Como dijo, esa tarde pasó a buscarla, aunque no había podido ir a la tienda un rato antes por estar poniéndose al día con los asuntos de la manada y los reiterados ataques que sufrían de parte de los desterrados, que eran aquellos lobos que habían cometido algún crimen y se los condenaba a vivir lejos de la manada, la que se consideraba una gran familia. Atacaban y secuestraban principalmente a las mujeres y a los niños. Sabían que eran cada vez menos gracias a los cazadores, y atacaban su punto débil, pues incluso más importante que la vida del Alpha, era la vida de las mujeres de la familia, y aún más, la de la Luna de la manada, lugar que pronto ocuparía Lenna. No estaba dispuesto a poner en riesgo la vida de su mujer, su amor. Debía solucionar rápidamente ese asunto.
Pasaron el resto de la tarde juntos y luego salieron a cenar. Ya por la noche, cuando Derek dejó a Lenna en su casa, no quería separarse de ella, y ella también se rehusaba a poner tierra entre ellos, por lo que lo invitó a pasar y tomar un café, luego vería cómo hacía para que pasara la noche con ella sin parecer desesperada. Y no lo parecía, al menos para Derek, que sentía tantas ansias como ella, y conocía las razones. Bebieron el café y se sentaron un rato en el sillón de la sala a conversar. Luego llegó un beso, y luego otro, y otro, y el último, ya no pudieron detenerse, las manos de Derek estaban sobre el cuerpo femenino, mientras que las de Lenna estaban sobre el masculino. En un momento él la cargó y la llevó a la habitación, la dejó suavemente en la cama y procedió a sacarse la ropa sin despegar su mirada de la mujer que lo esperaba anhelante en la cama. Una vez desnudo, se acercó a ella y entre besos también la desnudó y comenzó a acariciarla, recorriendo toda su cara, bajando por su cuello, sus pechos, su abdomen y perdiéndose finalmente en su feminidad. Vio como ella se retorcía con su toque y se arqueaba en busca de más. Cuando ya no pudo resistir se colocó entre sus pierna y poco a poco la penetró, la miró a los ojos mientras lo hacía y pudo percibir el momento en el que se oscurecían con pasión. La besó cuando comenzó a moverse provocando que mil sensaciones explotaran dentro de ella, jamás había sentido tal éxtasis.
Derek miró el espacio entre el hombro y el cuello de Lenna, tentado a marcarla, sólo una mordida, y ella le pertenecería para siempre, se acercó y pasó la lengua. Entonces ella le clavó las uñas en la espalda y él aceleró el ritmo, y cuando llegó al clímax, estuvo a punto de hacerlo, de morderla, pero a último momento desvió la boca y mordió su almohada.
-Estás bien?
-Sí- suspiró ella. Derek entrelazó sus dedos.
-Segura?
-Sí!... Te quedas esta noche?- él rió y beso sus nudillos.
-Lo siento, señorita, pero no le será tan sencillo deshacerse de mí ahora.
-Que tragedia!- se carcajeó, y al poco tiempo se quedó dormida.
Derek pasó mucho tiempo despierto mirándola, era perfecta, todo lo que él buscaba en una mujer, la Diosa Luna había hecho una excelente elección para él, estaba feliz y orgulloso de su compañera.
***
A la mañana siguiente, Lenna se despertó con calor, parecía que había una hoguera justo a su lado, se sacó las sábanas de encima y se estiró aún con los ojos cerrados. Los recuerdos de la noche pasada llegaron a su mente, abrió los ojos de repente, y con una enorme sonrisa se giró para ver al majestuoso ejemplar de hombre que tenía a su lado. Con un dedo comenzó a dibujar arabescos en su pecho, haciendo que él se quejara por las cosquillas, paró durante unos segundos, y cuando lo creyó nuevamente dormido, comenzó de nuevo, pero una mano fuerte la detuvo sujetándola de la muñeca. Abrió lo ojos despacio y sonrió al encontrarse con la mirada brillante de la mujer que amaba.
-Buen día.
-Para tí, que no te despiertan con cosquillas...
-Mmmm... alguien se despertó de mal humor?
-Nunca, si me despierto a tu lado.- Giró, dejando a Lenna debajo de su cuerpo, entrelazó sus manos por encima de su cabeza y la besó. Despacio la penetró y ella enroscó las piernas en su cadera, esa vez le hizo el amor despacio, disfrutando y bebiendo cada gemido y jadeo.
-Esta noche quiero llevarte a un lugar- Derek se sentó a su lado en la mesa y tomó su mano para besarla.
-A qué lugar?
-Es una sorpresa, pero debes ir bien abrigada, si? lleva un buen abrigo al trabajo, apenas cierres nos vamos...
-De acuerdo... no me dirás nada?
-No, señorita, es usted muy curiosa!- besó su nariz.
Esa mañana, a Lenna le costó dejarlo ir. No entendía cómo aún habiendo pasado la noche con él, seguía sintiendo que jamás lo vería si dejaba que se fuera. Él aseguraba que volvería, pero cómo podía estar segura de eso? Y por qué lo sentía así?
La campanilla de la puerta sonó y Melisa entró con una sonrisa.
-Cómo te fue anoche?
-Bien- se sonrojó.
-Mmmmm... yo creo que más que bien!
-Okay, si, más que bien... pero...
-No hay peros, cariño. Es normal que te acuestes con un hombre que te atrae.
-No sólo me atrae, Meli... y ese es el problema... lo conocí hace dos días. Me acorraló contra la pared luego de salvarme de Tom! Debería tenerle miedo, pero sólo logro pensar en él, en sus manos, su boca, sus ojos.... no sé qué hacer.
-Tranquila... llegará el momento en que entiendas todo y vas a reirte por haberte preocupado tanto.
-Hoy me llevará a un lugar... no se cual...
-Relájate y pásala bien. Sabes que no dejaría que se acerque a tí si no confiara en él... Tampoco Tony, por más hermano que sea.
-Lo sé...
Derek pasó cerca del mediodía a saludarla, y luego volvió a la tarde, cuando ella cerró la tienda. Llevaba una campera de gabardina con simil piel de cordero dentro, era lo más abrigado que tenía. Caminaron tomados de la mano un largo rato, adentrándose en el bosque, iban en silencio, escuchando a la naturaleza, hasta que llegaron a un claro, donde había un lago.
-Sentémonos un rato...
-Este lugar es hermoso, Derek.
-Es mi lugar favorito del bosque. Me encantaba venir aquí cuando era chico con Tony.
-Gracias por compartirlo conmigo- él acarició su mejilla y sonrió.
-Es muy pronto para decirte que quiero vivir cada día de lo que me resta de vida contigo?- los ojos de Lenna se llenaron de lágrimas.
-Debería serlo... no sé que me sucede contigo, Derek. No es normal que me digas esto cuando sólo nos conocemos hace tres días. Y menos lo es que yo sienta que hace una eternidad que estoy esperando que lo digas. No puedo sentir algo tan intenso si apenas te conozco...
-Si puedes, amor. Yo también lo siento, y no está mal...
-Te quedarás conmigo esta noche?
-Esta y todas las que siguen. No volveré a dormir en una cama en la no estés tú.- la besó con urgencia.- Quiero hacerte el amor.
-Hace mucho frío aquí, Derek.
-Yo te caliento... y si aún así tienes frío, paramos y volvemos a casa, si?
-Sí.
No volvieron hasta muy entrada la madrugada, Lenna no entendía cómo él podía mantener el calor de su cuerpo con las bajas temperaturas, pero ahí estaban, ella tirada sobre su campera, y él sobre ella, abrigándola.
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No te alejes de mi
WeerwolfDerek Linner regresa a su manada luego de 10 años fuera, buscando a su compañera. Lo último que esperaba era encontrársela entre su gente, y que fuera una humana. Ahora tiene que ir despacio, enamorarla, y rogar a la Diosa Luna que ella no le tema.