Lenna se llevó una mano a la garganta, no entendía cómo ese sonido podía salir de ese hombre, ella no creía que fuera algo compatible con la anatomía humana, al menos no un gruñido tan largo y constante. Un escalofrío recorrió su espalda, recordando donde había escuchado a alguien gruñir. Lo repasó con la mirada, tenía una camisa celeste con las mangas enrolladas hasta el antebrazo, un pantalón vaquero y zapatos negros, debía estar muriendo de frío, porque ella estaba abrigada hasta los pelos y aún podía sentir el aire frío de principio de invierno colarse entre sus ropas.
Se sintió aliviada cuando Tom terminó de separar su cuerpo del de ella, pero entonces él salió corriendo, y cuando iba a agradecerle al desconocido, éste comenzó a avanzar despacio hasta acorralarla. Ahora estaba nuevamente acorralada, por un hombre que le provocaba sensaciones totalmente desconocidas para ella, y que era aún más fuerte que el enclenque de Tom. Él acercó la cara a su cuello e inhaló profundo, vio de reojo que cerraba los ojos con placer, y por alguna extraña razón, se excitó. Él se separó para mirarla a los ojos, y una lenta y sensual sonrisa de dientes blancos se formó en su boca, una boca muy sensual, por cierto. Se imaginó esos labios recorriendo todo su cuerpo, él agrandó su sonrisa, como si supiera lo que ella pensaba, y la apretó con las caderas, haciendo notar que él estaba tan excitado como ella. Una avalancha de recuerdo llegó a su cabeza, haciendo que de repente sintiera miedo, miedo a que la historia volviera a repetirse, de repente comenzó a temblar, y el desconocido la miró extrañado por su cambio de actitud.
-Aléjate de ella!- Lenna desvió la mirada para encontrarse con Tony apuntando con su arma al desconocido, éste en lugar de soltarla, solo gruñió más alto.
La joven miró con temor a su amigo, parecía tener un imán de hombres desquiciados. Suplicó con la mirada su ayuda, y Tony intentó una nueva táctica.
-Bajaré mi arma. Escucha... sólo lograrás asustarla, y no es lo que quieres, verdad?- el hombre lo miró con la mirada oscurecida.- Deja que revise que no está herida. La asustas.
La mirada atormentada del hombre la hizo sentir culpable, y estuvo tentada a abrazarlo y consolarlo, pero lentamente él se alejó y Tony se puso en medio de ambos. Un fuerte gruñido detuvo las manos de Tony, que estuvieron por posarse en sus hombros, las dejó caer a un costado y la miró preocupado.
-Carajo, hombre! deja de ser idiota! no voy a hacerle daño! Estás bien, Lenn?
-Si.. él... él hizo que Tom se alejara de mí- Su amigo la miró con una sonrisa cuando se percató que defendía al extraño detrás de ellos.
-Que bien! Él nunca te haría daño, estás en buenas manos, lo juro.
Ella sólo asintió.
-Qué? No va a llevarse a este loco? Podría habernos matado!- gritó Tom enfurecido.
-No. Podría haberla matado a ella, porque tú, como el cobarde que eres, saliste corriendo. Y acabas de ver que ella lo defendió, porque tú la estabas acosando. Así que, dame el gusto, una sola palabra más y pasas un par de noches tras las rejas.
Lenna miró nuevamente al desconocido, que ahora la miraba con una tímida sonrisa. Pudo ver de reojo que Tom se iba murmurando cosas sin sentido, y que luego de darle una palmada en la espalda al hombre, Tony también se retiraba.
-Yo... creo que... mejor me voy... a casa.- comenzó a caminar y el extraño la siguió, pretendiendo acompañarla, ella se asustó y él se detuvo.- Prefiero hacerlo sola... no te ofendas, por favor. Cómo te llamas? Puedes hablar?- terminó diciendo, recordó que desde que lo había visto esa tarde, él no había dicho una sola palabra.
-Lo siento...- su voz hizo que todo el cuerpo de la muchacha vibrara. Era una voz muy varonil, sensual y fuerte.
Ella cerró los ojos un momento, hasta que la sensación pasó, y cuando los volvió a abrir salió corriendo. Se giró un momento, para ver si la seguía, pero él se había quedado parado, mirándola. Entonces levantó la mano y la saludo con una sonrisa en el rostro.
***
Una vecina la pasó a buscar para ir a la fiesta, que se desarrollaba en una enorme casa en medio del bosque, en lo que parecía ser un barrio privado, recordó que Tony y Meli vivían en uno. A pesar de conocerla de tanto tiempo, ella sólo había estado en su casa aquella vez que llegó. Cuando Lenna entró, por su cabeza pasaron miles de diseños con los que podría decorarla, aquella era la casa con la que ella había soñado toda su vida. En los 6 años que llevaba viviendo en el pueblo, jamás habían hecho una fiesta para todo el pueblo, por lo que nunca había tenido la oportunidad de conocer la casa, ni siquiera por fuera, ya que todo el territorio, que incluía la gran casa y docenas de casas más pequeñas, además de hectáreas y hectáreas sin edificar, estaba rodeado de un muro de por lo menos 3 metros de altura.
Buscó entre la gente a su amiga, y la encontró charlando con unas personas, se dirigía hacia allí, pero un cuerpo enorme y duro se interpuso en su camino, levantó la vista molesta, pero se quedó muda al ver unos ojos negros que la miraban con algo de diversión.
El desconocido de la tienda estaba en la fiesta, frente a ella. Y ella sólo pensaba en lo apuesto que se veía con esa camisa blanca, con las mangas enrolladas y ese pantalón negro. Estudió su rostro, esos penetrantes ojos, su nariz perfilada, el mentón cuadrado, y por último se detuvo en sus finos labios. Él sonrió cuando ella terminó el recorrido, y ella inconscientemente lo imitó, pensando en lo hermoso de su sonrisa.
-Hola de nuevo- dijo con su aterciopelada voz masculina.
-Ho-hola...
-Cómo estás?
-Bi-bien... y tú?
-Excelente, ahora que te veo- ella se sonrojó.- Soy Derek.- extendió su mano.
-Lenna- ella la tomó, pero él, en lugar de estrecharla, la llevó a sus labios y la besó suavemente.
-Lo sé...
Iba a preguntar cómo lo sabía, pero una Melisa muy feliz la dejó con la palabra en la boca.
-Hola, cariño! Que bueno que viniste!- abrazó a su amiga, y se giró a ver a su cuñado.- Ya conociste al hermano de Tony? Verdad que son iguales?
Lenna no se había percatado de aquello, cuando vio al hombre por primera vez pensó que nunca había visto a alguien tan apuesto, pero su amiga tenía razón, eran dos gotas de agua, entonces porque no se había dado cuenta? qué tenía este hombre de diferente a su amigo?
-Lo... lo son- susurró.
-Te dejo en buenas manos, debo ir a saludar más gente.- Por qué ella también le decía eso? Es que nadie se daba cuenta que el hombre gruñía?
-Sucede algo?- preguntó Derek al verla con el ceño fruncido, ella lo miró y negó con la cabeza.- Quieres beber algo?
-Por favor- dijo ella sintiendo de pronto la boca seca.
Luego de unos minutos, Derek volvió con dos copas de vino, sin que ella se percatara, la llevó afuera de la casa.
-Aquí estaremos más tranquilos...- la vio mirar con temor la casa, notando que se encontraban solos y alejados de todo.
-Hay que entrar...
-No quiero entrar. Quiero quedarme aquí, contigo.
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No te alejes de mi
WerewolfDerek Linner regresa a su manada luego de 10 años fuera, buscando a su compañera. Lo último que esperaba era encontrársela entre su gente, y que fuera una humana. Ahora tiene que ir despacio, enamorarla, y rogar a la Diosa Luna que ella no le tema.