                    

Fuimos a darnos una vuelta y vimos a un grupillo de niños de mi clase, pero pasemos de ellos.

—¡Guapas! —gritó alguno de ellos, aunque creo que era Juan.

—Vete a la mierda —contesté.

Juan y Edu se acercaron a nosotras y no dijeron:

—Veniros, anda guapas.

Yo y Laura fuimos y le dimos dos besos a Juan, Edu, Javi, Pedro, Pablo y Jaime.

—¿Qué hacéis aquí? —pregunté.

—Pues la verdad esque nada, estabamos ablando de nuestras bicis —contestó Pablo.

—¡Qué raro! — dijo irónicamente.

Todos nos empezamos a reir y nos fuimos a un parque súper mono que habia.

Pablo se me acercó y me dijo que tenía que hablar conmigo. Nos alejamos de donde estábamos.

—¿Qué pasa? —dije nerviosa.

—Pues... haber... que me gustas, se que tu a mi no y por lo que me han dicho no te gusta nadie.

Me quedé sorprendida y a la vez extrañada.

—Haber no es que no me gustes, pero tampoco te quiero como se debe querer a alguien.

—Te entiendo, tampoco soy el chico perfecto.

Agachó la cabeza y de sus ojazos azules salio una lágrima. Peinándose su pedazo de melena morena perfecta se dio la vuelta.

—¡Espera!... —grité con un tono triste.

—¿Qué? —dijo entre lágrimas.

Me acerqué a Pablo y lo abracé. Me separé de él porque yo iba a empezar a llorar, pero entonces me abrazó y me dio un beso en la mejilla y ya si que empecé a llorar. Tenía la cabeza en su hombro, porque el era mas alto que yo.

—Joder.

—¿Qué pasa?

—Que se me a corrido el rímel—.Empecé a quitármelo con la mano.

—Sigues siendo preciosa —dijo sonriendo.

—No creo.

—Pues creelo.

Se acercó a mí, estaba a centímetros de él y nos besamos. No nos vio nadie porque nos fuimos bien lejos. Estuvimos un rato besándonos  pero entonces me separe de él no mucho, le miré a los ojos y me di la vuelta y me fui. Llegué a donde estaban todos.

—Laura, ¿nos vamos? —pregunté.

—Vale.

Por el camino a mi casa se lo conté todo.

—Dios, parece de película, que bonito —dijo respecto a eso.

—Lo quiero mucho, pero no lo quiero perder — dije con la cabeza agachada.

Llegamos a la puerta de mi casa. Antes de entrar a mi casa Laura me cogió del brazo y me quitó todo el rímel que se me habia corrido.

Mi perfecta maldición. - [Gemeliers].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora