Cuando Lenna regresó, el invierno estaba en su punto más helado, las calles estaban cubiertas de nieve.
Dejó las cosas en su casa y corrió hacia el bosque, no se preocupó por agarrar más abrigo del que tenía encima, en cuanto comenzara a caminar entraría en calor, y aún conservaba la cadena que Derek le había regalado, así que los guardias de la entrada la dejarían pasar sin problemas.
Caminó con esperanza por la decisión que había tomado. Miraba el hermoso paisaje que formaban los pinos cubiertos de nieve, al igual que todo el terreno, le costaba caminar entre la nieve, pero no importaba mucho, tenía un objetivo, y se había propuesto cumplirlo.
Luego de mucho rato pudo ver las puertas de entrada, en un momento pensó que se había perdido, pero era imposible, nunca olvidaría como llegar hasta el amor de su vida. Hizo el último tramo corriendo, deseando por fin verlo.
Cuando llegó a las puertas, un guardia la abrió sólo un poco.
-Buenas tardes!- dijo alegre- Necesito hablar con el Alpha Derek, por favor.
-Lo siento, señorita,- dijo el guardia con tristeza.- No puedo dejarla pasar.
-Tengo esto!- dijo quitándose la cadena de oro que el lobo le había regalado.- Ahora si puedo pasar, verdad, Mike?
-Lo siento- dijo tomando con cuidado la cadena- No tiene permitido el paso, y esto debe devolverlo al Alpha. Pertenece a la Luna de la manada, y usted fue rechazada por el Alpha.
-No! Dámela, por favor! Deja que hable con él, Mike, por favor llámalo y dile que estoy aquí
-El Alpha no se encuentra ahora
-Déjame verlo... por favor- susurró antes de que le cerrara la puerta en la cara.
Se dejó caer a un costado, al tiempo que comenzaba a nevar nuevamente. Poco a poco sus músculos se fueron entumeciendo, y sin darse cuenta, perdió el conocimiento.
***
Derek volvía de su recorrida diaria por el bosque, donde liberaba a su lobo, que estaba tan destrozado como él por haber perdido a su compañera. Gastar energía corriendo era lo único que lograba apaciguar medianamente a su lobo. En ningún momento había logrado sacarla de su mente, cosa que no entendía, se suponía que cuando rechazara a su compañera, todo eso desaparecería también. Comprendió que su amor por esa mujer iba mucho más allá, era mucho más profundo que el poder de la Diosa Luna. Era un amor real, sin influencias de ningún tipo. Si hubiera sido un humano, sin el don de reconocerla, estaba seguro de que la habría amado con la misma intensidad. Sacudió la cabeza para despejar sus pensamientos. Tenía que aprender a vivir sin ella.
Cuando se acercaba a las puertas algo llamó su atención, había un bulto a un costado, parecía una persona. Sus sentidos se pusieron alertas, su piel se erizó, un escalofrío recorrió su espalda. Se acercó despacio, pensando que podía ser una trampa de los desterrados, en el tiempo que había pasado habían recibido dos ataques, que gracias a la organización de Lenn en la manada, habían frustrado.
Cuando estuvo a un par de metros reconoció la hermosa cabellera de Lenna, su pulso se disparó, corrió esos últimos metros y la alzó en brazos.
-Lenn? Amor? Abran la puerta!
En segundos las puertas estaban abiertas, Derek subió su preciado tesoro a una de las camionetas al tiempo que gritaba que enviaran un médico a su casa.
-La ca...de...na- tiritó Lenna en el asiento trasero de la camioneta.
-Shh, cariño, no hables, te pondrás bien. Lo juro.
Cuando llegó a la casa, el médico ya lo estaba esperando. Corrió con ella en brazos hasta su habitación y la dejó en la cama con cuidado. Ordenó que le alcanzaran frazadas y consiguiera alguna manta eléctrica.
-Qué le pasó, Alpha?- preguntó colocando un termómetro debajo del brazo.
-Estaba cubierta de nieve, no se cuanto tiempo estuvo allí.
-Somos fuertes, podemos resistir horas bajo temperaturas extremas. No tiene por que preocuparse.
-No es loba! Es humana! Podría morir en minutos! No estaba bien abrigada! Quien sabe cuanto tiempo más hubiera estado si yo no la veía, o la nieve terminaba de cubrirla!
-Oh! Lo... lo que debemos hacer entonces es subir su temperatura. Pero no podemos hacerlo de manera brusca. Que alguien se meta con ella en la cama, hay que sacarle la ropa, y juntar piel con piel para transmitir el calor- sacó el pequeño aparato en cuanto terminó de medir y cuando lo revisó hizo una mueca de preocupación.- hay que subirla al menos a 34 o 35° celcius, y recién ahí podrá darle un baño caliente.
Cuando el hombre terminó de hablar, Derek ya se encontraba al lado de su compañera, abrazándola. Durante horas estuvo en la misma posición, dejando dulces palabras en su oído.
Tiempo después había podido elevar la temperatura de la muchacha a 34°7, Derek bajó las escaleras en busca de alguien que preparara un baño caliente. A mitad de camino se encontró con lobos jóvenes, que aparentaban tener la misma edad que él. Se percató de que el rápido mensaje que quería dejar para volver con la chica, se convertiría en unas cuantas horas de reuniones.
Arregló algunos asuntos, y decidió pensar mejor antes de tomar una decisión sobre otros. Al final, tal y como supuso, habían pasado unas dos horas, aún faltaba hablar con los lobos encargados de la guardia de entrada, la última reunión le había llevado más de lo esperado, y también lo había preocupado más. Alphas de otras manadas se habían enterado que había rechazado a su compañera, por lo que tres de ellos ofrecían a sus hijas en unión para aliarse con la poderosa manda. En otro momento quizás lo hubiera considerado, ya que estaba convencido de que la mujer que amaba lo despreciaba, pero luego de haberla encontrado en la puerta de su territorio y en aquel estado, estaba seguro de no poder vivir su vida al lado de otra mujer.
Salió del despacho con la seguridad que lo caracterizaba, pensaba mandar a todos a casa y continuar otro día, no seguiría retrasando el momento de estar con Lenna. Tenía que saber qué la había llevado hasta allí, tal vez se había arrepentido.
Con la esperanza brillando en su pecho se dirigió a paso seguro hacia las escaleras, pero algo llamó su atención. Una mujer. Subida a un pequeño banquito, mirando el cuello de un hombre, señalando la zona donde los de su especie dejaban la marca a su compañero, el cuello no estaba marcado, y eso lo puso alerta.
-Aquí?- preguntó Lenna señalando la unión del cuello y el hombro.
No logró escuchar que fue lo que respondió el muchacho. Un rugido con mezcla de furia y lamento surgió de su garganta.
Lenna. Su Lenna, estaba a punto de marcar a un hombre lobo que no era él.
Entonces comprendió que el problema no era lo que él era. El problema era simplemente él.
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No te alejes de mi
WerewolfDerek Linner regresa a su manada luego de 10 años fuera, buscando a su compañera. Lo último que esperaba era encontrársela entre su gente, y que fuera una humana. Ahora tiene que ir despacio, enamorarla, y rogar a la Diosa Luna que ella no le tema.