Capítulo 4.

222 14 0
                                    

Cerró la puerta y subimos a su cuarto.

—Te quiero —me dijo susurrando.

—Yo más —le respondí.

—No creo —dijo sonriendo.

No besamos y me tumbó en la cama, paramos de besarnos, le quité la camiseta y nos reímos. Seguimos besándonos, Pablo me iba a quitar la camiseta, pero tocaron al timbre.

—Joder —dijo poniendose la camiseta.

Bajó y abrió. Era su hermano mayor Víctor con su novia Ana. Entonces Pablo y yo nos fuimos.

—¿Quieres salir conmigo? —dijo Pablo poniéndose rojo.

—¿Qué? —dije sorprendida.

—Eso... —dijo agachando la cabeza —que si quieres ser mi novia.

—Bueno... —dije pensativa —¡Claro que sí!

Me besó y me cogió de la mano, y con la otra mano se ponía su flequillo perfectamente peinado bien. Llegamos a donde estaban todos, Laura me miró y me sonrió.

Me sente al lado de Laura.

—Lo sabía —dijo en voz baja sonriendome.

Las dos al instante nos reímos.

—Cuanto habeis tardado, ¿no? —dijo Juan poniendo cara de interesante.

—Estábamos hablando y ya está —dijo Pablo sonriendo.

—Si, si... —añadió Pedro poniendo en duda las palabras de Pablo.

Empezaron a reirse, y yo me puse roja y Pablo para disimular se empezo a tocar de nuevo su flequillo con la cabeza agachada. Me levanté y me acerqué a Pablo. Él me sento encima suya y le miré.

—Que ojazos tienes —le dije mirándole fijamente.

—Los tuyos tampoco están mal, me encanta el verde.

—A mi me encantas tú —dije.

Nos besamos y todos se quedaron sorprendidos y Pablo y yo nos reímos.

Pasaron los días y yo ya estaba de vacaciones en Mallorca. Mi hermana y yo nos dirigíamos a la piscina. De repente se paró, me miró y chilló.

—¿Qué pasa loca? —pregunté extrañada.

—¡Son ellos! ¡Jesús y Daniel!

Corrió hacia dos chicos

—Hola guapetonas —dijeron dos chicos

—Muero... son ellos —dijo Leti con los ojos súper abiertos.

Se rieron. Yo todavía no sabía que pasaba.

—A ver ¿quién sois vosotros? —pregunté.

—Niña que tonta eres, son mis ídolos, son... son... Jesús y Daniel, son Gemeliers

—Exacto —dijeron a la vez.

—Bueno... —dije desinteresada dándome la vuelta para ir a la piscina.

—¿Qué te pasa a ti guapetona? —me dijo Jesús agarrándome del brazo, aunque yo no los diferenciaba.

—Nada.

Daniel en mientras estaba ligando con mi hermana Leti.

—Que guapa eres —dijo tocándome el pelo.

—Deja de decirme cosas que no soy —le dije apartándole la mano de mi pelo.

—Si lo eres y lo sabes —dijo guiñándome un ojo.

—Si tu lo dices... —dije sonriendo.

Los dos nos reimos y nos fuimos a la piscina.

Estuvimos toda la mañana riéndonos y tonteando. Nos lo pasemos súper bien. Ya era casi la hora de comer y estábamos tumbados en las tumbonas.

—Me caes bien —dije riéndome.

—Tú a mí también me caes bien, guapetona.

—Ya empezamos —dije riendome —tu también eres guapo.

—Lo sé, pero tu eres perfecta.

—Gracias —dije con una risa tonta.

Dani y Leti se habian ido, pero no sabíamos donde.

Jesús se me acercó y me dio un abrazo, seguido de un "te quiero" al oído. Entonces en aparté de él. Nos encontrábamos muy cerca, se me acercó más todavía, notaba su respiración, nos miramos a los ojos y me iba a besar, pero me alejé.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te quitas?

—Tengo novio y lo quiero —dije agachando la cabeza.

Mi perfecta maldición. - [Gemeliers].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora