El sol comenzaba a salir, anunciando que un nuevo día estaba por comenzar. Lenna miró a través de la ventana que el día ya había aclarado y se levantó. Luego de ducharse y desayunar, salió a su trabajo. Era empleada en una tienda que vendía antigüedades. La dueña, su mejor amiga, Melisa, le había ofrecido el trabajo luego de quedar embarazada, y cuando el bebé nació, decidió emplearla definitivamente. De eso ya hacía 4 años, adoraba su trabajo, había estudiado arte en la universidad, y el arte antiguo era su favorito. En sus tiempos libres se dedicaba a pintar y redecorar su departamento. Este último nunca estaba igual de un mes al otro, le gustaba cambiar los muebles de lugar, los cuadros, y una o dos veces al año cambiabas las paredes y las cortinas de color. No podía definirse por un estilo, y sólo tenía su habitación y el living para redecorar, por eso los cambios eran tan seguidos, si algún día tenía una casa grande, con muchas habitaciones, entonces podría crear algo diferente en cada una. Pero por el momento seguiría haciéndolo con las únicas dos que tenía.
Llegó al local y subió la persiana, ella abría y cerraba todos los días, dado que Melisa se encargaba de su hijo Jimmy, y entre el jardín de infantes y las actividades, o lo que el pequeño demandaba, era difícil tener un horario fijo.
La tienda tenía bastantes clientes, sobre todo hombres, cosa que Melisa justificaba con la presencia de su hermosa amiga, y que ella descartaba. Había un hombre en particular que molestaba a la joven, Tom, el hombre era muy insistente con ella. La invitaba a salir a diario, y aunque ella era muy clara con su negativa, él siempre volvía al día siguiente con una nueva propuesta o invitación.
La comisaría del pueblo estaba a unos 150 metros abajo por la calle, y el comisario estaba enterado del acoso del joven, pero como él no se había propasado nunca con ella, había decidido nunca hacer la denuncia, sin embargo, él siempre estaba atento a sus movimientos, era buen amigo de Lenna, un hombre alto y grande de cabellos oscuros y mirada penetrante, era perfecto para el puesto de comisario, y era, además, el esposo de Melisa.
Vivían en un pequeño pueblo rodeado de bosques llamado Silnytown. Era un lugar en extremo tranquilo, en el que nunca pasaba nada interesante. Todos se conocían, por lo que un nuevo habitante daba que hablar durante mucho tiempo. Demasiado para Lenna, que llevaba allí 6 años y aún le decían la chica nueva.
La campanilla de la puerta la distrajo de sus pensamientos, la ráfaga del viento fresco de otoño la hizo estremecerse, no faltaba mucho para que empezara a nevar.
-Buenos días, Meli!
-Buenos días, Lenna. Cómo estás?
-Bien. La mañana estuvo muy tranquila hoy.
-No pasó tu admirador hoy?
-No- masculló algo irritada. Era la pregunta cotidiana de Melisa.
-Oh! tal vez no falta mucho para que pase...
-Ojalá se olvide de pasar hoy.
-Tengo que pedirte un favor.
-Lo que necesites...
-Hoy llegó el hermano de Tony después de 10 años fuera, y haremos una cena familiar... podrías prestarme tu vestido negro?
-El cruzado?
-Ese! puedes?
-Claro! Que raro que no volvió antes...- comentó entonces.
-A Tony le costó contactarse con él luego de que su padre falleció. Y no hubiera vuelto si no fuera porque es el hijo mayor y debe hacerse cargo de los... negocios familiares.
-Cómo se llama?
-El hermano de Tony?
-Ajá.
-Derek
***
La cena ya estaba lista, la mesa puesta, y la familia reunida. Sólo faltaba que Derek llegara, todos estaban expectantes, después de 10 años lejos de la manada, el primogénito de la familia Linner volvía a casa para ocupar su lugar por derecho de sangre como Alpha de la manada.
El timbre sonó y todos se pararon a ambos lados de la puerta para darle el recibimiento tradicional al nuevo Alpha.
Era el puesto más respetado y poderoso, no podían verlo a los ojos o tutear a menos que él así lo solicitara. Mucho menos podrían criticar u opinar alguna decisión que él tomara.
La imponente figura de un hombre alto, de cabellos y ojos negros, se abrió paso entre la gente, pero a mitad de camino se detuvo. Sus pupilas se dilataron, recorrió con la mirada a cada miembro de la manada allí presente, deteniéndose en cada rostro femenino que sus ojos cruzaban. Cuando inhaló, los murmullos comenzaron. El gran Alpha de la manada había encontrado a su compañera, pero él aún no caminaba hacia ella.
Al final del camino se encontraba su hermano Antony, con su esposa Melisa y su pequeño hijo Jimmy. De repente Derek se percató de algo que lo dejó totalmente desconcertado, el exquisito aroma a vainilla que había sentido débilmente cuando cruzó la puerta, se intensificaba cuanto más cerca estaba de su cuñada. Algo andaba mal, él había conocido a Melisa desde chico, incluso antes de que Tony lo hiciera, entonces, ella no podía ser su compañera, lo habría sabido años antes. Pero estaba seguro que aquel aroma que lo tenía hechizado era el de su compañera. Se paró delante de ella esperando su reacción, pero ella no movió ni un músculo, se giró y buscó a alguno de los ancianos, y luego de ordenarle seguirlo, se encaminó al despacho.
Tony lo siguió un momento después, preocupado por su hermano, entró sin llamar.
-Qué sucede, Derek?
-Melisa es mi compañera- soltó él, y luego miró al anciano.- Lo que no entiendo es por qué no lo supe antes y por qué es tan débil su aroma para mí. Es por qué está emparejada?
-Su aroma es débil, Alpha?
-Lo es, apenas pude sentirlo cuando crucé la puerta. La conozco de toda la vida, cómo no lo supe antes?
-Tal vez está confundido.
-Debes estar confundido, Derek. Mi esposa no puede ser tu compañera- un gruñido gutural salió de la garganta del lobo.
-Lo es, y creeme, no me gusta más que a tí!-Unos suaves golpes se escucharon a través de la madera de la puerta.- es ella.- dijo con un gemido.
-Ya sé que es ella! es mi maldita compañera, Derek! Puedo sentirla!- Tony abrió la puerta de golpe.
-Todo está bien?
-No, nada está bien. Mi hermano está diciendo que eres su compañera.
-Qué?
-Como lo oyes.- el anciano aprovechó la discusión que mantenían para huir del lugar.
-No es posible! yo no siento nada por él!
-Lo sé...- el comisario rodeó la cintura de su esposa con su brazo.
-No lo entiendo.- Derek sujetaba su cabeza con las manos.- debería querer cortarte las manos por tocarla. Por qué no me importa que la abraces, Tony? Qué está mal?
-Tranquilo, nada está mal. Sólo te confundiste.
-NO! ella desprende su aroma. Estoy seguro de eso. Quiero tenerla cerca, pero es... es su aroma, no ella. No lo entiendo. Hay algo mal conmigo.
-No necesariamente.- habló Melisa mirando su vestido, se soltó del agarre de su compañero y se acercó a su cuñado sonriendo y levantó la falda de su vestido para acercarlo a él.-Ahora huele aquí.
Las pupilas de Derek se dilataron, y Tony respiró tranquilo y soltó una carcajada.
-Dónde compraste el vestido, cariño? La vendedora es la compañera de Derek!
-No lo compré... el vestido no es mío... me lo prestaron.
-De quién es?- preguntó ansioso el Alpha.
-Mierda- susurró Tony cuando lo comprendió.

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No te alejes de mi
WerewolfDerek Linner regresa a su manada luego de 10 años fuera, buscando a su compañera. Lo último que esperaba era encontrársela entre su gente, y que fuera una humana. Ahora tiene que ir despacio, enamorarla, y rogar a la Diosa Luna que ella no le tema.